A hombros por la puerta grande
"Torera, torera, torera...". El p¨²blico, mayoritariamente festivalero, que acudi¨® el mi¨¦rcoles a Las Ventas se entreg¨® totalmen te a Whitney Houston. Si en vez de desaparecer por sorpresa tras un ¨²nico bis hubiera saltado a la arena, habr¨ªa salido por la puerta grande, ya que hab¨ªa cortado las dos orejas, el rabo y las patas. El p¨²blico le hab¨ªa dado todo. Pero ?qu¨¦ le hab¨ªa dado Whitney al p¨²blico? Pues no tanto. Whitney hizo una faena de ali?o y sin arriesgar, pues m¨¢s a menudo de lo que ser¨ªa deseable meti¨® pico, y eso, en alguien con las facultades suyas, es criticable.Ante todo, Whitney es posiblemente la mejor cantante pop del mundo. Canta todo lo que quiere, llega hasta donde llega en sus grabaciones -algo de lo que muy pocos cantantes pueden presumir- y modula su voz con tal perfecci¨®n que la hace ser tan id¨®nea en baladas como en te mas discotequeros. Adem¨¢s, las canciones que interpreta son de un mestizaje tan calculado que llegan por igual a todos los p¨²blicos. En Estados Unidos lo llaman AOR (rock orientado a los adultos) y su efectividad es patente.
Whitney Houston
Whitney Houston, voz; Ricky Minor, bajo; Steve Kelly, guitarra; Willard Meeks, teclados; Jay Davidson, saxo; Gregory Grainger, bater¨ªa; Kevin Jones, percusi¨®n; Felicia Moss, Voneva Simms y Billy Baker, coros, Frantz Hall, Raymond del Barrio y Lessa Humphrey, bailarines. Madrid, plaza de toros de Las Ventas, mi¨¦rcoles 29 de junio. Duraci¨®n, 102 minutos. Quince mil espectadores (quedaron 4.000 entradas en taquilla).
Componente visual
Pero una actuaci¨®n en directo no es s¨®lo sonido; tambi¨¦n cuenta, y mucho, el componente visual, aunque el p¨²blico pareci¨® ignorarlo o conformarse con admirar la belleza de Whitney. Aqu¨ª fue donde meti¨® pico, y adem¨¢s sin cargar la suerte.Y es que, a pesar de llevar tres bailarines, Whitney baila muy poco -s¨®lo marca las poses-, y las luces y la coreograria son francamente pobres. Pero s¨®lo con verla-admirarla -generalmente quieta, al estilo Julio Iglesias- y o¨ªrla el p¨²blico tuvo de sobra.
Es innegable que tiene un enorme magnetismo personal, suficiente para lograr que la discreta parafernalia de la que se hace acompa?ar pase a segundo plano. Pero, globalmente, su show es muy inferior al de Michael Jackson o al de Pink Floyd; algo que resulta inexplicable, por cuanto Whitney es una de las mayores estrellas de la m¨²sica pop.
Cerrando los ojos, lo o¨ªdo es impresionante. La voz de Whitney Houston seduce desde que -en el back stage- comienza a desgranar Did we almost have it all. Vestida con ropa vaquera con sus iniciales, guantes negros y zapatos de tac¨®n alto, su silueta aparec¨ªa inmejorable. As¨ª fue interpretando pr¨¢cticamente todo su repertorio -apenas ha grabado dos discos- y alternando m¨²sica de baile -para el p¨²blico- y baladas. Love will save the day, So emotional, Saving all my love -la cant¨® sentada sobre el piano- o How will I know fueron aplaudidas con pasi¨®n por el p¨²blico.
El bis fue lo mejor: Whitney hizo una concesi¨®n y bail¨® un poco, y el truco de la paradinha funcion¨® perfectamente: hasta cinco veces amagaron el final del tema, mientras los asistentes echaban el resto.
Pero, de repente, se acab¨®. Whitney desapareci¨® detr¨¢s del escenario, las luces de la plaza se encendieron y los pitos de protesta no sirvieron para nada.Whitney no quiso salir por la puerta grande.
Anteriormente, en la habitualmente ingrata labor de telonero -aunque esta vez no lo fue-, actu¨®, poco menos que por sorpresa -pues hasta ¨²ltima hora no se confirm¨® su presencia-, Ladysmith Black Manbazo, el grupo vocal surafricano que alcanz¨® una gran popularidad a ra¨ªz de su colaboraci¨®n con Paul Simon en su ¨²ltimo disco, Graceland.
Durante media hora escasa fueron mostrando sus habilidades vocales entre la complacencia de un p¨²blico generoso a lo largo de toda la noche.
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