Li Delun
Ser o no ser m¨²sico en China
Muchas cosas est¨¢n cambiando en China. No obstante, el m¨²sico y director Li Delun no cesa de cuestionarse c¨®mo y hasta qu¨¦ punto su "enorme, demasiado enorme" pa¨ªs puede educarse en materia musical. M¨²sica seria, se entiende, puesto que la otra, la popular y tradicional, est¨¢ ya a la altura que le propicia el haber sido utilizada como arma de propaganda y de est¨ªmulo al trabajo de parte de los poderes oficiales durante tanto tiempo. Quienes s¨ª se interesan por la m¨²sica son los profesionales, que en su mayor¨ªa viven su vocaci¨®n de manera entusiasta, aunque deban buscarse el modo de ganarse la vida de otra manera no tan acorde a sus predilecciones.
?l mismo, antes de ser nombrado director titular de la Sociedad Nacional Filarm¨®nica, con cuya orquesta de c¨¢mara realiza una gira por Espa?a, ha pasado por diversas etapas en las que tuvo que ocuparse tanto de musicar acompa?amientos para obras de teatro chino como atreverse a resaltar escenas de los dramas de Shakespeare o Moli¨¨re: "Trabajando en el drama musical", afirma en el doble sentido. De hecho, lleg¨® a la m¨²sica de la mano del espect¨¢culo. Muy joven alcanz¨® a ver los filmes mudos alemanes y rusos y le sedujo la manera en que unos instrumentistas eran los encargados de darles voz a los personajes de la ficci¨®n.Su padre no se tom¨® nunca en serio su decisi¨®n de convertirse en m¨²sico profesional. Digiri¨® peor que escogiera el piano y el viol¨ªn (m¨¢s tarde ser¨ªa el violonchelo) cuando en China exist¨ªa una lista interminable de instrumentos genuinos y de m¨¢s c¨®modo y f¨¢cil alcance. "Y eso que", explica Li Delun, "en China hay muchas f¨¢bricas en donde se construyen miles y miles de instrumentos de cuerda e incluso pianos de gran calidad, pero destinados a la exportaci¨®n".
La m¨²sica cl¨¢sica, occidental o seria, seg¨²n apelaciones que Li Delun utiliza como si se tratara de sin¨®nimos, empez¨® a sonar en China gracias a las colonias de italianos, alemanes y franceses establecidos en Shanghai. Muy pocos ind¨ªgenas eran invitados a lo que era un acto y una convenci¨®n social en ultramar. Los poco m¨¢s de media docena que tuvieron el privilegio de ser seleccionados -entre ellos, Li Delun- han sido luego los que han invadido los escasos puestos de dominio en los tambi¨¦n escasos conservatorios dispersos en ese resueltamente demasiado enorme pa¨ªs.
La irrupci¨®n del mao¨ªsmo en 1949 signific¨® tambi¨¦n la oportunidad para que esos privilegiados pudieran -"un tanto an¨®nimamente", precisa Delun- autootorgarse la categor¨ªa de enfant terrible. Beethoven o Mozart segu¨ªan prohibidos ("m¨¢s que prohibici¨®n, es que no hab¨ªa nadie capaz de interpretar sus obras", asegura Delun), pero se consegu¨ªa que una orquesta sinf¨®nica no se denominara "grupo popular sinf¨®nico", ah¨ª es nada.
Hoy hay nueve conservatorios superiores en China. Y la promesa del Ministerio de Cultura de levantar otros 21 en provincias en un plazo m¨¢ximo de cinco a?os. Los esfuerzos se concentran tambi¨¦n en la ense?anza escolar. Es aqu¨ª en donde mejor se puede generalizar el gusto de la m¨²sica y descubrir los posibles talentos. La televisi¨®n, por su parte, procura deshacer lo andado. Nada de m¨²sica seria. En eso China es como casi todo el mundo.
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