FESTIVAL DE SANTANDER Estrenos de Garc¨ªa Rom¨¢n y Penderecki
ENVIADO ESPECIAL La Suite monta?esa, de Arturo D¨²o Vital, el m¨¢s importante compositor c¨¢ntabro de la generaci¨®n del 27, abri¨® el ¨²ltimo programa de la orquesta y coro polacos en la Plaza Porticada. Excelentemente trabajada dentro de una fidelidad a los supuestos nacionalistas imperantes en su momento, la Suite muestra adem¨¢s la sensibilidad de D¨²o Vital, que reun¨ªa en una sola naturaleza la doble condici¨®n de poeta y m¨²sico.
El resto de la noche estuvo dedicado a dos partituras de estreno. Absoluto en el caso de la de Garc¨ªa Rom¨¢n y espa?ol en el de Penderecki en el Te Deum. En su segunda sinfon¨ªa, escrita en 1986, Jos¨¦ Garc¨ªa Rom¨¢n se expresa con gran seguridad de conceptos y de lenguaje, puestos al servicio de una idea muy ambiciosa. No es f¨¢cil, ni mucho menos, la sinfon¨ªa de Garc¨ªa Rom¨¢n, pero tiene poco o nada de convenci¨®n o artificio. Su peculiar barroquismo, ese sentimiento tan clavado en el alma de los granadinos hasta cuando hacen su realismo, es algo connatural a un compositor lleno de vivencias geogr¨¢ficas y culturales, que concibe la creaci¨®n art¨ªstica -al modo de Falla con Lorca" como un duelo a muerte sostenido entre mi coraz¨®n y la poes¨ªa". Nada superficial aparece en esta excelente sinfon¨ªa que viene a enriquecer nuestro repertorio desde un mensaje radicalmente personal, gravado de silencios y sonidos, luz solar, misterio y densidad espiritual.
El maestro Pijarowsky y la Sinf¨®nica Nacional Polaca dieron unas versiones ejemplares tanto de la Suite monta?esa como de la sinfon¨ªa. As¨ª se estrena una partitura: con conocimiento, detallismo, r¨¢pida asimilaci¨®n y fervor. El ¨¦xito fue claro y decidido y Garc¨ªa Rom¨¢n subi¨® a saludar repetidas veces junto a sus int¨¦rpretes.
'Te Deum'
Con el Te Deum rindi¨® Penderecki homenaje a Juan Pablo II, el Papa polaco, en septiembre de 1980. Una vez m¨¢s lo religioso y lo nacional aparecen unidos en esta obra e incluso con mayor evidencia en otras anteriores por el empleo de las palabras polacas de un himno patri¨®tico al lado del texto latino de alabanza.
Acaso m¨¢s que en ninguna otra obra, Penderecki retorna en ¨¦sta a supuestos b¨¢sicos del pasado remoto y, como si de una obsesi¨®n se tratara, la evocaci¨®n del dramatismo religioso al estilo de Verdi es en ocasiones tan evidente que parece intencionado. El momento m¨¢s bello de la obra es precisamente la musicalizaci¨®n del aludido canto patri¨®tico, para el que Penderecki vuelve a los valores m¨¢s puros de la antigua polifon¨ªa.
Por lo dem¨¢s, el Te Deum sirve, en tono glorificante, cuando el texto demanda. Santander despidi¨® al compositor polaco y a las formaciones y solistas por ¨¦l dirigidas con gran entusiasmo, cerrando as¨ª una experiencia muy valiente por parte del director del festival, Jos¨¦ Luis Ocejo.
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