Historia de Boro
Se ha ido un amigo. Se ha muerto Boro. Qu¨¦ pena que hombres como ¨¦ste nos dejen tan pronto y de la forma en que ha ocurrido. Ma?ana incineran su cuerpo, tal y como ¨¦l pidi¨® que hiciera su familia.Boro fue un ejemplo de hombr¨ªa de bien, de calidad humana y de altos valores humanos y sociales. Cuando ten¨ªamos cuatro a?os nos conocimos en la Alianza Francesa, colegio en el que hicimos los estudios primarios. Con nuestro uniforme negro con rayas y botones rojos estuvimos hasta los 10 a?os. En 1931 pasamos a la instituci¨®n libre de ense?anza Instituto-Escuela, centro reci¨¦n nacido en Valencia, donde recibimos una educaci¨®n formidable. Boro comenz¨® a sufrir de la vista. Una miop¨ªa galopante le oblig¨® a utilizar gafas de gruesos cristales que, al contrario que a muchos, a ¨¦l le aument¨® su aspecto de hombre serio y su personalidad. Perfecto compa?ero de todos, gozaba de una aceptaci¨®n un¨¢nime, no s¨®lo entre los compa?eros, sino tambi¨¦n entre los catedr¨¢ticos.
La guerra civil hizo que despertaran en ¨¦l sus sentimientos de justicia y de paz, y a los 16 a?os, falsificando su partida de nacimiento, se enrol¨® como voluntario en el Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica. Ten¨ªa entonces 16 a?os. Hizo toda la campa?a y acab¨® en la c¨¢rcel. Hambre, privaciones y sufrimientos no mermaron ni su fe ni su hombr¨ªa de bien. Al contrario, creci¨® en ¨¦l su esp¨ªritu de justicia. Form¨® parte activa de la organizaci¨®n antifascista clandestina. Le persiguieron, le acosaron, y, siempre en silencio, con un estoicismo ejemplar, cape¨® el temporal. Le anularon los estudios y le declararon persona no grata en los centros de ense?anza. Tuvo que trabajar y lo hizo sin rechistar, sin un lamento. Conoci¨® a su mujer, maravillosa esposa y madre. Tuvieron un hijo, digno descendiente de su raza. Ten¨ªa un nieto que espero y deseo siga la senda de sus mayores.
Sus ¨²ltimos a?os, ya ciego completo, se dedic¨® a la venta de cupones de la ONCE. Ni aun en esos momentos se le escuch¨® ni un lamento, ni una queja, fue siempre el mismo; ayud¨® como pudo a educar a su hijo y a hacer feliz a su esposa Enriqueta.
Los que quedamos, desgraciadamente ya pocos, queremos hacer justicia pregonando sus valores, su calidad y su entereza hasta el final.
Salvador Vila Ferrer, sirva tu recuerdo de ejemplo a las generaciones actuales, y los que convivimos contigo te recordaremos siempre admirando tu val¨ªa y hombr¨ªa de bien. A tu mujer, hoy tu viuda, y a tu hijo les deseamos todo lo mejor- Dar¨ªo Marcos
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.