Syney Dance Company
Con motivo del Bicentenario de la Naci¨®n Australiana, la Sydney Dance Company realiza este a?o una gira por Europa y Estados Unidos que est¨¢ situando definitivamente a su director Graeme Murphy, en las primeras filas de los core¨®grafos contempor¨¢neos mundiales. Contemplando Shining -la obra que la compa?¨ªa present¨® el pasado s¨¢bado en el marco de las actividades de M¨²sica en Palacio, que organiza el Patrimonio Nacional- se puede entender por qu¨¦ Murphy pertenece a esa escogida raza de core¨®grafos que no se contenta con poner en escena lo que le han ense?ado; que cuando tiene una idea feliz, no se le ocurre sacar un molde de escayola y proponerlo como objeto de adoraci¨®n y culto. Murphy trabaja el movimiento como si todas las puertas estuvieran permanentemente abiertas y como si la exploraci¨®n de las posibilidades que se le ofrecen fuera no s¨®lo una tentaci¨®n, sino una obligaci¨®n.Shining -montada sobre tres piezas musicales distintas del compositor polaco Karol Szymanovski- es una obra coreogr¨¢fica del concierto, sin contenido dram¨¢tico expl¨ªcito, que el core¨®grafo australiano cre¨® en 1986 para celebrar sus 10 a?os al frente de la compa?¨ªa. Hasta entonces Murphy -que a principios de los a?os setenta formaba parte de la compa?¨ªa del franc¨¦s Felix Blaska- era considerado un core¨®grafo eminentemente teatral (su After Venice, basada en la Muerte en Venecia de Thomas Mann, y su m¨¢s celebrada obra de estilo dram¨¢tico, podr¨¢ verse en Madrid dentro de unas semanas en Los Veranos de la Villa). Pero Shining da la medida de su dominio del desarrollo del movimiento en s¨ª mismo, definiendo adem¨¢s un territorio est¨¦tico propio, tan alejado de la preocupaci¨®n formalista como de la expresi¨®n literal.
Shining
Radiante. Coreograf¨ªa: Graeme Murphy. M¨²sica: Karol Szymanowski. Ayudante de direcci¨®n: Janet Vemon. Director art¨ªstico: Graeme Murphy. M¨²sica en Palacio, Palacio Real de Madrid. S¨¢bado 9 de julio de 1988.
Escenograf¨ªa sencilla
Shining utiliza una escenograf¨ªa sencilla pero imprescindible: una rampa lateral que es integrada en la coreograf¨ªa como un instrumento m¨¢s para ampliar las posibilidades f¨ªsicas y visuales del movimiento -individual y colectivo- y que contribuye de forma decisiva a esa sensaci¨®n de asir el espacio esc¨¦nico que da la compa?¨ªa. El vestuario -trajes de calle y noche en blanco y negro- es menos funcional y parece estar orientado a reforzar la sensaci¨®n de realismo, de personas que bailan y no de bailarines que se exhiben, que da la compa?¨ªa.Los bailarines -en su mayor¨ªa, como el propio Murphy, de formaci¨®n cl¨¢sica- tienen, efectivamente, una presencia heterog¨¦nea y real, cercana a lo que se lleva hoy en el teatro-danza europeo, pero su movimiento es m¨¢s amplio y m¨¢s fuerte de lo que suele verse en aqu¨¦l. Las mujeres pasan sin problemas de las puntas a la zapatilla blanda y al pie descalzo, pero nunca aparecen bailarinas en el sentido convencional y deslumbrante del t¨¦rmino.
Los mejores momentos de Shining est¨¢n en su parte central -un largo y complejo paso a dos, maravillosamente interpretado por Andrea Troy y Alfred Williams, tan lleno de inventiva como de fuerza po¨¦tica-, y los peores, en algunas apoyaturas facilonas en las t¨¦cnicas de movimiento colectivo de la comedia musical.
Los bailarines de la Sidney Dance Company son conocidos por su energ¨ªa y una cierta rudeza -l¨¦ase ausencia de amaneramiento-, que a su director le gusta asociar con los grandes espacios del pa¨ªs-continente de las Ant¨ªpodas y la costumbre de respirar al aire libre de los australianos.
Pero estas caracter¨ªsticas nacionales no acaban de explicar la variedad de movimiento personalizado que puede observarse en la troupe y m¨¢s bien parecen deberse a la forma peculiar de trabajar del director, que ha con seguido implantar en Australia un enfoque de danza radicalmente contempor¨¢neo.
El p¨²blico que abarrotada el bello marco del Patio del Pr¨ªncipe tribut¨® largu¨ªsimos aplausos al p¨²blico al grupo, que actuar¨¢ tambi¨¦n en Segovia y en el Festival de Santander.
Babelia
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