Johnny Pacheco: "Para gozar con la salsa hay que despojarse"
Tres grupos latinos, de gira por Espa?a
Como todos los veranos, la salsa llega a Espa?a. Ayer actu¨® Johnny Pacheco en Madrid; hoy lo har¨¢n Rafael Ithier y el Gran Combo de Puerto Rico, y ma?ana, los cubanos Van Van, para visitar despu¨¦s Barcelona y Santa Cruz de Tenerife. Ofrecer¨¢n su m¨²sica latina, alegre y bailable. M¨²sica para la diversi¨®n desinhibida, porque, como declar¨® Johnny Pacheco a este diario, "para gozar con la salsa hay que despojarse"."La salsa es mi modo de vivir y mi existencia. Es lo que siento por dentro desde que me levanto cada ma?ana. Si amanezco medio tumba¨ªto, mi m¨²sica es de una manera, y si lo hago sabroso, es una guaracha sabrosa", afirm¨® ayer Johnny Pacheco, dominicano residente en Nueva York desde que ten¨ªa 11 a?os.Estudiante de Ingenier¨ªa, hijo de m¨²sico de salsa, es uno de los m¨¢ximos representantes de la salsa neoyorquina. Apodado el maestro por el barroquismo de sus arreglos con la Fania All Stars, "mis influencias van desde la m¨²sica afrocubana hasta el swing de Benny Goodman".
Este concepto de la fusi¨®n entre varias m¨²sicas constituye la base de la salsa. Como dice Rafael Ithier, puertorrique?o y director del grupo Gran Combo de Puerto Rico, "es la uni¨®n de todos los ritmos que hemos tocado siempre: Guaracha, mambo, merengue, cha-cha-cha se enriquecen con arreglos m¨¢s elaborados procedentes del jazz e instrumentos nuevos para convertirse en salsa, palabra que cubre todo bajo un mismo techo y sirve para que sea conocida en todo el mundo".
Hoy, la salsa vive momentos felices de popularidad, aunque, seg¨²n Johnny Pacheco, "siempre ha tenido una influencia incre¨ªble en la m¨²sica norteamericana, especialmente en el jazz. Actualmente se est¨¢ utilizando para todo. Nuestras percusiones, pianos y s¨ªncopas penetran en el pop y el rock e inspiran pel¨ªculas. Todo esto me parece positivo, porque la juventud se identifica con lo latino y quiere bailar salsa". Salsa es precisamente el t¨ªtulo de la pel¨ªcula que estos d¨ªas se estrena en Espa?a y que Pete Conde Rodr¨ªguez, cantante del Tumbao A?ejo, el grupo de Johnny Pacheco, define como "m¨¢s para rock que otra cosa". "La m¨²sica", a?ade, "est¨¢ muy americanizada y no es pura, aunque hablar de pureza es peligroso es una m¨²sica de fusi¨®n como la salsa".
Salsa y coraz¨®n
La evoluci¨®n de la salsa desde su introducci¨®n en Estados Unidos a trav¨¦s de int¨¦rpretes como Tito Puente ha sido m¨¢s de forma que de fondo. Johnny Pacheco afirma que la salsa nunca ha cambiado: "S¨®lo han variado los tipos de orquestas, los arreglos y las instrumentaciones". Para Rafael Ithier, "representa la misma m¨²sica que siempre hemos tocado, y un exceso de sofisticaci¨®n tiene el riesgo de alejarla del p¨²blico, aunque musicalmente sea una maravilla. No hay que olvidar que el factor principal de la salsa es el coraz¨®n, no la cabeza. Tienes que sentir la m¨²sica, captar su feeling".Quiz¨¢ haya sido este riego a la excesiva elaboraci¨®n lo que haya motivado a Ithier a permanecer en Puerto Rico, alejado de los ambientes neoyorquinos: "Soy puertorrique?o, j¨ªbaro como decimos nosotros, y no he pensado nunca en salir de mi islita. Ser¨ªa mi muerte. All¨ª tenemos una funci¨®n que hacer, y cuando salimos es para ganarnos el pan representando a nuestro pa¨ªs".
Pete Conde Rodriguez, por el contrario, ha vivido muchos a?os en Nueva York, aunque ahora ha vuelto a residir en Puerto Rico, "donde estoy m¨¢s tranquilo, alejado de la presi¨®n de la gran ciudad".
Todos piensan que Espa?a es terreno abonado para la salsa. "Los hispanos tenemos un idioma com¨²n y una aptitud especial", dice Rafael Ithier. "Muchos ritmos son comunes, y la rumba flamenca se puede convertir en salsa con liger¨ªsimos retoques".
Johnny Pacheco es m¨¢s pr¨¢ctico: "La salsa no s¨®lo se escucha. Hay que bailarla, porque levanta a un muerto. S¨®lo se necesita mirar los pasos que hacemos. Es muy f¨¢cil, porque se te mete en el cuerpo el movimiento de la cadera y la cintura y ?a gozar! Para gozar con la salsa hay que despojarse".
Babelia
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