El derecho de las mujeres al trabajo
Las secretar¨ªas de la mujer de Comisiones Obreras hemos desarrollado durante el ¨²ltimo a?o una amplia campa?a por el derecho individual al empleo, dentro de la cual llam¨¢bamos a las mujeres a inscribirse como demandantes en las oficinas de empleo como primer paso para reivindicar ser tenidas en cuenta en la elaboraci¨®n de una pol¨ªtica de empleo que garantice ese derecho individual. Y podemos decir que este llamamiento ha tenido su reflejo en el incremento de mujeres registradas como paradas, que ya recientemente ha superado en cifras netas el n¨²mero de hombres parados.Sin embargo, nuestra campa?a persegu¨ªa tambi¨¦n otros dos objetivos b¨¢sicos, sin los cuales el derecho de las mujeres al empleo se encuentra sensiblemente limitado. Estos dos objetivos son: derogar las normas proteccionistas en vigor que, hoy por hoy, sirven para impedir el acceso de las mujeres a ciertos trabajos, y la defensa de una ley que proteja el ¨²nico per¨ªodo en el que las mujeres s¨ª necesitan un, tratamiento laboral especial, esto es, durante la gestaci¨®n y el parto.
En cuanto al primer objetivo, en diciembre pasado la comisi¨®n de justicia del Parlamento, a instancia del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida, que se hizo portavoz de una propuesta de la Secretar¨ªa de la Mujer de Comisiones Obreras, reconoci¨® un¨¢nimemente que las normas proteccionistas nacionales deb¨ªan ser revisadas, e inst¨® al Gobierno a su derogaci¨®n. Sin embargo, y a pesar de sus promesas p¨²blicas, la intencionalidad del Gobierno, que nos fue expuesta recientemente por el director general de Trabajo, se?or Navarro, es la de proceder a la derogaci¨®n en el marco de la futura ley de protecci¨®n de la salud y condiciones de trabajo, ley que est¨¢ a¨²n en fase de borrador interno del Ejecutivo y que, por tanto, tardar¨¢ bastante en ver la luz.
Y tampoco entra, al parecer, en los planes del Ejecutivo llevar a efecto la denuncia del art¨ªculo 8.b de la Carta Social Europea sobre prohibici¨®n de trabajo subterr¨¢neo de las mujeres, denuncia que, de no plantearse antes de enero de 1989, ya no podr¨ªa hacerse hasta dos a?os despu¨¦s, y esta falta de inter¨¦s es debida a que el se?or Gonz¨¢lez y su Gobierno, que con frecuencia alardean de modernidad y de estar a la cabeza de Europa en ciertas medidas, no desean ver empa?ado su per¨ªodo de presidencia de la Comunidad Europea con el abanderamiento de una reivindicaci¨®n feminista, por m¨¢s que ¨¦sta se encuentre recogida en su propio plan para la igualdad de oportunidades de las mujeres (1988-1990).
En cuanto a la protecci¨®n de la salud de las mujeres gestantes en el ¨¢mbito laboral, el Gobierno tambi¨¦n remite su regulaci¨®n al marco de la ley de protecci¨®n de la salud y condiciones de trabajo, que, como ya hemos indicado, se encuentra en fase muy primaria de elaboraci¨®n.
Tareas pendientes
Como se ve, a¨²n nos queda mucho por hacer hasta conseguir estos dos objetivos de nuestra campa?a, pero adem¨¢s de ellos y de la evidente necesidad de promulgar una ley general de protecci¨®n a la salud de los trabajadores y trabajadoras existen otros aspectos que se deber¨ªan igualmente regular. Nos referimos al reparto de las responsabilidades familiares.
Los hijos son un bien social sin el cual la humanidad se extinguir¨ªa, por lo que creemos firmemente que esta responsabilidad no debe adjudic¨¢rsele en exclusiva a la mujer, convirti¨¦ndose en una penalizaci¨®n laboral y social para ella. De ello se deriva la propuesta hecha por la Secretar¨ªa de la Mujer de Comisiones Obreras de la necesidad de una ley de maternidad que contemple:
- Control riguroso, por parte de los comit¨¦s de seguridad e higiene, de las condiciones de trabajo y el establecimiento del derecho de las mujeres a cambiar de puesto de trabajo durante el embarazo, si hay riesgo para la madre y/o el feto. Inclusi¨®n en los reconocimientos m¨¦dicos peri¨®dicos realizados por las empresas del reconocimiento ginecol¨®gico a la mujer como forma de controlar y evitar futuras enfermedades y problemas.
