La segunda legalizaci¨®n de Solidaridad
EL SINDICATO polaco clandestino Solidaridad, del que es l¨ªder el premio Nobel de la Paz Lech Walesa, va camino de ser legalizado por segunda vez en ocho a?os por las autoridades de Varsovia. Las circunstancias actuales son radicalmente diferentes a las de 1980, tanto en el aspecto interior como en el internacional. La apertura del di¨¢logo entre Walesa y la direcci¨®n del r¨¦gimen polaco es, sin duda, un ¨¦xito personal del dirigente sindical y de su organizaci¨®n, Solidaridad.La huelga que desde hace 10 d¨ªas ten¨ªa paralizado al pa¨ªs amenazaba, hasta que fue desconvocada ayer, con agravar la cat¨¢strofe econ¨®mica y pol¨ªtica en que se encuentra sumida Polonia. El Gobierno de Varsovia no ha tenido m¨¢s remedio que hacer de tripas coraz¨®n y sentarse a la mesa con un hombre al que desde hace siete a?os ataca y desacredita, acus¨¢ndole de ser un irresponsable agente del capitalismo. El jefe del Estado, el general Jaruzelski, considerado un partidario decidido de la perestroika, ha tenido que ceder en el punto m¨¢s importante de los postulados que enunci¨® tras la imposici¨®n de la ley marcial en 1981: el de que nunca negociar¨ªa con Solidaridad, por mucho que estuviera dispuesto a aceptar el di¨¢logo social.
El aparato del partido y la Administraci¨®n est¨¢n francamente irritados con esta negociaci¨®n del Ejecutivo y "Ias fuerzas destructivas y antisocialistas ", que es como se designa al sindicato Solidaridad en la terminolog¨ªa oficial. En el pleno del comit¨¦ central de la semana pasada hubo m¨¢s voces pidiendo mano dura y "represi¨®n del enemigo" que manifestaciones de apoyo a las reformas. Pero las voces oficialistas han tenido que ser acalladas. Las realidades econ¨®micas y pol¨ªticas hab¨ªan hecho fracasar el proyecto de JaruzeIski. Y el l¨ªder polaco sabe que sin di¨¢logo con la oposici¨®n no existe posibilidad futura de galvanizar a la sociedad en favor de unas reformas absolutamente indispensables en un pa¨ªs cuya deuda exterior es de 40.000 millones de d¨®lares (unos 5 billones de pesetas) y cuya poblaci¨®n (el 42% de la cual se encuentra en el umbral de la pobreza) se niega obstinadamente a trabajar por un dinero que cada vez vale menos y con el que poco puede comprarse.
Es cierto que el di¨¢logo Gobierno- Solidaridad tiende a erosionar al r¨¦gimen. Pero el empe?o contrario amenazaba ya con provocar el colapso completo de Polonia, con serio riesgo para la estabilidad de sus aliados, el principal de los cuales es la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Una situaci¨®n as¨ª constituir¨ªa un serio rev¨¦s para Gorbachov, porque le forzar¨ªa probablemente a intervenir en la escena polaca, lo que, por otra parte, pondr¨ªa en entredicho su plan de reformas y da?ar¨ªa irreparablemente el clima internacional relajado que ha contribuido tan eficazmente a crear.
El di¨¢logo tambi¨¦n es peligroso para Walesa. Por ejemplo, en mayo pasado, Solidaridad no jug¨® papel alguno en las huelgas protagonizadas por j¨®venes (ni?os a¨²n cuando, en 1980, fue creado el sindicato independiente) en demanda de pluralismo sindical. En este momento el Gobierno, que s¨®lo consiente en hablar con Walesa, ayuda a ¨¦ste a evitar la disgregaci¨®n sindical que le desplazar¨ªa de la escena. Pero en una situaci¨®n tan fluida como la polaca, nadie es capaz de predecir acontecimientos, siquiera a corto plazo. Dicho todo lo cual, movilizar a la poblaci¨®n en favor de unas reformas en profundidad, con todo lo que ello implica, era imposible sin la credibilidad que presta una oposici¨®n organizada. Solidaridad tendr¨¢ que demostrar que es acreedora a esta condici¨®n y que no va a desgastarse en rencillas interiores, radicalismos y exigencias maximalistas e inviables, como hizo en los a?os de la crisis que puso fin a su existencia legal. Solidaridad y el di¨¢logo nacional parecen ser un requisito imprescindible para que Polonia se recupere y estabilice. Pero el camino es largo y un principio de di¨¢logo no es a¨²n garant¨ªa de nada.
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