Par¨ªs recuerda con nostalgia los a?os cincuenta
El Centro Pompidou organiza una vasta exposici¨®n sobre la est¨¦tica de una d¨¦cada dorada
El Centro Pompidou se viste hoy de a?os cincuenta, y con ¨¦l numerosas publicaciones, que han decidido apuntarse al viaje retrospectivo que cruzar¨¢ Par¨ªs durante todo el verano, con cuatro exposiciones, muestras cinematogr¨¢ficas, debates y conciertos, es decir, todos los ingredientes para evocar los a?os m¨¢s dulces y m¨¢s libres de la segunda mitad de este siglo para los ciudadanos de este pa¨ªs" seg¨²n el cronista de la ¨¦poca y enfant terrible de la d¨¦cada, Bernard Franck. El festival a?os cincuenta est¨¢ destinado a nutrir mitoman¨ªas y a consagrar los fifties, pero como efecto inmediato constituir¨¢ una nueva, leg¨ªtima y discutible apropiaci¨®n francesa de la posguerra europea y de la ¨²ltima gran explosi¨®n de las vanguardias.
El centro del festival cincuenta?ero es una antol¨®gica de artes pl¨¢sticas que lleva t¨ªtulo de pesti?o acad¨¦mico: Los a?os cincuenta, algunos problemas del arte contempor¨¢neo. Por fortuna para el visitante, no son problemas los que cuelgan de las paredes del Pompidou, sino una muestra de pintura y de escultura concebida seg¨²n un orden y una presentaci¨®n de autor. No hay cronolog¨ªa ni agrupamiento por tendencias o escuelas, sino la construcci¨®n de un discurso muy personal sobre el arte de los a?os cincuenta por parte del comisario Daniel Abadie, que demuestra su buen gusto en la elecci¨®n de las piezas, su excelente conocimiento de los recovecos de los museos y del coleccionismo mundial y una inevitable y disculpable militancia francesa.La antol¨®gica pasea por el arte de los cincuenta, con un arranque en el negro y blanco de La cocina, de Picasso, y de dos Matisse, hasta las monocrom¨ªas que cierran la muestra, pasando por las diferentes formas de abstracci¨®n, la figuraci¨®n o el arte comprometido. Entre las numerosas piezas que merecen parada y fonda en el viaje antol¨®gico destacan tres T¨¢pies, Porta met¨¤lica i viol¨ª, Peinture bleu y Rouge, y una Crucifixi¨®n de Antonio Saura.
Cemento y 'rock'
Nada que ver la gozada que proporcionan las artes pl¨¢sticas con la otra gran exposici¨®n, Los a?os cincuenta, entre el cemento y el 'rock, dedicada al dise?o.Su escen¨®grafo, Jean Nouvel, situado en la primer¨ªsima l¨ªnea de la arquitectura francesa, tuvo el acierto de asegurar, cuando se le hizo el encargo, que no hay todav¨ªa distancia suficiente para emitir un juicio sobre los a?os cincuenta. El resultado no es tan brillante como acertada la reflexi¨®n. La muestra equivale a un paseo por un mercado de las pulgas, o rastro, habitado por objetos y restos cincuenta?eros.Los organizadores han inventado una novela a este prop¨®sito. Hubo hace 30 a?os una exposici¨®n de artes decorativas y del hogar que por causas desconocidas no fue totalmente desmontada. Ahora un grupo de j¨®venes rockeros ha ocupado el local y se ha instalado entre los objetos todav¨ªa amontonados, agrupados y arrinconados bajo los viejos r¨®tulos y las marquesinas carrozas. Esto es lo que hay que contemplar. Entre el kitsch norteamericano y los esbozos de un dise?o directamente emparentado con el posmodernismo, entre la todav¨ªa artesan¨ªa y el esbozo de dise?o industrial masivo, entre cafeteras, batidoras, monta?as de fotos, revistas y planos arquitect¨®nicos, ¨¦l espectador debe intentar orientarse, ver y elegir.
De las otras dos exposiciones, una merece tambi¨¦n una etapa, y est¨¢ dedicada a la librer¨ªa y galer¨ªa de arte La Hune, que todav¨ªa es uno de los atractivos de la antigua esquina m¨¢gica de Saint-Germain-des-Pr¨¨s (la brasserie Lipp, los caf¨¦s Flore y Au Deux Magots y la galer¨ªa La Hune, abierta hasta las doce de la noche). La Hune fue una de las cocinas art¨ªsticas m¨¢s notables de la ¨¦poca, en la que se codearon Michel Leiris, Jean Dubuffet, Francis Ponge, Max Errist, Benjam¨ªn P¨¦ret, Henri Michaux o Andr¨¦ Masson. La otra, H¨¦roes de papel, recoge Una muestra, sin grandes destellos geniales, de los tebeos franceses de la d¨¦cada.
Desde hoy hasta: el 17 de octubre, en que terminar¨¢n las exposiciones, todos los departamentos del Centro Pompidou realizar¨¢n su aportaci¨®n al revival de los a?os cincuenta.
La biblioteca presentar¨¢ una serie de grabaciones de programas de radio y de televisi¨®n y una antol¨®gica de filmes de actualidad, conferencias sobre las tendencias literarias de la ¨¦poca y lecturas de textos literarios destacados. Otras manifestaciones cubrir¨¢n los distintos campos art¨ªsticos de estos a?os, convertidos tambi¨¦n en prodigiosos por obra y gracia del homenaje franc¨¦s: una serie de conciertos, en los que ocupa un lugar- destacado la m¨²sica electroac¨²stica; una antol¨®gica del cine franc¨¦s de los cincuenta, y otra sobre el filme documental, entre muchas otras cosas.
Todo este festival organizado por la cafetera maravillosa que es el centro Pompidou tendr¨¢ su correlato ensay¨ªstico y editorial en forma de libros, n¨²meros monogr¨¢ficos de revistas y cat¨¢logos destinados a celebrar aquellos a?os en que quienes est¨¢n hoy en el candelero acaban de salir del huevo o andaban todav¨ªa gatas, descubran a Brigitte Bardot, polemizaban sobre la pelea legendaria entre Jean-Paul Sartre y Albert Camus, o escuchaban a Brassens y Jacques Brel. Lo que empez¨® a suceder en la d¨¦cada sucesiva se fragu¨® en los 50. Los franceses, amantes de arqueolog¨ªa, han querido hallar las races de la explosi¨®n de 1968, objeto ahora de efem¨¦rides y mitificaciones, en los a?os que llevaron a Europa de las ruinas de la guerra hasta el consumo desenfrenado, la televisi¨®n y la revuelta juvenil. Todo lo viejo y todo lo nuevo puede encontrarse en los 50 y en las exposiciones celebratorias y ¨¦sta es quiz¨¢s una de las claves de su encanto y tambi¨¦n de su ambig¨¹edad.
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