Olores
El uso del tabaco es perjudicial para la salud, lo advierte la Administraci¨®n. Tambi¨¦n lo advierten muchos no fumadores, a la m¨ªnima ocasi¨®n que se les d¨¦. No todos, porque hay no fumadores a quienes el aroma del tabaco encanta. El humo es otra cosa: tiene peligro. Un fumador que tras aspirar el humo de su cigarro, llev¨¢rselo hasta las entra?as, regurgitarlo y, atubando el morro, lo impulsa a chorro sobre las narices desapercibidas de quien haya a su vera, es un asesino en potencia. El que de tan ofensiva manera recibe la humarada, har¨¢ bien si la emprende a manguillazos con el incivil agresor.Distinto es que los no fumadores est¨¦n legitimados para perseguir a los s¨ª fumadores en cualquier caso. Desde que existen sanciones por fumar, muchos no fumadores hacen cacer¨ªa de los s¨ª fumadores all¨¢ donde los encuentren, as¨ª sea en campos de f¨²tbol, plazas de toros o playas mediterr¨¢neas. Se ha visto a no fumadores furiosos exigirle a un fumador lejano que apague el puro. Cuando el fumador alega que el humo se lo lleva el viento, el no fumador replica que es el olor a tabaco lo que le molesta.
Curiosa fijaci¨®n olfativa, pues entre el gent¨ªo hay amplia gama de tufos, y seg¨²n le cante el cuerpo a cada cual, hiede a ocena cavernaria, sobaquina cebollona, bacinete abacalao, calcas jumeando cabrales, husmo de sieso fruncido. Ahora bien, las pituitarias son m¨²ltiples, caprichosas y contradictorias, y algunas provocan v¨®mitos si las sahuman penetrantes odor¨ªferos.
Con el mismo derecho que los no fumadores, unos pueden abroncar a quienes se unten franchip¨¢n, otros llamar a los guardias para que se lleven a la que le tire el tirante, y toda concentraci¨®n humana ha de convertirse en un inmenso auto de fe. Excelente recurso para satisfacci¨®n de frustrados y r¨¢pido retorno a la guerra civil. Cierto que el paisanaje convendr¨ªa fumara menos y se pasara m¨¢s unas aguas por el costal de los pecados. Son virtudes, claro. Pero mayor virtud es la tolerancia y aqu¨ª desaparece cada vez que surge una excusa para amargarle la vida al vecino.
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