Quayle, un 'gancho' para captar votos entre los j¨®venes y las mujeres
ENVIADO ESPECIAL, George Bush, designado esta madrugada oficialmente candidato a la presidencia por el Partido Republicano en Nueva Orleans, trata de ganarse el favor de los votantes m¨¢s j¨®venes y de las mujeres -su principal tal¨®n de Aquiles- con la elecci¨®n para la vicepresidencia de una cara bonita perfecta para un proceso dominado por la televisi¨®n. Esta es la explicaci¨®n m¨¢s plausible a la elecci¨®n como su n¨²mero dos del senador por Indiana James Danforth Quayle.
Quayle, de 41 a?os, es un perfecto desconocido a nivel nacional, un peso ligero que ayer apareci¨® muy verde en su primera conferencia de prensa. Y muy conservador, un halc¨®n en pol¨ªtica exterior -lo primero que hizo fue defender la necesidad de la guerra de las galaxias, lo que ha provocado euforia en las filas ultras del partido-. "Est¨¢ a la derecha de Atila y me encanta", dec¨ªa ayer un delegado republicano. El l¨ªder de los contras nicarag¨¹enses, Adolfo Calero, y el reverendo fundamentalista Jerry Falwell, expresaron ayer en Nueva Orleans su satisfacci¨®n con Quayle. "He apostado por el futuro", dijo ayer Bush, que, agobiado por la diferencia que le lleva el candidato dem¨®crata Michael Dukakis, ha querido demostrar su capacidad de audacia dando lo que, para muchos observadores, puede ser un peligroso salto en el vac¨ªo.Quayle puede, sin embargo, y ¨¦sta es la esperanza de los estrategas republicanos, dinamizar y dar inter¨¦s a la campa?a de Bush, una figura pol¨ªticamente insulsa que no consigue conectar con el norteamericano medio. Bush trata, con Quayle, el primer candidato en un ticket nacional nacido despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, de arrebatar la bandera del cambio generacional a los dem¨®cratas. "Es un l¨ªder din¨¢mico para el futuro de nuestra naci¨®n", asegura Bush. Dukakis, te¨®ricamente el candidato progresista, ha elegido como vicepresidente a LLoyd Bentsen, un cl¨¢sico senador de 67 a?os muy conservador tambi¨¦n.
Quayle, comparado frecuentemente con Robert Redford, hasta el punto de que el actor liberal tuvo que escribirle para que dejara de utilizar esta semejanza, ser¨¢ vendido a los norteamericanos como un Kennedy de derechas.
Tiene el mismo buen aspecto del asesinado presidente, derrocha como ¨¦l energ¨ªa y, dicen, es muy efectivo haciendo campa?a electoral. Y, al igual que los Kennedy, es inmensamente rico, algo nunca negativo en este pa¨ªs. Su familia, propietaria de una serie de peri¨®dicos muy conservadores en Indiana y Arizona, est¨¢ valorada en 650 millones de d¨®lares (unos 78.000 millones de pesetas).
Los americanos elegir¨¢n entre Dukakis y Bush, no entre Bentsen y Quayle. El ¨²nico papel cierto del vicepresidente es estar en capilla, a un latido de coraz¨®n de la presidencia. Y ayer el comentario general era que Quayle puede ser un buen joven cachorro del reaganismo, pero parece muy verde para sentarse en el despacho Oval.
Quayle, que lo tiene todo, tiene tambi¨¦n un potencial esc¨¢ndalo que parece enterrado. Cuando era congresista, en 1980, acudi¨® con una guapa lobbysta y otros dos diputados a un fin de semana de golf y jarana a la playa, en Miami. La mujer en cuesti¨®n, Paula Parkinson, que estaba tratando de que los j¨®venes pol¨ªticos votaran a favor de una ley agr¨ªcola, pos¨® despu¨¦s desnuda para la revista Playboy.
Busch conf¨ªa en trasladar la fotogenia de Quayle en una cosecha de votos femeninos. Diez millones m¨¢s de mujeres que de hombres pueden votar el 8 de noviembre y los sondeos revelan que Dukakis supera a Bush por m¨¢s de 20 puntos entre el electorado femenino.
Quayle es un verdadero creyente en el sistema de defensa espacial (SDI) conocido popularmente como guerra de las galaxias y en gastar todo lo necesario y m¨¢s en el rearme.
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