Los asalariados mejorar¨¢n su posici¨®n en el reparto de la renta, seg¨²n el Gobierno
El escenario macroecon¨®mico que est¨¢ utilizando el Gobierno para elaborar el proyecto de Presupuestos de 1989 prev¨¦ que los asalariados mejoren su participaci¨®n en en el reparto de la renta durante el pr¨®ximo a?o y en los ejercicios de 1991 y 1992. A pesar de la mayor moderaci¨®n salarial preconizada, el avance de las remuneraciones de los asalariados, auspiciado en sus tres cuartas partes por el aumento del empleo previsto, ser¨¢ mayor que en los dos a?os ¨²ltimos y compensar¨¢ parte de las p¨¦rdidas registradas desde el ejercicio de 1982.
Por el contrario, los excedentes empresariales ver¨ªan mermada su cuota en la distribuci¨®n de la riqueza que se genera cada a?o, debido tambi¨¦n al aumento de los impuestos y al retroceso de las subvenciones.De los cuadros sobre el reparto de la renta incluidos en el Escenario macroecon¨®mico y presupuestario 1989-1992 se desprende que el Ejecutivo prev¨¦ un giro en la distribuci¨®n de los frutos del crecimiento econ¨®mico. Si la realidad confirmara estos escenarios, la participaci¨®n de las remuneraciones de los asalariados en el producto interior bruto (PIB) a precios de mercado pasar¨ªa desde el 45,78% de 1,987 hasta el 46,82% en 1992.
El cumplimiento de estos objetivos, ausentes de la planificaci¨®n gubernamental durante los a?os de retroceso relativo de las remuneraciones salariales, supondr¨ªa alcanzar en 1992 una situaci¨®n similar a la observada en 1982. En la distribuci¨®n del PIB al coste de los factores (s¨®lo entre trabajo y capital), las p¨¦rdidas registradas durante la primera parte de esta d¨¦cada ser¨ªan neutralizadas por los avances previstos para la segunda. En el reparto a precios de mercado (trabajo, capital e impuestos indirectos menos subvenciones) tambi¨¦n se restablecer¨ªa la participaci¨®n de los dos factores productivos, aunque sin merma del paulatino e ininterrumpido avance experimentado por los impuestos desde mediados de los a?os setenta.
Desde el punto de vista macroecon¨®mico, la nueva distribuci¨®n de la renta significar¨ªa el fin del ajuste iniciado por la UCD e impulsado desde 1982 por el Gobierno socialista. La teor¨ªa de este ajuste se ha centrado en favorecer la recuperaci¨®n de los excedentes empresariales y del ahorro para que luego aumentaran los beneficios y la inversi¨®n. En la pr¨¢ctica as¨ª ha ocurrido, y el ciclo se complet¨® en 1986, con varios a?os de desfase, al empezar a incrementarse la inversi¨®n.
As¨ª, mientras que en la primera fase del ajuste el avance de las rentas empresariales se debi¨® principalmente a la destrucci¨®n de empleo, el nuevo esquema de reparto de la renta iniciado en 1987 se explica m¨¢s por el incremento del n¨²mero de los asalariados que por la mejora de los salarios reales. En 1985 y 1986 los trabajadores hab¨ªan perdido la mayor¨ªa absoluta en el reparto de la renta, cuando todav¨ªa en 1981 ostentaban el 53,3%. Y fue en 1987, gracias a un crecimiento estad¨ªstico del 4,2% en el n¨²mero de asalariados, cuando recuperaron el 51,1 %, tasa que los cuadros del Gobiemo prev¨¦n que se repita durante el presente ejercicio, para luego incrementarse a partir del aflo pr¨®ximo.
Aumento de empleo
Igualmente, la mejora proyectada para los cuatro a?os que faltan hasta 1992 se deber¨ªa en sus tres cuartas partes al aumento del empleo asalariado (3,6% en 1989, 3,2% al a?o siguiente, 3,4% en 1991 y 4,1% en 1992). En efecto, los salarios nominales (v¨¦ase EL PA?S de ayer) apenas crecer¨ªan en cada uno de los pr¨®ximos a?os un punto m¨¢s que el ¨ªndice de precios al consumo, frente al 1,7% de incremento registrado en 1987. De ah¨ª que estos cuadros macroecon¨®micos traten de compatibilizar la mayor moderaci¨®n salarial con una d¨ªstribuci¨®n de la renta m¨¢s favorable para el conjunto de los asalariados, aparente contradicci¨®n que s¨®lo podr¨¢ resolverse por el aumento del n¨²mero !as asalariados; el Gobierno prev¨¦ que se creen 1,5 millones de empleos netos hasta finales de 1992.De paso, quedar¨ªa as¨ª cubierto tambi¨¦n, gracias al aumento anual de un punto en los salarios reales y, de casi un 4% en el empleo asalariado, el objetivo de que el consumo privado -realizado en su inmensa mayor¨ªa con cargo a rentas salariales- crezca durante Ios pr¨®ximos cuatro a?os a un ritmo real cercano al, 3,5% (v¨¦ase EL PAIS del pasado domingo).
Si se cumplen estos cuadros, la participaci¨®n de los asalariados en el reparto del PIB al coste de los factores (Trabajo y Capital) ganar¨ªa durante los cuatro pr¨®ximos a?os casi dos puntos (cerca del 4%), al pasar desde el 50,15% de 1988 hasta el 52,13% en 1992. De esta forma absorber¨ªa casi dos terceras partes de la p¨¦rdida registrada desde 1981, cuando las rentas del trabjo representaban todav¨ªa un 53,3%, a juzgar por la ¨²ltima versi¨®n de la contabilidad nacional revisada.
En los cuadros gubernamentales no aparecen previsiones sobre qu¨¦ pasar¨¢ con las rentas mixtas de capital y trabajo, las que perciben varios millones de trabajadores aut¨®nomos. ?stas las incluyen las cuentas nacionales dentro del excedente bruto de explotaci¨®n, y desde 1981 han disminuido desde el 26,3% del PIB hasta el 23,7%.
En el reparto a precios de mercado (trabajo, capital y Estado), seg¨²n puede observarse en el cuadro adjunto, el avance de las rentas salariales ser¨ªa para los pr¨®ximos cuatro a?os de 1,04 puntos de PIB, desde el 45,76% hasta el 46,82%, pero casi la mi?ad proceder¨ªa del aumento previsto en las cotizaciones de empresas y trabajadores a la Seguridad Social, que asciende a 0,5 puntos y que permitir¨¢ financiar el incremento real proyectado para el gasto p¨²blico en pensiones y sanidad. Los impuestos indirectos y las subvenciones mejorar¨¢n tambi¨¦n su participaci¨®n en 1,55 puntos.
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