'Doblar' la esquina
Diversos colectivos de mujeres ponen en marcha talleres y pisos de apoyo a las prostitutas
A duras penas recuerdan cu¨¢ndo empezaron a hacer la calle, pero todas afirman rotundamente que les gustar¨ªa doblar definitivamente la esquina para empezar una nueva vida. Un grupo de mujeres de varias instituciones decidi¨® echarles una mano y alejarlas poco a poco de la prostituci¨®n. Un taller de manualidades y pisos de fin de semana para que puedan convivir con sus hijos lejos del s¨®rdido ambiente de la calle de Carretas son los primeros pasos.
"Te cuesta mucho venir. Hac¨ªa tiempo que sab¨ªa lo de los talleres por cosas que se cuentan unas a otras. Yo me decid¨ª en Noche Buena despu¨¦s de darle bastantes vueltas". Tiene 64 a?os y un tono jovial en el hablar. Podr¨ªa ser una abuela ejemplar, pero a su edad, y despu¨¦s de m¨¢s de 30 a?os haciendo la calle, no le queda otra salida para seguir viviendo. Ahora alterna la prostituci¨®n con la asistencia, cuatro veces a la semana, a un taller de manualidades en el n¨²mero dos de la calle de las Huertas.Todo empez¨® hace poco m¨¢s de un a?o, a partir de la experiencia aislada de C¨¢ritas, la congregaci¨®n de las Oblatas, la fundaci¨®n Solidaridad Democr¨¢tica, el Centro de Promoci¨®n de Salud (CPS) de Centro y la Consejer¨ªa de Integraci¨®n Social. Llevaban tiempo siguiendo de cerca el mundo de la prostituci¨®n y decidieron unir fuerzas para plantar cara al problema. As¨ª surgi¨® un grupo de unas 10 mujeres que no cuentan a¨²n con el suficiente respaldo oficial como para constituirse en una coordinadora.
"Aqu¨ª funcionamos a base de mucho esfuerzo y con pocos recursos", explica Roc¨ªo Nieto, miembro de C¨¢ritas. El grupo se re¨²ne peri¨®dicamente para hablar de casos dif¨ªciles, del dinero que hace falta para mantener el taller, de la organizaci¨®n de unas jornadas sobre prostituci¨®n, de los pisos de fin de semana para que las prostitutas puedan convivir con sus hijos, de las pensiones asistenciales para el pago de la comida y el alojamiento.
"Tratamos de dar una soluci¨®n a los problemas que se les plantean a las prostitutas y ayudarlas a salir de la marginaci¨®n" se?ala Amparo Comas, asistenta social del CPS de Centro. Las prostitutas reciben gratuitamente asistencia jur¨ªdica por parte del grupo de Abogados J¨®venes La Fundaci¨®n Solidaridad Democr¨¢tica organiza tambi¨¦n sesiones de terapia de grupo.
Una de las principales actividades es el taller de manualidades, al que asisten m¨¢s de 30 prostitutas. Su actividad en el taller (una hora diaria de lunes a jueves) est¨¢ remunerada con 500 pesetas. "Si pudiera estar al menos cuatro horas al d¨ªa, mandar¨ªa al cuerno todo lo dem¨¢s", afirma una prostituta que contempla con cierto orgullo la exposici¨®n que han montado recientemente en los locales de la parroquia de San Sebasti¨¢n.
Cuadros, bordados, ropa, migaj¨®n, espejos decorados, cortinas, manteles. Las prostitutas venden tambi¨¦n sus productos y reciben alg¨²n que otro encargo. Todas esperan como agua de mayo la llegada de la hora de asistencia al taller. ?ste se ha convertido en un club social en donde ahogan sus problemas. S¨®lo se lamentan del poco tiempo que tienen para pasar juntas y de lo insuficiente que resulta su jornal. "Con 500 pesetas al d¨ªa no tenemos ni para comer".
La falta de medios y la ausencia de un programa oficial que respalde toda su labor son los principales problemas con los que se enfrenta el grupo de mujeres que trabaja para ofrecer una alternativa a las prostitutas. Las ayudas son habas contadas. La Junta Municipal de Centro contribuye con una parte de los tres millones de pesetas que tiene presupuestados en su programa sobre la prostituci¨®n. C¨¢ritas cede los locales y aporta tambi¨¦n m¨¢s de un mill¨®n de pesetas para estas actividades.
La Consejer¨ªa de Integraci¨®n Social subvenciona el mantenimiento de un piso de fin de semana, cedido tambi¨¦n por C¨¢ritas. El piso, con capacidad para cinco familias, est¨¢ a disposici¨®n de las prostitutas para que puedan pasar unos d¨ªas con sus hijos lejos del s¨®rdido ambiente de las pensiones. Cuentan con la asistencia de una monitora y una educadora que les echan una mano en las faenas dom¨¦sticas. Pagan, eso s¨ª, 500 pesetas diarias por la estancia. "No se les puede regalar todo, tienen que comprender que tambi¨¦n es necesario realizar un esfuerzo para dejar definitivamente la esquina", concluye una monitora.
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