Jorge Glusberg
Cr¨ªtico de arquitectura, califica de "horror y sabotaje" la Expo de Sevilla
Jorge Glusberg, argentino de 55 a?os, destac¨® la semana pasada en Sevilla por sus duras cr¨ªticas a los proyectos arquitect¨®nicos de la Expo 92, durante el Congreso Internacional de Cr¨ªticos de Arquitectura (CICA). Desde los 18 a?os se dedica a la cr¨ªtica y asegura que, en efecto, le gusta "trabajar por amor al arte". Su formaci¨®n es la de un ingeniero y no la de un arquitecto. Su profesi¨®n de cr¨ªtico la ejerce con sentido del humor: "No soy arquitecto porque pens¨¦ que para estudiar eso hab¨ªa que saber dibujar".
Las cr¨ªticas de Glusberg y sus compa?eros del CICA sobre la Expo 92 -cuyos proyectos llegaron a calificar de "sabotaje a Sevilla"- fueron tan duras que el propio presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, las contest¨® diciendo "que se vayan a pintar la mona a otra parte". Dir¨ªase que Glusberg, socarr¨®n, nunca pierde su buen humor. Sus cr¨ªticas siempre se efect¨²an con una media sonrisa, lo mismo que cuando dice que "criticar no es hablar bien o mal de una cosa, criticar es sin¨®nimo de investigar".Siempre guarda una broma en la rec¨¢mara, como cuando afirm¨®: "Muchos escribimos mejor de lo que otros dibujan", para descalificar a los ingenieros de Caminos. Parece haberla tomado con este gremio, que constantemente saca a colaci¨®n en sus charlas: "En Argentina se empieza a tomar conciencia de que la arquitectura es un arte, pero en Espa?a es peor, aqu¨ª se les da voz y voto a los ingenieros de Caminos, que como mucho deber¨ªan encargarse de las carreteras que dise?en los arquitectos".
Glusberg lleg¨® a la arquitectura. por motivos pol¨ªticos. Con los militares en el Gobierno de su pa¨ªs comenz¨® a dirigir el Centro de Arte y Comunicaci¨®n de Buenos Aires (CAYC). "La represi¨®n militar", explica, "se ocupaba del arte por considerar peligroso mostrar las obras de los artistas argentinos que, naturalmente, no eran partidarios del r¨¦gimen. Sin embargo, no se met¨ªan con la arquitectura por creer que no era algo ideol¨®gico". Gracias a sus estudios de ingeniero y a su formaci¨®n como cr¨ªtico, pudo mostrar en las galer¨ªas del CAYC que la arquitectura es un hecho art¨ªstico, "cosa que la gente olvida", asegura.
Profesor asociado de Arte en la universidad de Nueva York, su vida se reparte entre esta ciudad y la capital argentina. Dirige la revista de la Uni¨®n Internacional de Arquitectos, que se edita en 90 pa¨ªses y es recibida por un mill¨®n de arquitectos. De todos ellos, estima Glusberg, s¨®lo uno de cada 100 es un gran profesional. Aunque no creo en Dios, alguien por ah¨ª arriba concede el genio que muy pocos tienen".
Es autor de 20 libros sobre Arte y Arquitectura, traducidos a varios idiomas, lo que constituye el principal de sus orgullos despu¨¦s de sus tres hijos. "Uno de ellos es soci¨®logo en Estados Unidos, otro es arquitecto, aunque", bromea, "no ha de temer mis cr¨ªticas porque, se dedica al dise?o industrial, y el otro tiene 12 a?os y se dedica a volar peque?os aviones".
S¨®lo fuma en pipa, acarrea sus cosas en una peque?a bolsa de cuero que cuelga de su hombro y gusta de contrastar los trajes oscuros con su melena blanca, que recoge en una coleta de tama?o similar a la de los toreros. En Sevilla s¨®lo ha dado la vuelta al ruedo de la Cartuja, donde se construir¨¢ la Expo, para ganarse bronca y pitos de los pol¨ªticos.
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