Buscando el estilo
ENVIADO ESPECIALUno de los rasgos distintivos del festival es la existencia de un jurado juvenil, formado por 200 miembros, representantes nada desde?ables del potencial p¨²blico cinematogr¨¢fico que diariamente acude a las proyecciones oficiales del teatro Arang¨®, sobre cuya pantalla, con intencionalidad reiterativa, se acumulan las peripecias filmico-argumentales de adolescentes de las m¨¢s variadas latitudes.
El tratamiento dado por los realizadores a la problem¨¢tica de sus protagonistas, como si se hubieran puesto de acuerdo, incide sobre su entorno, del que intentan escapar, apoy¨¢ndose tambi¨¦n en sus sue?os para despegar de la realidad cotidiana que les oprime, aunque en la mayor¨ªa de los filmes el sue?o se queda en simple entelequia.
, Las dos ¨²ltimas pel¨ªculas visionadas en competici¨®n, ambas primeros largometrajes de sus directores, fueron la estadounidense Blueberry Hill, del australiano Strathford Hamilton, residente en Norteam¨¦rica desde 1983 y cuyos primeros trabajos fueron dentro del mundo del v¨ªdeo y de la televisi¨®n, y la brit¨¢nica Vroom, de Beeban Kidron, que se inici¨® en el mundo de la fotograf¨ªa. De nuevo el mismo pretexto:, j¨®venes que huyen de su entorno. Y otra vez m¨¢s, m¨²sica generacional en su banda sonora. Como tambi¨¦n es habitual, estos filmes que elevaron algo la media de calidad de la mayor parte de los t¨ªtulos exhibidos en los ¨²ltimos d¨ªas, por otro lado no muy brillantes y fiel reflejo de la actual penuria de creatividad cinematogr¨¢fica, ofrecieron una galer¨ªa de estimables actores.
En Blueberry Hill, Hamilton, con pulso contenido y predominio de la austeridad, recupera y enlaza con el lenguaje cl¨¢sico del cine americano, y se beneficia del trabajo de los actores Jennifer Rubin y Matt Lattanzi, Carrie Snodgress y Margaret Avery.
Debutante
Mayor espontaneidad manifiesta la cineasta debutante Beeban Kidron, que en compa?¨ªa de guionista, traductor y un par de actores tambi¨¦n debutantes mezcla la realidad y la fantas¨ªa en Vroom. Aunque enlaza en cierta medida con la tradici¨®n del free-cinema, posee algunas locuras fe¨ªstas y fant¨¢sticas lesterianas, con influencias y eclecticismo propios de un primer filme, pero sin renunciar a una mirada personal, con un final simb¨®lico que sustituye el suicidio por la fantas¨ªa, en un despegue que ya anunciaba desde su inicio.Fuera de concurso, Vuelta a Oegtgeesi es la adaptaci¨®n de relatos de Jan Walkers, donde Theo van Gogh, utilizando el flash-back, narra la infancia y juventud del protagonista cuando acude al lecho de muerte de su padre. La r¨ªgida educaci¨®n calvinista, los fantasmas del pasado y frustraciones y dudas que enturbiaron su vida recuerdan las obsesiones del cine n¨®rdico, aderezadas con un peculiar sentido del humor y una busca perpetua de un clima desagradable y molesto para el espectador. Podr¨ªa ser un c¨®ctel descafeinado de Berginan, Deyer y Fellini pasado por la fotografia de Marc Felperlaan.
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