Espa?a, ante el S¨¢hara
MARRUECOS Y el Frente Polisario, las dos partes interesadas en el conflicto del S¨¢hara occidental, est¨¢n embarcados en estos d¨ªas en un ejercicio pol¨ªtico de altura: reduciendo el cariz de sus intransigencias, buscan el com¨²n denominador que haga posible la aplicaci¨®n del plan del secretario general de la ONU para la ex colonia espa?ola y, por ende, la paz. Mientras esto ocurre, y a medida que progresan las gestiones de P¨¦rez de Cu¨¦llar, se pone de manifiesto la importancia creciente del alto organismo internacional, despu¨¦s de d¨¦cadas de languidecimiento y acusaciones de inutilidad. Tambi¨¦n es casi evidente que la cuesti¨®n del S¨¢hara se enmarca en el elenco de conflictos regionales en v¨ªas de soluci¨®n tras la firma de los acuerdos Reagan-Gorbachov. No es que esos conflictos regionales puedan ser resueltos todos ellos de forma directa por las superpotencias. Pero ¨¦stas tienen elementos de presi¨®n, y los est¨¢n utilizando, para que los actores de los litigios lleguen a acuerdos pac¨ªficos.La postura de Espa?a, en un tema que le afecta fundamentalmente y del que es hist¨®ricamente responsable, no resulta muy brillante. Hace unos d¨ªas, el Ministerio de Asuntos Exteriores aseguraba que la diplomacia espa?ola se moviliza para apoyar el plan de paz del S¨¢hara, y para ello mantiene contactos al m¨¢s alto nivel "con los representantes dejas partes interesadas", lo que incluye al Frente Polisario. Por su parte, ¨¦ste ha contestado diciendo que estos contactos, lejos de situarse al m¨¢s alto nivel, son cosa de la puerta de servicio que se mantuvo entreabierta tras la ruptura de relaciones entre saharauis y espa?oles, hace ahora dos a?os. Esta puerta de servicio es, sin embargo, el embajador espa?ol en la ONU, y no es justo minimizar la importancia de su gesti¨®n: se trata probablemente de nuestro primer experto en el tema, que, con paciencia y habilidad, ha sido capaz de mantener vivo ese ¨²nico canal de comunicaci¨®n.
La ruptura de relaciones con el Frente Polisario se realiz¨® despu¨¦s de un ataque de miembros del mismo contra pesqueros espa?oles. Esta est¨²pida y criminal agresi¨®n devino en un aislamiento del Frente Polisario que en nada le ha beneficiado. Sobre todo si se tiene en cuenta que, ya con anterioridad, los saharauis eran los actores m¨¢s d¨¦biles de la escena magreb¨ª. Pero no tan d¨¦b¨¹es que se les pudiera despreciar, y eso lo ha entendido, mejor incluso que el Gobierno espa?ol, el propio rey Hassan. Marruecos comprende que su sue?o de un gran Magreb pac¨ªfico y pr¨®spero pasa por la soluci¨®n del problema del S¨¢hara, cuya clave no est¨¢ principalmente en Argelia, sino en el Polisario. Espa?a no quiere mediar en el conflicto saharaui y es bueno que as¨ª sea. Pero debe participar en el proceso de soluci¨®n del problema. Para ello, cabe recordar al Gobierno que s¨®lo es posible mediar entre dos partes o intervenir en un problema que las separa cuando existen relaciones equivalentes con ambas, o cuando las dos aceptan por igual a un mismo interlocutor. Si Espa?a quiere jugar un papel en la soluci¨®n para el problema del S¨¢hara, que ella misma contribuy¨® a crear, necesita restablecer las relaciones, de forma p¨²blica, abierta y formal, con el Frente Polisario. S¨®lo as¨ª podr¨¢ aportar, con credibilidad para los saharauis, sus conocimientos t¨¦cnicos, su experiencia y. el c¨¦lebre y complej¨ªsimo censo de 1974, que es la base de la soluci¨®n del conflicto.
Nuestras relaciones con Marruecos deben ser potenciadas y privilegiadas, como lo demanda el hecho de ser este pa¨ªs un potente vecino con el que las viejas discrepancias no deben hacer sucumbir el esp¨ªritu de amistad y cooperaci¨®n. El pragmatismo de Rabat al aceptar el plan de paz de la ONU es bien expresivo de los vientos que corren en la corte alau¨ª. Ser¨ªa una necedad, y una l¨¢stima, desaprovechar las oportunidades de di¨¢logo y negociaci¨®n que ello supone.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.