Ni?os
En verano todo sabe a ni?o. S¨®lo un ni?o tiene el don de transformar aquel restaurante de 15 tenedores, que da raz¨®n de ser a nuestras vacaciones, en un comedor de guarder¨ªa, y es en el pie de un ni?o donde se originan esas salpicaduras monz¨®nicas de aguas volanderas que convierten al ba?ista de playa en un n¨¢ufrago del esp¨ªritu. Nunca como en verano nos sobreviene esa extra?a admiraci¨®n por Herodes. En el duermevela de tantas siestas interrumpidas por el entusiasmo infantil nos vemos firmando una ley de vasectom¨ªa obligatoria o de reducci¨®n de la edad penal a los 24 meses. Luego, al despertar, nos reconciliamos con la especie y envidiamos a esos enanos fugaces por su espontaneidad y sus risas que ya nunca sonar¨¢n como las nuestras, por tanto espacio vac¨ªo en las alacenas del saber, por tanta cultura del goce y tan poca de la realidad.La mejor manera de pasar el verano es dejando que el saber se vaya de vacaciones y refugiamos en la ignorancia ¨¢vida de un ni?o. Se trata de ir por la vida con el porqu¨¦ por delante y ejercitar el derecho cartesiano a dudar de todo. En las preguntas de un ni?o se encierra muchas veces la l¨®gica di¨¢fana del mundo que pudo haber sido y que los adultos hemos ido liando con la l¨®gica confusa del poder. Los sistem¨¢ticos porqu¨¦ de un ni?o de hoy ya no provocan la sonrisa simp¨¢tica de pap¨¢ sino la mueca del desconcierto humano. Esos profetas bajitos lo saben todo. Ya han dejado de preguntar por la cig¨¹e?a o por las fases de la luna. Ahora, en su ingenuidad, han llegado a la frontera de los grandes despachos y se preguntan por qu¨¦ se fabrican armas, por qu¨¦ se necesitan campos de tiro, por qu¨¦ hay un se?or que hace medio a?o que no puede ver a su familia, por qu¨¦ hay pobres que est¨¢n en contra del partido de los pobres. Es entonces cuando pap¨¢ se queda sin respuestas, el Abuelo-Estado se encoje de hombros y todos los ni?os del verano pierden el respeto a sus mayores. Nos cre¨ªan semidioses y el verano les ha demostrado que en el fondo no somos otra cosa que carne de siesta interrumpible. No nos van a perdonar ni una, les advierto.
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