Una ley proteccionista
LA NUEVA ley comercial norteamericana, firmada hace unos d¨ªas por el presidente Reagan, contiene una serie de disposiciones que, de aplicarse estrictamente, podr¨ªan obstaculizar la entrada de mercanc¨ªas en Estados Unidos y poner en entredicho el principio b¨¢sico de la libertad comercial. Por ello, no debe extra?ar que la ley haya sido atacada por los principales pa¨ªses que comercian con Estados Unidos. El propio Reagan ha pasado como de puntillas sobre un texto que contradice el esp¨ªritu liberal de su presidencia y ha declarado que, en l¨ªneas generales, la nueva ley pone en manos de la Administraci¨®n norteamericana una serie de instrumentos que permitir¨¢n defender mejor los intereses de la naci¨®n. Conviene recordar que hace unos meses el propio presidente rechaz¨® la ley que ahora ha firmado porque, entre sus numerosas disposiciones, conten¨ªa una que obligaba a las empresas a dar un preaviso de 60 d¨ªas en casos de despidos masivos. Ha sido la retirada de esta disposici¨®n y algunos otros cambios menores lo que han motivado el levantamiento del veto presidencial.La nueva ley autoriza a la Administraci¨®n norteamericana a investigar a los pa¨ªses sospechosos de pr¨¢cticas comerciales discriminatorias o incorrectas, con objeto de aplicar medidas de retorsi¨®n. No est¨¢ claro lo que pueda ser una pr¨¢ctica incorrecta: registrar un fuerte excedente en los intercambios comerciales con Estados Unidos puede constituir una presunci¨®n de culpabilidad y motivar una investigaci¨®n. Tambi¨¦n una depreciaci¨®n excesiva de la moneda local: para prevenir mayores males, las autoridades de Hong Kong han declarado que la vinculaci¨®n de su moneda al d¨®lar no se debe al deseo de obtener ventajas comerciales exorbitantes, sino m¨¢s bien a la conveniencia de evitar fluctuaciones excesivas de esa moneda.
Quienes m¨¢s han protestado hasta ahora han sido las autoridades japonesas, que han amenazado con llevar el asunto a instancias internacionales, aunque es dudoso que lleven a cabo su amenaza: tradicionalmente Jap¨®n ha sido un pa¨ªs que ha cerrado sus fronteras a la importaci¨®n de productos extranjeros y s¨®lo ha comenzado a entreabrirlas como consecuencia del clamor internacional contra el excedente de su balanza comercial.
En cuanto a Europa, la nueva ley no hace sino envenenar un poco m¨¢s una discusi¨®n que tiende a hacerse m¨¢s agria con el paso del tiempo. Estados Unidos ha criticado duramente la pol¨ªtica agr¨ªcola de la Comunidad Europea, especialmente las subvenciones a la exportaci¨®n de sus productos excedentarios. En este punto los norteamericanos tienen raz¨®n, pero la pierden al amenazar con subvencionar ellos tambi¨¦n las exportaciones de algunos productos excedentarios. Otro tema de discusi¨®n, que afecta directamente a Espa?a, es el del Airbus: Estados Unidos acusa al consorcio europeo que fabrica este avi¨®n de recibir unas ayudas estatales para su producci¨®n que rebajan artificialmente su precio de venta. A ello responden los europeos que los fabricantes norteamericanos de aviones civiles se benefician de ayudas indirectas del Pent¨¢gono. En cualquier caso, la nueva ley prev¨¦ la posibilidad de imponer tasas compensatorias a los productos de los pa¨ªses que fabrican el Airbus y, por consiguiente, a Espa?a.
De momento tan s¨®lo se trata de unas posibilidades que la actual Administraci¨®n no tiene materialmente tiempo de utilizar, aunque deja un arsenal represivo considerable a la siguiente, republicana o dem¨®crata. Los m¨¢s optimistas estiman que la ley habr¨ªa podido ser peor y que en realidad sus efectos ser¨¢n beneficiosos para el comercio internacional, al conjurar las presiones proteccionistas en el interior de Estados Unidos. Por su parte, los pesimistas estiman que se ha dado un nuevo y decisivo paso por el peligroso camino del proteccionismo. Es pronto a¨²n para dar la raz¨®n a unos o a otros. Lo m¨¢s probable es que a corto plazo la Administraci¨®n norteamericana utilice el cheque en blanco que acaba de recibir para negociar m¨¢s duramente en la pr¨®xima ronda de negociaciones comerciales, que no tardar¨¢ en abrirse. M¨¢s all¨¢ de este horizonte, el peligro reside en que los problemas del comercio mundial tiendan a negociarse bilateralmente, bajo la constante amenaza de medidas de retorsi¨®n, en vez de solucionarse mediante negociaciones multilaterales, como ha venido haci¨¦ndose hasta ahora; ello equivaldr¨ªa a desandar el camino recorrido a lo largo de los ¨²ltimos decenios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.