En la frontera
Hace a?os que Ni?a Simone ocupa en la escena musical un territorio de m¨²ltiple adscripci¨®n. El jazz, el blues, el godspell, los acercamientos al pop, definen su propia frontera, y como tantas veces, lo que es tierra de todos tambi¨¦n puede ser tierra de nadie. Empez¨® brillantemente en el jazz, a lo largo de los sesenta busc¨® la inclusi¨®n de sus discos en los apartados de m¨²sica ligera y hoy, a los 55 a?os, obtiene su popularidad m¨¢s alta con un viejo ¨¦xito, My baby just cares for me. Es la del v¨ªdeo, esa voz de inquebrantable gravedad, Nina Sinione. El ¨¦xito viene tras la deserci¨®n de una esperanza y cuando la voz cuartea. Quiz¨¢ ya no sea la que todo pudo hacerlo."La nueva Sarah Vaughan" fue una de las etiquetas encontradas para saludar la aparici¨®n de Nina Simone en la escena jazz¨ªstica a finales de los cincuenta. Todo en ella -su biograf¨ªa, su voz, su piano- anunciaba al siguiente gran cantante de jazz. Nacida Etinyce Waymon, en Tryon, Carolina del Norte, en 1933, cuatro a?os m¨¢s tarde estaba ya sentada frente a un piano en el coro de la iglesia. Entr¨® en el mundo del jazz como pianista con un buen bagaje: el rigor de su aprendizaje de piano cl¨¢sico y el crecimiento en la tradici¨®n de la m¨²sica negra de igles¨ªa. Reconocida como instrumentista, descubri¨® su voz, s¨®lida como el hierro, en todo el arco de los graves. Form¨® tr¨ªo con el contrabajista Jimmy Bond y el bater¨ªa Albert Tootie Heath. En 1959 obtuvo su mayor ¨¦xito en el jazz con su versi¨®n de I loves you Porgy.
Nina Simone
Madrid, 8 de julio. Muralla ¨¢rabe.
En los sesenta, Nina Simone se acerca a la m¨²sica popular. Otra pianista y cantante de jazz ha seguido su propio camino en el soul, Aretha Franklin, y Nina persigue un ¨¦xito que dif¨ªcilmente encuentra. Cumple un papel: es una cantante relativamente conocida que se encuentra en el camino de quienes est¨¢n e pezando a buscar jazz.
Hoy llega el ¨¦xito con un tema de sus principios, y Nina Simone parece haber perdido gran parte de su fuerza. En esta gira viene acompa?ada por una banda no muy brillante, una r¨ªtmica que consigue tirar hacia atr¨¢s cuanto la l¨ªder puede empujar. El guitarrista Al Sharkman consigue darle un distinguido punto de m¨²sica de feria a cuanto hace, y en el repertorio se salta de una nueva adscripci¨®n africana a algo que se parece mucho a una nana irlandesa o escocesa- Nina Simone sigue siendo una escrupulos¨ªsima pianista, y su voz no estaba, al menos esa noche, en muy buenas condiciones. Nada intenso parec¨ªa salir del escenario, y el p¨²blico, que dos d¨ªas atr¨¢s hab¨ªa hecho m¨²sica junto a Milton Nascimento, optaba por el paseo y el saludo a las amistades.
Hacia el final del concierto interpret¨® su actual ¨¦xito, en sus actuales condiciones, y fue aplaudida. No pas¨® nada que uno pudiera temer haberse perdido, y aun as¨ª es dif¨ªcil renunciar a la convicci¨®n de que Nina Simone podr¨ªa cantar inmensamente, tal vez liber¨¢ndose de su propia frontera.
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