Extranjeros
Me refiero al art¨ªculo del d¨ªa 29-6-1988 en EL PA?S, cuyo t¨ªtulo refleja el gran orgullo de Ana Tutor: "Fuerte incremento de las expulsiones de extranjeros en los ¨²ltimos meses en Madrid". Muy contenta se habr¨¢ sentido Ana Tutor cuando expuso en la Junta Local de Seguridad estos resultados de su intransigente pol¨ªtica, sobradamente conocida.As¨ª que los extranjeros somos un problema de seguridad... M¨¢s a¨²n dir¨ªa, yo: la vinculaci¨®n de la expulsi¨®n de extranjeros con la disminuci¨®n de atracos, hecha por este peri¨®dico en el antet¨ªtulo y t¨ªtulo, hace suponer que somos todos delincuentes.
S¨ª, somos delincuentes por estar o trabajar ilegalmente en Espa?a, pero no porque nos divierta. Una mara?a de leyes (ley de extranjer¨ªa), ordenanzas r¨ªgidas y humillantes y una burocracia aplastante y lenta (un m¨ªnimo de seis meses de espera para obtener los permisos de residencia y trabajo, incluso para ciudadanos de la CE, mientras la expulsi¨®n se tramita en un plazo de 40 d¨ªas) nos obstaculizan el camino hacia una vida sin miedo de ser expulsados bajo cualquier pretexto.
Cu¨¢nta hipocres¨ªa, adem¨¢s, existe en la costumbre de dividir a los extranjeros en categor¨ªas: los turistas y el capital extranjero, bienvenidos; los trabajadores procedentes de pa¨ªses europeos que aportan todos sus conocimientos al crecimiento econ¨®mico de Espa?a o a la cualificaci¨®n de los espa?oles (ense?anza de idiomas, etc¨¦tera), m¨¢s o menos tolerados, aunque sean ilegales; los sudacas, moros, etc¨¦tera, que en su pa¨ªs de origen pasan hambre, sufren persecuci¨®n pol¨ªtica o corren permanentemente el riesgo de morir por situaciones de guerra, internados en el famoso centro de extranjeros.
Si Ana Tutor logra implantar en Madrid el Estado policial con el que parece so?ar, significar¨ªa el sepultamiento en este pa¨ªs de los derechos humanos.- Susanne Bergmann.
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