Cogida de Ortega Cano
Algarra / Anto?ete, Ortega Cano, Ni?o de la TaurinaOrtega Cano cay¨® cuando muleteaba al quinto de la tarde, el toro hizo inmediatamente por ¨¦l, meti¨® certero el pit¨®n en la parte alta de un muslo y al levantarle, se la atraves¨®. La cogida, totalmente imprevista, no fue en absoluto aparatosa -s¨®lo eso: ca¨ªda-enganch¨®n-voltereta, todo muy r¨¢pido- aunque, naturalmente, enseguida pudo advertirse que hab¨ªa cornada.Un caso de mala fortuna porque el torero se encontraba seguro con el toro ¨¢spero, al que hab¨ªa conseguido encelar para torearlo hondamente en redondo, y pretend¨ªa obligarlo tambi¨¦n por el pit¨®n izquierdo en intentonas espaciadas. De ah¨ª que la faena ya pareciera excesivamente larga cuando se produjo el percance. En su toro anterior hab¨ªa estado Ortega Cano centrado y pulcro.
Toros de Luis Algarra, terciados, con casta
Anto?ete: dos pinchazos y media estocada ca¨ªda (palmas); pinchazo hondo bajo 3, tres descabellos (bronca); pinchazo, media delantera muy baja y cuatro descabellos (silencio). Ortega Cano: estocada ca¨ªda (aplausos); cogido al muletear al quinto (oreja, que pasea la cuadrilla). Sufre cornada en la regi¨®n gl¨²tea con dos trayectorias de 15 y 20 cent¨ªmetros, que producen gran destrozo muscular y orificio de salida. Pron¨®stico reservado. Ni?o de la Taurina, que: tom¨® la alternativa: pinchazo y estocada ca¨ªda (oreja); estocada delantera baja (oreja); sali¨® a hombros.Plaza de Toledo, 20 de agosto.
La cogida usurp¨® parte del protagonismo que correspond¨ªa al Ni?o de la Taurina, en la tarde crucial de su alternativa. Todo Santa Olalla, su patria chica, hab¨ªa acudido a presenciarla, y horas antes de empezar la funci¨®n ya estaban a la espera del torero junto al coso, las mujeres con brazadas de ramos de flores que luego le arrojar¨ªan durante sus triunfales -vueltas al ruedo. Nubes de ramos, lanzados profusa mente desde los grader¨ªos abarrotados, pasaban de las mujeres a los banderilleros del Ni?o de la Taurina, a quienes faltaban manos para llevar tanta flor y tanto regalo como le tiraron.
Hubo emotividad en la alternativa, que oficiaba en calidad de padrino Anto?ete, maestro en tauromaquia, el m¨¢s veterano diestro del escalaf¨®n. Y en los brindis: el toricantano ofrend¨® el primero a otro maestro, Gregorio S¨¢nchez, que ha sido su profesor y su ¨¢ngel tutelar desde que aprendi¨® los rudimentos del toreo, hasta este d¨ªa hist¨®rico del doctorado; el segundo, a su padre, el se?or Collado, que tiene bar en su Santa Olalla, y desde un burladero del callej¨®n disimulaba, como pod¨ªa, miedos y emociones, junto al apoderado del nuevo matador, Manuel Cano, que manten¨ªa el tipo fumando puros.
El quinto toro lo brind¨® Ortega Cano al padrino y al ne¨®fito. Fue un gran detalle de torer¨ªa, que el p¨²blico reconoci¨® con una ovaci¨®n cerrada. Qu¨¦ les dec¨ªa durante el largo parlamento, no era posible oirlo, pero una madrile?a castiza crey¨® saberlo interpretar: "Est¨¢ brindando a los toreros m¨¢s representativos del pasado y del futuro y, de paso, les recuerda que ¨¦l es el presente". ?Ole las madrile?as salerosas, guapas y ortegacanistas!
Pero pasado y futuro quer¨ªan ser tambi¨¦n presente ayer, y demostraron que no es necesario recurrir a los recuerdos ni esperar a otro d¨ªa para que la fiesta cuente con ellos. A Anto?ete le falt¨®, es l¨®gico a estas alturas, ese punto clave de decisi¨®n, para hilvanar las faenas como las dicta su ciencia y su categ¨®rica concepci¨®n del arte, pese a lo cual, par de ayudados cl¨¢sicos arqueando la pierna, una tanda de naturales, sus ver¨®nicas bien asentadas las zapatillas en la arena y dos medias ver¨®nicas solemnes dibujadas en el comp¨¢s de la cargaz¨®n ortodoxa, constituyeron destellos del toreo m¨¢s bello que pueda concebirse hoy. M¨¢s que suficiente para continuar ejerciendo su magisterio, hasta cuando quiera.
Al Ni?o de la Taurina le falt¨® que los toros embistieran como es debido, s¨®lo eso, pues puso todo lo dem¨¢s, jalon¨¢ndolo con las muestras que mejor definen a un torero cabal en trance de entrada al escalaf¨®n superior: afici¨®n, valor, af¨¢n competitivo, el oficio bien aprendido, moral alta, personalidad, garra. El Ni?o de la Taurina, que intervino en quites para no dar cuartel a nadie, que banderille¨® al sexto asom¨¢ndose al balc¨®n aunque el toro le ven¨ªa fort¨ªsimo, que instrument¨® redondos y pases de pecho de impecable factura cuando hab¨ªa embestidas y, cuando no, las provocaba ci?endo temerariamente los pitones, luci¨® en la tarde de su alternativa el aplomo y a su vez el coraje que le han hecho ya famoso de novillero. La cogida de Ortega Cano impidi¨® que la tarde fuera feliz. Concluy¨® triunfal, sin embargo. A hombros por la puerta grande sacaron al Ni?o de la Taurina, y todos sus paisanos detr¨¢s, entusiasmados, convencidos de que en esa m¨¢gica hora crepuescular, Santa Olalla se hab¨ªa convertido en la capital del mundo.
Babelia
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