Un M¨¦xico pluralista
Pocos mexicanos creen en la honradez perfecta del escrutinio de votos del 6 de julio. Muchos piensan que Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas ha sobrepasado a Carlos Salinas de Gortari, presentado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en posici¨®n fuertemente dominante desde hace cerca de 60 a?os. Pero todos perciben una evidencia al comparar los recuentos oficiales y clandestinos.El candidato proclamado como vencedor no representa, como mucho, m¨¢s que la mitad de los sufragios emitidos. Su principal contrincante ha reunido alrededor del 40%, seg¨²n sus propias declaraciones. Ni el uno ni el otro pueden pretender representar por s¨ª solos al conjunto del pa¨ªs. Naturalmente, ser¨ªa mejor que ninguna sombra disimulase al verdadero vencedor. Pero sea cual sea, no habr¨¢ llegado al poder m¨¢s que con la mitad de los votos. Esta divisi¨®n de los ciudadanos dominar¨¢ el sexenio del nuevo presidente.
Este hecho es menos grave de lo que hubiera sido un crecimiento importante del ¨²nico partido que representaba hasta ahora una oposici¨®n seria (16,5% en 1982): el Partido de Acci¨®n Nacional (PAN), del conservador Manuel J. Clouthier. Expresando el particularismo de los Estados del Norte m¨¢s todav¨ªa que el descontento de las clases medias, utilizando una demagogia de sabotaje de la moneda o la desobediencia c¨ªvica, un PAN potente habr¨ªa puesto en peligro la unidad nacional y reforzado la empresa del PRI. Al contrario, la v¨ªa de una aut¨¦ntica democratizaci¨®n ha quedado abierta con el ¨¦xito de los grupos socializantes que se han unido tras C¨¢rdenas. Convertidos en la segunda fuerza del pa¨ªs, se benefician de un apoyo popular equivalente al que sostiene al PRI.
Repartiendo los votos entre Salinas y C¨¢rdenas, el pueblo acaba de confiar a estos dos hombres juntos el destino de la naci¨®n. Lo quieran ellos o no, la entrada de M¨¦xico en una democracia de pleno ejercicio depende de su comportamiento en los a?os que vienen. El candidato del PRI ha proclamado que "la ¨¦poca del partido pr¨¢cticamente ¨²nico ha concluido".
Esto supone antes que nada una reforma de su propio partido. No abrumemos al PRI, sumergido por un escrutinio que ya no pod¨ªa controlar por los medios habituales. A pesar de tales excesos, el PRI ha pera M¨¦xico escapar de las dictaduras militares, cosa rara en Am¨¦rica Latina, y desarrollar poco a poco un pluralismo limitado. Ahora ha apostado por la democracia a paso de tortuga, bien es cierto, pero es mejor que un inmovilismo total.
El PRI debe ser reconstruido desde los cimientos hasta el tejado para convertirse en uno de los partidos de un sistema aut¨¦nticamente pluralista. Ello exige para empezar que deje de ser una rama del aparato del Estado y que escape a la esclerosis que ha sufrido en los ¨²ltimos a?os. Entre las j¨®venes generaciones, muchos de sus miembros est¨¢n dispuestos a convertirse en artesanos de una tal renovaci¨®n en profundidad. Cercano a ellos por sus 39 a?os, Carlos Salinas de Gortari dispone de los medios para emprender esa renovaci¨®n, sin la cual se corre el riesgo de lo peor.
Del lado de C¨¢rdenas son indispensables esfuerzos sim¨¦tricos. Su victoria es la de un hombre casi solo, si dejamos aparte a su brillante consejero Porfirio Mu?oz Ledo. El hijo de L¨¢zaro C¨¢rdenas, fundador del M¨¦xico moderno, h¨¦roe nacional, ha sido empujado por el nombre de su padre como Luis Bonaparte lo fue por el de su t¨ªo en la Francia de 1848.
No ha sido apoyado m¨¢s que por una coalici¨®n de grup¨²sculos a los cuales se a?ade ahora un n¨²mero creciente de diversas asociaciones. El conjunto no basta para formar una organizaci¨®n potente y estructurada, indispensable para encuadrar militantes y difundir ideas por todo el territorio de un inmenso pa¨ªs.
El ex gobernador del Estado de Michoac¨¢n es capaz de llevar a cabo esta construcci¨®n del segundo partido de M¨¦xico. Ninguna tarea es m¨¢s urgente para ¨¦l.
As¨ª estar¨¢n dispuestos los primeros instrumentos de un pluralismo efectivo. Una serie de reformas institucionales deber¨¢ permitirles expresarse p¨²blica y extensamente en debates parlamentarios reales, como se hace en aut¨¦nticas c¨¢maras de diputados. ?Habr¨ªa que ir m¨¢s lejos y extender el pluralismo hasta el coraz¨®n del Gobierno, donde C¨¢rdenas quisiera ver representadas a "todas las fuerzas vivas del pa¨ªs?".
La situaci¨®n econ¨®mica de M¨¦xico puede justificar una especie de uni¨®n nacl onal entre el PRI y los cardenistas. Pero una confrontaci¨®n entre el poder y la oposici¨®n habituar¨ªa mejor para la vida democr¨¢tica al ofrecer a los ciudadanos una opci¨®n entre Pol¨ªticas diferentes, entre las cuales podr¨ªan escoger en elecciones futuras. Si el pluralismo naciente se disuelve demasiado pronto dentro de la confusi¨®n, corre el riesgo de no echar ra¨ªces.
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