Detr¨¢s de un buen 'sprinter' siempre est¨¢ un equipo
J. M.Jean-Paul van Poppel se convirti¨® ayer en el primer corredor que gana dos etapas en el Tour 88, y ambas al sprint. Para ello no tiene que ser s¨®lo el co rredor m¨¢s r¨¢pido del pelot¨®n sino tambi¨¦n tener el mejor equipo para controlar la carrera en los kil¨®metros finales.
Una victoria al sprint no se resuelve s¨®lo en los ¨²ltimos metros. Ni siquiera en el ¨²ltimo kil¨®metro. Es mucho antes, hasta 20 kil¨®metros, cuando un equipo comienza a preparar la victoria de uno de sus hombres, el que mejor sea capaz de realizar un sobreesfuerzo. Por eso disputar un sprint supone un desgaste importante, y los hombres que aspiran a otras metas, generalmente la clasificaci¨®n general, no entran en ellos. Prefieren mantenerse en el pelot¨®n, ¨²nicamente atentos a que no se produzca un corte que imponga diferencias de tiempo.
Anular escapadas
El equipo que tiene un sprinter no quiere escapadas porque ello le supone renunciar a la victoria. El modo de evitarlas es poner a todos los hombres en cabeza del pelot¨®n tirando muy fuerte, de tal manera que el ritmo sea tan vivo que nadie pueda rebasarles a no ser a costa de un enorme esfuerzo que pagar¨ªa al poco tiempo.
El sprinter ya est¨¢ situado. Los velocistas de otros equipos tambi¨¦n se van asomando a la cabeza, a rueda de sus gregarios, objetivo que no siempre consiguen porque a veces quedan encerrados, y salen, cuando pueden, con un sobreesfuerzo que tambi¨¦n pagan al final.
Cuando la meta ya se vislumbra todos procuran coger la rueda buena, es decir, la del presumible vencedor, para intentar pasarle en el ¨²ltimo metro. A veces esta labor la hace un compa?ero de equipo del m¨¢ximo favorito. Entonces, el sprinter, porque es m¨¢s fuerte que los dem¨¢s, consigue sobreponerse en el esfuerzo y desarrollar mayor velocidad todav¨ªa. Su organismo queda exhausto. Ha dado todo lo que ten¨ªa. El sudor copioso que le empapa no es producto de un m¨¢ximo esfuerzo final y relampagueante, sino de una carrera que ha venido disputando durante 20 kil¨®metros y que, con la meta a la vista, fue capaz, adem¨¢s, de ser el m¨¢s r¨¢pido.
Por detr¨¢s van llegando los dem¨¢s. Han ido tambi¨¦n muy deprisa, pero ni al mismo ritmo, porque el pelot¨®n va muy estirado, ni han superado los l¨ªmites del dolor. La gloria no es para ellos.
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