Ejercicios de honestidad
La idea es atractiva. Seleccionar un vasto espectro de intelectuales de izquierda y organizar un libro con breves textos que publicaron en 1958 junto a las reflexiones que estos escritos les merecen en 1988. Es lo que ha hecho la editorial The Free Press en Nueva York. Ya que la izquierda est¨¢, tratando de entenderse a la luz del fracaso que en el campo pol¨ªtico y militar, ideol¨®gico y cultural ha experimentado en lo que va de d¨¦cada, esta sencilla confrontaci¨®n es un curioso ejercicio de honestidad.Julius Lester escribi¨® en 1967: "Matar puede ser un acto de amor". En 1988 acot¨®: "Leo y releo esas palabras con incredulidad y verg¨¹enza". Me detuve en Lester porque record¨¦ que el escritor uruguayo Eduardo Galeano, pensando en un terrorista de izquierda, escribi¨® en su libro Vagamundo: "La primera vez de la violencia es como la primera vez del amor". Por desgracia para Am¨¦rica Latina, Galeano contin¨²a sugiriendo lo mismo aunque con tina terminolog¨ªa diferente, m¨¢s adecuada a este fin de siglo. Y son muchos los que, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez al poeta argentino Juan Gelman, nada olvidaron y nada aprendieron.
La toma de conciencia en Am¨¦rica Latina es dificil porque el mensaje dual y ambivalente de Fidel Castro ha permitido a gran parte de la intelectualidad de izquierda evadir la discusi¨®n y el an¨¢lisis de los cambios introducidos en la Uni¨®n Sovi¨¦tica por Mijail Gorbachov.
En su larga oratoria del 26 de julio ¨²ltimo, celebrando el 35? aniversario del asalto al cuartel de Moncada, Fidel Castro volvi¨® a insistir en que la perestroika no es m¨¢s que la ampliaci¨®n, con alg¨²n retraso, de la pol¨ªtica cubana de rectificaci¨®n de errores. Como cada pa¨ªs tiene diferentes errores, cada uno atiende a sus propias correcciones. La Uni¨®n Sovi¨¦tica lo hace utilizando m¨¦todos capitalistas, Cuba prefiere defender su pureza revolucionaria y socialista.
La acusaci¨®n de que la perestroika y la glasnost aplican m¨¦todos capitalistas ha irritado a los sovi¨¦ticos, quienes ahora deber¨¢n meditar sobre el viaje a Am¨¦rica Latina que prometi¨® Gorbachov a los presidentes de M¨¦xico y Argentina: no llegar hasta Cuba es una toma de posici¨®n; tener una discusi¨®n ideol¨®gica con Fidel Castro en La Habana es una nueva divisi¨®n en el mundo comunista.
Fidel Castro y los intelectuales que lo apoyan en Am¨¦rica Latina quieren mantener la antinomia capitalismo-socialismo como ¨²nico conflicto posible en momentos que Gorbachov prueba que simult¨¢neamente hay un conflicto entre democracia y totalitarismo, y que el totalitarismo puede destruir a los dos sistemas. El socialismo puede ser criminalmente totalitario, y en rigor lo ha sido en la Uni¨®n Sovi¨¦tica durante casi setenta a?os, provocando miseria y estancamiento mediante una represi¨®n genocida. Gorbachov intenta salvar al socialismo como sociedad y las modificaciones que ha introducido no tienden a buscar culpables por los errores cometidos, sino a modificar un sistema de corrupci¨®n y opresi¨®n. Al reducir el debate a un simple tema de rectificaci¨®n de errores, Fidel Castro escamotea esta revoluci¨®n dentro de la revoluci¨®n sin la cual el socialismo no tendr¨ªa justificaci¨®n hist¨®rica. Gorbachov intenta comprender los errores cometidos por la revoluci¨®n como organizadora de la sociedad, Fidel Castro prefiere buscar culpables individuales por errores cometidos en la administraci¨®n del Estado. Gorbachov trata de modificar la estructura del Estado, Fidel Castro prefiere mantener un Estado que es sin¨®nimo de su poder personal, y expulsar del Estado a los supuestos culpables individuales del estancamiento de la sociedad cubana..
El 19 de abril de 1986, al cumplirse el 25? aniversario de la proclamaci¨®n del car¨¢cter socialista de la Revoluci¨®n Cubana, Fidel Castro lanz¨® la campa?a por la rectificaci¨®n que los cubanos consideran precursora de la perestroika. Un a?o despu¨¦s, en abril de 1987, la Colecci¨®n Olivo de la Editora Pol¨ªtica de La Habana recogi¨® numerosos textos de Fidel Castro dedicados a la rectificaci¨®n, bajo el t¨ªtulo de Por el camino correcto. Ahora, ya pasado el segundo a?o de la campa?a, con la econom¨ªa cubana en peores condiciones a¨²n y m¨¢s deteriorada que nunca la calidad de vida, esos textos resultan una lectura apasionante. En especial el de la p¨¢gina 95, titulado Hay que rectificar los errores que cometamos en la rectificaci¨®n de los errores. Culpables hay a granel, son descubiertos y denunciados, y el m¨¦todo permite tambi¨¦n algunos ajustes de cuentas personales, pero el sistema contin¨²a produciendo errores para los cuales hay que buscar nuevos culpables y aplicar m¨¢s rectificaciones. La ret¨®rica de Fidel Castro por un lado, y la represi¨®n por el otro, el ocultamiento de las ideas de Gorbachov y la promesa de que los 193.000 turistas que llegar¨¢n en 1988 se convertir¨¢n en 800.000 en 1991, alcanza para continuar recitando las enc¨ªclicas de Sierra Maestra. Pero el ¨²ltimo 28 de julio, al escuchar de Fidel Castro que Cuba sigue siendo el mejor de los para¨ªsos socialistas, los cubanos tambi¨¦n se informaron de que no podr¨¢n utilizar los hoteles y facilidades reservados para los turistas extranjeros. Se supone que el turismo representar¨¢ el segundo ingreso de Cuba despu¨¦s del az¨²car y, dijo Fidel, "s¨®lo un dandy peque?oburgu¨¦s no puede entender por qu¨¦ los cubanos no pueden utilizar esas habitaciones". Ning¨²n cubano aceptar¨ªa pasivamente esa estupidez en un clima de glasnost y perestroika. Por ello hay que evitar el debate con Gorbachov o insistir en que la violencia es una forma avanzada del amor. Si los sovi¨¦ticos no hacen p¨²blicas las cr¨ªticas que formulan reservadamente a la situaci¨®n cubana, los intelectuales y pol¨ªticos latinoamericanos deber¨¢n producir los textos que aparten a la juventud del continente de esas formas del amor.
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