Nuevos episodios de 'El equipo A' para la sobremesa de TVE1
La serie de acci¨®n El equipo A vuelve hoy a TVE cuando ha sido ya cancelada en Estados Unidos tras infructuosos intentos (en su cuarta y ¨²ltima temporada) de devolverle su antigua popularidad entre los telespectadores. La serie fue creada en 1983 por Stephen J. Canell para la cadena NBC, y a su inmediato y fenomenal impacto en el propio mercado estadounidense sum¨® una popularidad equivalente en el exterior, donde se explota actualmente en 90 mercados, incluidos los de Israel, China, Jap¨®n y Australia.
La serie debut¨®, sin demasiadas expectativas, en enero de 1983, en un momento en que la cadena NBC buscaba equilibrar su programaci¨®n high road -Canci¨®n triste de Hill Street, Cheers, Taxi...- con un men¨² del d¨ªa de m¨¢s modestas ambiciones creativas. Una producci¨®n escapista, que a Brandon Tartikoff, el entonces presidente de NBC Entertainement, le pareci¨® que pod¨ªa, si no "ganar nominaciones al Emmy", si devolverle en cambio a la emisora televisiva, los buenos ratings.El programa que Tartikoff encarg¨® a Stephen J. Caneli, creador de El gran h¨¦roe americano, part¨ªa de una vaga idea en torno a una combinaci¨®n de elementos inspirados en esos antiguos ¨¦xitos del cine y la televisi¨®n que fueron Los siete magn¨ªficos, Doce del pat¨ªbulo y Misi¨®n imposible. El resultado fue El equipo A, una suerte de tebeo, pleno de acrobacias, coches escacharrados, explosiones, estrafalaria violencia y chistes algo tontorrones que, repitiendo obsesivamente la misma aventura semana tras semana, logr¨® capturar la atenci¨®n de los m¨¢s j¨®venes y colocarse, con el 34% de la audiencia, entre los programas m¨¢s populares.
H¨¦roes de alquiler
Las primeras dos grandes proezas de estos h¨¦roes de alquiler, mercenarios a sueldo con un pasado de combatientes de Vietnam, fueron la de rescatar a la cadena NBC de su poco airosa situaci¨®n frente a las otras dos cadenas comerciales, y la de conseguir imponerse, adem¨¢s, en el mercado mundial, donde su popularidad alcanzo cotas como la de la televisi¨®n argentina, en uno de cuyos canales permaneci¨® tres a?os consecutivos en el primer puesto de audiencia.Si se except¨²a su clasificaci¨®n por la National Coalition on Television Violence como uno de los m¨¢s violentos programas de la peque?a pantalla nada empa?¨® la considerable popularidad de El equipo A durante las dos primeras temporadas, convertidos sus protagonistas en cuasi h¨¦roes nacionales.
Pero a la altura de diciembre de 1985, los problemas de la serie comenzaron a hacerse evidentes: el programa, instalado en el puesto 33 de audiencia, parec¨ªa perder comba frente al notorio cambio en los gustos de los telespectadores, que ahora parec¨ªan entretenerse mas con las familiares comedias de situaci¨®n, remolcadas por el ¨¦xito de La hora de Bill Cosby.
Los guiones, nunca muy poblados de ideas, las chanzas y los coches chirriantes acabaron por cansar a la audiencia peque?a. Todos los recursos fueron buenos para intentar cambiar la suerte de la serie, desde a?adirle m¨¢s suspense y misterio a los guiones hasta incorporar nuevos personajes femeninos al equipo, famosos de otros programas populares.
Adem¨¢s, se emplearon cientos de miles de d¨®lares en estudios de mercado con el objetivo de averiguar qu¨¦ era lo que gustaba o disgustaba de la serie. Sus creadores, Stephen J. Canell y Frank Lupo, embarcados por esas fechas en otros proyectos, volvieron a hacerse cargo de los guiones, pero ni la incorporaci¨®n de nuevos h¨¦roes ni la sofisticaci¨®n de los juegos acrob¨¢ticos consiguieron frenar la defunci¨®n definitiva de El equipo A.
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