Lisboa descubre que vive sobre un polvor¨ªn
Era una vez el Chiado, Ruinas de indignaci¨®n, Despu¨¦s de las ruinas, Salvar Lisboa antes de la pr¨®xima cat¨¢strofe, Cr¨®nica de un muerte anunciada: algunos de los titulares de la Prensa portuguesa reflejan los sentimientos contradictorios que, pasados los primeros momentos de p¨¢nico y dolor tras el incendio que destruy¨® el jueves parte del centro hist¨®rico, agitan la opini¨®n p¨²blica. La mitad de la poblaci¨®n de Lisboa descubre con preocupaci¨®n que vive sobre un polvor¨ªn y que las obras necesarias para devolver un m¨ªnimo de seguridad exigen a?os.
No es exagerado decir que mientras la mayor¨ªa de la poblaci¨®n portuguesa suspira de alivio al comprobar que s¨®lo hubo un muerto, que la zona destruida por el fuego es tan s¨®lo de 7.500 metros cuadrados, y que los m¨¢s preciosos monumentos del barrio no sufrieron da?os irreparables, decenas de miles de lisboetas, residentes en los barrios antiguos de la capital, empiezan a tomar conciencia de las horas de peligro que vivieron el 25 de agosto, de las precarias condiciones de seguridad en que viven hace a?os o d¨¦cadas y del da?o irreversible que el fuego caus¨®, en pocas horas, en una parte importante del centro hist¨®rico de Lisboa, entre la llamada Baixa Pombalina y el Chiado.Veinticuatro horas despu¨¦s, decenas de bomberos luchaban todav¨ªa, entre las ruinas, contra peque?os fuegos que resisten o brotan de nuevo al menor soplo de viento. Pero nadie, ni siquiera los periodistas, estaba autorizado a circular por la zona siniestrada: a medida que se enfr¨ªan los materiales aumenta el peligro de desmoronamiento de paredes, vigas y otras estructuras.
Adem¨¢s de los edificios que fueron pasto de las llamas, hay tambi¨¦n que inspeccionar decenas de otras construcciones que sufrieron con el calor, y las muchas toneladas de agua con que fueron inundadas para evitar la propagaci¨®n del incendio. Porque una evidencia se impone: los m¨¢s de 500 hombres y los importantes medios materiales movilizados fueron impotentes para apagar el incendio: concentraron sus esfuerzos en impedir su progresi¨®n y, en el interior del cuadril¨¢tero siniestrado, las llamas se apagaron pr¨¢cticamente por s¨ª solas, por falta de combustible.
Los agentes de polic¨ªa sustituyen, en las calles desiertas y ennegrecidas, la agitaci¨®n de los bomberos y de los vecinos que buscaban, desesperadamente, salvar algo del gigantesco brasero. El Ministerio del Interior ha anunciado la instalaci¨®n de un fuerte dispositivo de vigilancia por razones de seguridad y para evitar eventuales pillajes o la destrucci¨®n, por inadvertencia, de elementos importantes para las investigaciones en curso.
La polic¨ªa judicial se hizo cargo de las investigaciones sobre las causas del incendio inicial, en los grandes almacenes Grandella, acerca del cual subsisten sospechas de incendio criminal, pero otros muchos elementos interesan, por ejemplo, a las compa?¨ªas de seguros. El Instituto Portugu¨¦s de Seguros lia anunciado ya que, con excepci¨®n del citado Grandella, todos los dem¨¢s comerciantes, empresarios y particulares, recibir¨ªan inmediatamente las indemnizaciones a que tienen derecho.
Las compa?¨ªas de seguros avanzan la cifra de 3.000 a 4.000 millones de escudos para el total de los valores asegurados, pero admiten que se trata tan s¨®lo de una cuarta parte del valor real del patrimonio destruido. La agencia Lusa estima los da?os materiales en 50.000 a 60.000 millones de escudos (45.000 a 50.000 millones de pesetas). Dos centenares de firmas, con un total de 2.000 a 3.000 trabajadores en plantilla, tuvieron su patrimonio destruido en parte o totalmente. La reconstrucci¨®n del patrimonio arquitect¨®nico, que el Gobierno se dice empe?ado en realizar en la medida de lo posible, exigir¨¢ inversiones p¨²blicas de grandes dimensiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.