Nueva generaci¨®n, el mismo maestro
Dos enormes txapelas fueron la condecoraci¨®n final del p¨²blico donostiarra a los dos grandes protagonistas de la noche: el joven Marsalis y el maestro Blakey. Cerca ya de las dos de la madrugada terminaba un concierto que fue ascendiendo del alto cumplimiento profesional al muy ins¨®lito campo de la jam-session real. Otra jornada de este festival que merece la etiqueta de lo verdaderamente memorable.En Wynton Marsalis se suele reconocer sin problemas al muy brillante trompetista, al ejecutante que todo puede hacerlo. Enseguida se a?ade que quiz¨¢ lo hace demasiado bien, que resulta fr¨ªo, que no ha empezado a descubrirnos su personalidad. Lo que nadie parece dispuesto es a advertir, sencillamente, en ¨¦l al instrumentista muy apreciable que con su trabajo est¨¢ desarrollando un trabajo importante en el mantenimiento de las bases del jazz.
Art Blakey y Wynton Marsalis
Conciertos de los conjuntos Wynton Marsalis Quintet y Art Blakey's Jazz Messengers. San Sebasti¨¢n, 22 de jullo.
Seguramente no est¨¢ haciendo la m¨²sica del ma?ana, pero s¨ª posibilitando que el jazz pueda seguir siendo una de las m¨²sicas del ma?ana.
?l mismo parece situarse en este contexto cuando en rueda de prensa advierte que no deben esperarse genios en su generaci¨®n: "Genios son Armstrong, Parker, Monk; mi generaci¨®n dif¨ªcilmente dar¨¢ alguien como ellos cuando hemos aprendido el jazz habiendo crecido escuchando otras m¨²sicas".
Pero en su generaci¨®n se dan un m¨²sico como ¨¦l mismo y cada uno de los hombres de su quinteto, una formaci¨®n impecable en la que hay gente tan valiosa como el pianista Marcus Roberts (21 a?os) o el tenor y soprano Todd Williams.
Y es cierto que por la pureza de su sonido, por su capacidad de ejecutante que tiene en su trompeta toda la historia del instrumento, pueda sonar fr¨ªo y hasta a veces en un plano distinto al resto de la banda. Pero en la segunda parte del concierto, cuando en la jam volvi¨® a saltar Caravan, demostr¨® c¨®mo puede atacar en otros contextos.
Nuevos 'mensajeros'
Blakey sali¨® a escena con su ¨²ltima y no m¨¢s brillante formaci¨®n de Jazz Messengers, y desde el principio tuvo problemas de sonido, no imputables a la organizaci¨®n sino a su propio t¨¦cnico (y a las condiciones objetivas, digamos).Entre los nuevos mensajeros est¨¢ alguien tan prometedor como el trompetista Philip Harper, en el camino de Lee Morgan, o el trombonista Robin Eubanks, que pudo explayarse y lucirse en un magn¨ªfico You dont know what love is. Pero tambi¨¦n hay gente tan poco llamativa como el pianista Bennie Green.
Al principio, Blakey parec¨ªa reservarse un papel algo discreto, pero al final de la noche deslumbr¨® con dos magn¨ªficos solos y los cuatros cruzados con Wynton. Las dos bandas al completo pisaban el escenario, y tuvo lugar algo, una verdadera y espont¨¢nea jam-session, que hoy ya casi s¨®lo se produce en los fines de gira, como as¨ª era. Parte de una nueva generaci¨®n -con talentos reconocibles- se congregaba en torno a la figura del viejo e inagotable maestro, y la m¨²sica que de all¨ª sal¨ªa no hac¨ªa pensar en el ayer; era un presente que recordar ma?ana.
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