- La asistencia pre y posparto debe tener un sentido m¨¢s amplio (incluida gimnasia de preparaci¨®n), concedi¨¦ndose como permiso pagado. Asimismo tendr¨ªa que darse permiso por el tiempo necesario para la consecuci¨®n del embarazo utilizando las nuevas t¨¦cnicas de fecundaci¨®n. Estos per¨ªodos no podr¨ªan computarse como per¨ªodo de absentismo.
- La necesidad de reconocer el per¨ªodo de lactancia como tiempo para el cuidado del reci¨¦n nacido, al que puedan tener derecho tanto el padre como la madre, naturales o adoptivos. Establecimiento de un cupo anual de horas pagadas, indistintamente por el padre o la madre, para atender enfermedades de hijos menores. Estos permisos tampoco podr¨ªan ser contabilizados como absentismo.
- Derecho al reingreso autom¨¢tico tras las excedencias por maternidad/paternidad.
- Necesidad de creaci¨®n de una red de ayuda a domicilio que atienda a los ni?os enfermos y ampliaci¨®n de escuelas infantiles subvencionadas por la Administraci¨®n.
- Igualdad de trato a las madres/padres adoptivos que a los naturales en cuanto a permisos, excedencias, etc¨¦tera.
- Percepci¨®n del ciento por ciento del salario en el per¨ªodo de baja maternal.
Como se puede apreciar, algunos de estos aspectos han sido recogidos en el proyecto de ley que el Gobierno hizo el pasado 30 de junio: ¨¦ste lleva a partir de ahora el tr¨¢mite parlamentario de enmiendas y debates y, previsiblemente, si todo sigue un ritmo normal, para ¨²ltimos del presente a?o o principios del pr¨®ximo ser¨¢ ley.
Condiciones de trabajo
Las mujeres de Comisiones Obreras creemos que el proyecto del Gobierno no es suficiente, pues, sin una idea global de todos los aspectos antes mencionados, la maternidad seguir¨¢ siendo un claro factor de desigualdad para las mujeres.
De las dos medidas contempladas por el Gobierno, la ampliaci¨®n a 16 semanas del per¨ªodo de baja maternal y la reserva del puesto de trabajo tras la excedencia de un a?o por maternidad/paternidad, con ser importantes, sobre todo la segunda, dejan en el tintero aspectos por los que muchas mujeres han tenido que optar entre ser madres o seguir conservando su puesto de trabajo.
A modo de conclusi¨®n, creemos importante insistir en lo siguiente: las condiciones de trabajo deben ser mejoradas para hombres y mujeres, por lo que no es comprensible que sigan manteni¨¦ndose leyes y normas proteccionistas de marcado car¨¢cter discriminatorio. Urge, por consiguiente, la derogaci¨®n de tales normas.
Es necesario introducir el concepto de opcionalidad para la madre y el padre en los permisos, licencias, etc¨¦tera, como forma de ir cambiando la mentalidad tradicional que adjudica las responsabilidades familiares a las mujeres.
Por ¨²ltimo, manifestar que, sin ser prioritaria para nosotras la ampliaci¨®n de dos semanas m¨¢s en el per¨ªodo de baja maternal, y s¨ª otros aspectos que el proyecto de ley del Gobierno no recoge y que antes se?al¨¢bamos, querr¨ªa decir al respecto que esta ampliaci¨®n no deber¨ªa suponer la no contrataci¨®n de mujeres por los efectos m¨¢s costosos que producir¨ªan tales medidas, ya que los costes de la baja maternal son asumidos en su totalidad por la Seguridad Social, y el coste para los empresarios es nulo.
Me gustar¨ªa insistir en que la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos de nuestro entorno poseen derechos m¨¢s amplios en esta materia, muchos de ellos conseguidos tras arduas luchas de las mujeres, pero otros han sido adoptados por los Gobiernos para animar a las mujeres a la maternidad ante la ca¨ªda de los ¨ªndices de natalidad.
En Espa?a no hemos llegado a¨²n a esa situaci¨®n. Nos gustar¨ªa no tener que esperar a que esto ocurra para conseguir mejoras que son inaplazables.
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