Los Alpes
Le¨ªmos con inter¨¦s el art¨ªculo sobre el grave problema de la degradaci¨®n de los Alpes (EL PA?S, 30 de junio de 1988), y no podemos sino aplaudir la labor de la CIPA y sus esfuerzos por salvar una zona lamentablemente castigada por el turismo de monta?a. Por supuesto, la noticia no fue ninguna sorpresa para nosotros, que llevamos tiempo en contacto con este mundo y sus problemas. Lo que s¨ª nos llama la atenci¨®n es la iron¨ªa que para nuestro pa¨ªs supone esta situaci¨®n.En Espa?a, por desgracia, las autoridades centrales y regionales tienen sus ojos firmemente puestos en la monta?a como zona de expansi¨®n y de flituro para la industria tur¨ªstica (vaca sagrad¨ªsima en Espa?a). Explotadas y seriamente degradadas las costas, el turismo se vuelve hacia la naturaleza y la monta?a, en un triste intento por imitar el modelo centroeuropeo con su infraestructura pesada de pistas, refugios de cinco estrellas y telef¨¦ricos. Triste, porque es precisamente contra este modelo, que tanto da?o ha hecho a los Alpes, contra el que luchan organizaciones como la CIPA y la reci¨¦n creada Mountain Wilderness.
?Y la iron¨ªa? Espa?a, a pesar de las aberraciones que se han llevado a cabo en ciertas zonas (sierra Nevada, sierra de Guadarrama, Pirineo catal¨¢n, etc¨¦tera), todav¨ªa posee un extenso patrimonio de monta?a virgen. Las ¨¢guilas y los buitres a¨²n vuelan por nuestros cielos, los rebecos y las cabras siguen desafiando los abismos de las pe?as. Pero parece que estamos a punto de echar a perder todo este patrimonio en una obsesi¨®n ciega y equivocada de ser europeos. Y es que si no controlamos ya los excesos del turismo en la monta?a, perderemos lo que los pa¨ªses vecinos est¨¢n intentando desesperadamente recuperar.- . Miembro del Colectivo Monta?ero por la Defensa de los Picos de Europa. .
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