Una m¨¢quina trituradora contra George Bush
La convenci¨®n dem¨®crata se convirti¨® ayer en un m¨¢quina trituradora contra George Bush, el candidato republicano a la presidencia. Gracias a la inspiraci¨®n del senador Ted Kennedy, quien recordando el esc¨¢ndalo Irangate, al dimitido fiscal general Edwin Meese, al general paname?o Manuel Antonio Noriega (bestia negra de la Casa Blanca) y a la corrupci¨®n del Pent¨¢gono, hizo repetir a una audiencia entregada el estribillo: "?D¨®nde estaba George cuando se tomaron esas decisiones?".Kennedy, con el acento gangoso y nasal bostoniano, record¨® a sus hermanos asesinados e introdujo a los reunidos en el t¨²nel del tiempo. Antes, su sobrino John, hijo de JFK (como se conoce al malogrado presidente), aquel ni?o de tres a?os que salud¨® militarmente en una foto hist¨®rica al f¨¦retro de su padre, en noviembre de 1963, puso a 15.000 personas en pie cuando afirm¨®: "Hace un poco m¨¢s de 25 a?os, m¨¢s padre aceptaba ante una audiencia parecida la designaci¨®n como candidato a la presidencia de Estados Unidos".
Tras la presentaci¨®n de JFK Jr., 27 a?os, abogado en Los ?ngeles y que no quiere ser pol¨ªtico, el t¨ªo Ted cal¨ªfic¨® a Bush de "pato ya muerto" y dijo que los republicanos son el partido "que tolera el apartheid en Sur¨¢frica y da marcha atr¨¢s en los derechos humanos en EE UU". Afirm¨® que Bush "no est¨¢, no sabe, no contesta" y que el vicepresidente es el hombre que nunca est¨¢ donde tiene que estar. Y tampoco estar¨¢ para suceder a Reagan el 20 de enero de 1989".
"Est¨¢ tan ocupado escap¨¢ndose de su pasado que no tiene casi nada que decir sobre el futuro de Am¨¦rica. Su ¨²nica idea econ¨®mica importante es reducir el impuesto sobre las ganancias de capital de los ricos".
Por la noche, llegan las fiestas en los hoteles y los c¨¦lebres bares de strip tease de Atlanta. "Estoy agotada, he trasnochado demasiado", explica a EL PA?S Dorothy Porter, una veterana delegada de Rhode Island.
Los delegados, dirigidos por jefes de disciplina (l¨¢tigos), vestidos con camisetas fosforescentes, sirven de extras pintorescos en este show televisivo. El futurista escenario del Omni, cambiable a discreci¨®n electr¨®nica, como un gigantesco juguete transformable, parece una estaci¨®n espacial de pel¨ªcula de George Lucas. La delegaci¨®n de cada Estado tiene, a pie de obra, un ordenador que registra las votaciones y por el que reciben ¨®rdenes e informaci¨®n de los cuarteles generales de Dukakis o de Jackson.
Las televisiones han alcanzado aqu¨ª un nuevo r¨¦cord electr¨®nico. Equipan a un hombre con una mochila de monta?ero y un largo palo met¨¢lico y lo que parece un muchacho explorador de excursi¨®n se convierte en una emisora aut¨®noma que emite desde el patio de la convenci¨®n.
Y Kitty Dukakis sigue con su columna period¨ªstica. Ayer contaba que, de vez en cuando, baila, sin m¨²sica incluso, con su marido. "Lo hacemos a veces, s¨®lo por reirnos".
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