Confesiones de un lud¨®pata
Todos los que han padecido o padecen la ludopat¨ªa insisten en se?alar como una de las cuestiones claves para su rehabilitaci¨®n el que la sociedad les reconozca como enfermos. "Eso es lo m¨¢s importante", dice Luciano G¨®mez Delgado, que estuvo nueve a?os enganchado en el vicio del juego.Cuenta Luciano G¨®mez, de 53 a?os de edad, que el primer rev¨¦s que le dio la vida le condujo al juego. De joven fue un gran deportista, pero ya en la madurez este lud¨®pata se gastaba el dinero de su empresa en las m¨¢quinas tragaperras. La vida le sonri¨®, sin embargo, y ¨¦l mismo reconoce que "mis jefes me ayudaron, y no perd¨ª el trabajo hasta que yo consegu¨ª que me echaran por las buenas". M¨¢s tarde vinieron las reclamaciones por las deudas contra¨ªdas, pero arrastrado por el mismo vicio y el error, fue a intentar ganar dinero en el bingo. El resultado ser¨ªa hundirse m¨¢s y m¨¢s en la peligrosa adicci¨®n.
En otra ocasi¨®n, contin¨²a Luciano G¨®mez, "tuve la mala suerte de cobrar una serie de facturas en met¨¢lico y me las gast¨¦ en el juego". Esta vez, Luciano intentaba la recuperaci¨®n, pero cuando se encontraba en su casa "baj¨¦ a aparcar el coche y tard¨¦ una semana en volver". Entre m¨¢quinas y cartones de bingo gast¨® 450.000 pesetas en poco tiempo, mientras malviv¨ªa y lloraba yendo con el coche de un lado a otro.
El caso de Luciano G¨®mez es uno m¨¢s entre los muchos que se presentan en la asociaci¨®n Acojer. La ludopat¨ªa es, seg¨²n los expertos, s¨®lo una forma m¨¢s de la dependencia, que puede optar por otras muchas formas: alcohol, drogas, etc¨¦tera. Aunque quiz¨¢s el paralelismo mayor se establezca con la adicci¨®n al alcohol. En ambos casos se trata de h¨¢bitos sociales hasta un cierto l¨ªmite bien vistos, y que s¨®lo constituyen una causa de marginaci¨®n social cuando rebasan esos l¨ªmites.
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