La ciudad, tras la defunci¨®n del posmodernismo
Arquitectos y fil¨®sofos quieren construir juntos el espacio urbano
ENVIADO ESPECIALLa b¨²squeda de un espacio de encuentro entre la arquitectura y la filosof¨ªa es la experiencia que plantean los directores de dos seminarios que se desarrollan esta semana en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, de Santander. Se trata de Construir, pensar la ciudad en el momento en que confluyen la defunci¨®n del posmodernismo y el estancamiento del pensamiento. Peter Eisenman y Aldo Rossi ya no tienen el monopolio de la pol¨¦mica sobre la arquitectura actual. A su lado se colocan Vattimo y Derrida con sus filosof¨ªas d¨¦bil y de la decostrucci¨®n, e incluso aparece como invitado el realismo sucio del escritor Raymond Carver.
El hundimiento del proyecto posmoderno, por sus excesos y repeticiones, es el punto de partida del arquitecto Josep Llu¨ªs Mateo, director del seminario Arquitectura y ciudad, para volver a plantear la tradicional relaci¨®n entre el pensamiento y la acci¨®n. Romper los compartimentos estancos del pensamiento filos¨®fico es lo que anima a Rafael Argullol, profesor titular de Est¨¦tica de la universidad de Barcelona, director del seminario Narraci¨®n filos¨®fica versus narraci¨®n literaria, al comprobar que coinciden el agotamiento de las vanguardias y la docilidad de los intelectuales.
Visi¨®n global
La ciudad como ejemplo de visi¨®n global y escenario de la vida contempor¨¢nea, la realidad como punto de partida del proyecto, son para Josep Llu¨ªs Mateo algunos rasgos que debe tener en cuenta la arquitectura actual. Delimitar los territorios donde arquitectos, fil¨®sofos y literatos aporten las nuevas ideas es una tarea com¨²n que a partir de ahora puede comenzar. "El arquitecto como responsable de la realidad tiene que intervenir con ideas y propuestas que no se agoten en el propio estilo en los grandes problemas de la civilizaci¨®n contempor¨¢nea".Los arquitectos, con sus aportaciones sobre la vivienda, la ciudad o el territorio, y los pensadores, con su concepto globalizador, tienen que evitar el "ensimismamiento estil¨ªstico", seg¨²n Mateo, para quien la ciudad y, la realidad aparecen ya construidas, rotas, fragmentarlas, donde el proyecto se convierte en algo anecd¨®tico, casual, "renunciando a la voluntad de orden y sistema". La realidad en su dureza es el argumento del proyecto. Por este motivo Mateo cita a menudo el sentimiento rom¨¢ntico por lo roto, lo vulgar, lo sucio, el minimalismo, la est¨¦tica del realismo sucio de Carver, y los testimonios fotogr¨¢ficos, desde Walker Evans a Wim Wenders. Son condiciones de un nuevo proyecto.
En opini¨®n de Rafael Argullol, hay que someter a cr¨ªtica y subversi¨®n los valores de la ciudad actual como ¨¢mbito humano, sobre todo tras el fracaso del discurso ecol¨®gico antiurbano de los a?os sesenta, que ha dado paso al entusiasmo por las metr¨®polis, aunque advierte que "el elogio de lo urbano se ha convertido en apolog¨ªa acr¨ªtica". Argullol confirma la degeneraci¨®n del movimiento moderno y los riesgos de las soluciones ecl¨¦cticas de la etapa posmoderna, por lo que propone poner en marcha "un nuevo fermento cr¨ªtico, una nueva visi¨®n, donde no se pueda producir ni el intelectual acr¨ªtico ni el arquitecto particular".
"Pensar la ciudad es construirla", afirma Rafael Argullol, autor de La atracci¨®n del abismo y Disturbios del conocimiento, entre otras obras, para quien la novela moderna es urbana desde su origen, ya que todas las creaciones novel¨ªsticas desde el siglo XIX tienen a reflejar fen¨®menos urbanos.
"Narrar en profundidad la ciudad es pensar la ciudad y es construirla. Por eso me parece importante que en lugar de inventar modelos del pasado los escritores narren el propio medio, con elementos cr¨ªticos. Los narradores aportan una l¨ªnea de conciencia, de alerta, frente a la tentaci¨®n del arquitecto y urbanista de concebir el material sin sus habitantes".
Se buscan puntos de conexi¨®n con otras disciplinas, la integraci¨®n con otros medios art¨ªsticos, ya que la ciudad, sobre todo la ciudad europea, es una idea global, insiste Josep Llu¨ªs Mateo.
Buscar una salida al posmodernismo, cuyos autores consideraron al movimiento moderno como una desagradable molestia, es la tarea com¨²n de arquitectos, pensadores y escritores, tal como se est¨¢ planteando en el contacto de dos seminarios en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Santander.
El arquitecto Francisco Alonso, profesor de proyectos de la facultad de arquitectura de Madrid, mantiene una postura radical frente a la ciudad existente, donde la complejidad de su arquitectura se ha reducido a visiones de moda y simulacros, como los dibujos "fantasmag¨®ricos" de Aldo Rossi.
Babelia
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