Fieramente humano
Nada humano ni divino le es ajeno. Es decir, que no deja t¨ªtere con cabeza. Javier Krahe es un santo, una fiera, con sus barbas, sus canas, su delgadez y ese toque de ternura arrebatada. Y como a los santos les est¨¢ permitido todo, ¨¦l no se corta ni un pelo a la hora de pregonar su buena nueva. Krahe es uno de los cantantes m¨¢s divertidos del planeta, y tambi¨¦n uno de los m¨¢s serios.Por eso, acudir a sus conciertos o escuchar sus discos es algo que proporciona mucho sosiego y cantidad de risa, cosa impagable en tiempos en que la cultura en general y la canci¨®n en particular adolecen de un aburrimiento y una frivolidad crispantes. Pero es que, adem¨¢s, Javier Krahe est¨¢ como nunca. A este hombre le sientan muy bien los a?os y las desilusiones. ?l conoce el secreto para convertir la amargura en humor, el desamor en ternura, el desencanto en hilaridad. Es uno de esos artistas a los que te dan tentaciones de raptarlo y llev¨¢rtelo a casa.
Javier Krahe
Germ¨¢n Mu?oz (contrabajo), Tito Larregui (guitarra el¨¦ctrica), Antonio S¨¢nchez (guitarra ac¨²stica), Lorenzo Azcona (saxo), Jimmy R¨ªos (bater¨ªa). Recinto de la muralla ¨¢rabe. Veranos de la Villa. Madrid, 16 de julio.
Bises
Hizo seis o siete bises, pero si hubiera hecho caso del p¨²blico, estar¨ªa todav¨ªa cantando. El sonido era excelente, y los m¨²sicos, formidables. Y ¨¦l, por fin, vocaliza y se le entiende absolutamente todo, con puntos y comas. Haber cambiado de compa?¨ªa discogr¨¢fica ha sido un acierto. Se le nota que se siente comprendido y amado, y esto le da mucha seguridad y mucho patriotismo. Tanto patriotismo que hasta incluso, transido de furia hispana, pregona que lo del Quinto Centenario lo lleva ¨¦l celebrando hace muchos a?os por su cuenta y en su cama de matrimonio.En sus locos a?os de juventud huy¨® a Canad¨¢, pero no a hacer fortuna, sino a ligar patri¨®ticamente. Contrajo nupcias con una india iroquesa, y cuando canta la historia de su descubrimiento se inflama de orgullo hispano y se atreve a compararse con Col¨®n, aunque "no es igual y no es lo mismo ir a ligar que ir por pelas". Su hero¨ªsmo lleg¨® a cotas que don Crist¨®bal envidiar¨ªa.
En Canad¨¢, como todo el mundo sabe, hace mucho fr¨ªo. Bueno, pues ¨¦l y su iroquesa .esos inviernos tan crudos los pas¨¢bamos desnudos sin pillar un resfriado". En otra canci¨®n desvela el secreto de tama?o portento: "tus tetas son lo mejor que ha visitado mi har¨¦n".
Javier Krahe est¨¢ capacitado para llegar a todos los p¨²blicos porque, como dec¨ªamos, nada le es ajeno: la muerte, la hoguera, la longitud del b¨¢lano, el cromosoma, la mujer que se te escapa de casa con la mejor maleta, la cornamenta, las susodichas gl¨¢ndulas mamarias, esa colonia que regalaste con tanta pasi¨®n y que luego es utilizada con otros individuos ("si lo llego a saber, desde luego ese perfume te lo compra Rita").
En fin, ese sentimiento que invade a casi todos los mortales de estar haciendo el imb¨¦cil en el amor y en otras soledades; pocos humanos dejar¨¢n de enternecerse cuando Krahe canta esa delirante historia del pobre hombre que ama a destiempo, hasta el punto de que entra con el salero al comedor de su bien amada y ella ya est¨¢ en los postres, "y yo all¨ª con la sal como un gilipollas".
Cada canci¨®n de Krahe es una novela, y en esto conecta con Quintero, Le¨®n y Quiroga, lo cual nos hace sospechar que el viejo Krahe es el ¨²nico sucesor digno de do?a Concha Piquer.
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