Bush y Dukakis inician su campa?a empatados

George Bush y Michael Dukakis iniciaron ayer oficialmente, en la tradicional Fiesta del Trabajo de Estados Unidos, la campa?a electoral, intentando que un electorado muy vol¨¢til, que quiere una ligera correci¨®n de rumbo, pero no un cambio de direcci¨®n pol¨ªtica, elija una de las dos opciones. Pero los sondeos (70 d¨ªas antes del voto decisivo del 8 de noviembre) reflejan un virtual empate entre el vicepresidente rep¨²blica

Ninguno cuenta de partida con una base regional s¨®lida, y los grandes Estados que decidir¨¢n, como Tejas y California, est¨¢n en el aire. Todo indica que puede ser la elecci¨®n m¨¢s re?ida desde que John Kennedy derrot¨® a Richard Nixon, en 1960, por unos miles de votos.Ni Bush ni Dukakis tienen a estas alturas unos seguidores muy comprometidos, y, un 25% del electorado contin¨²a dudando sobre su opci¨®n. Algo que probablemente ocurrir¨¢ hasta la ¨²ltima semana de la campa?a, dependiendo del comportamiento de los candidatos en los debates televisados, de c¨®mo proyecten su personalidad -d¨¦bil en ambos casos- en estas nueve semanas y de cualquier error que puedan cometer.

Habr¨¢, al parecer, s¨®lo dos debates. Bush se niega a aceptar cuatro, como pide su rival, considerado un mejor polemista ante las c¨¢maras, y no quiere ninguno en los ¨²ltimos 10 d¨ªas de la campa?a. Acontecimientos externos, que la Administraci¨®n puede ingeniar y rentabilizar, como un posible encuentro Reagan-Gorbachov en la ONU este oto?o, pueden tambi¨¦n ayudar a Bush y demuestran la ventaja que tiene, en cualquier elecci¨®n, el que ostenta el poder.

Un pa¨ªs despolitizado

Un pa¨ªs m¨¢s despolitizado que nunca tras ocho a?os de reaganismo y sin grandes cuestiones que dilucidar inici¨® ayer la cuenta atr¨¢s que culminar¨¢ el 8 de noviembre, al tiempo que se lanzaba como poseso a los grandes almacenes. El Labour Day, frontera del fin del verano y del comienzo del curso escolar, es la jornada de las mayores rebajas del a?o. Esta imagen de una Am¨¦rica alegre y confiada es el principal obst¨¢culo con el que choca Michael Dukakis.Su rival, Bush, enarbola el mensaje de paz y prosperidad. El gobernador de Massachusetts intenta algo muy dificil: convencer a la clase media de que la bonanza econ¨®mica del reaganismo es s¨®lo una ilusi¨®n que ha afectado fundamentalmente a los que ya eran ricos. Dukakis acudi¨® ayer a Detroit -coraz¨®n industrial del pa¨ªs- para hablar ante un mitin de trabajadores, al igual que hiciera Kennedy, a quien quiere imitar, el D¨ªa del Trabajo de 1960. Bush prefiri¨® California, el Estado que puede conceder la presidencia a uno u otro.

El candidato dem¨®crata juega con el llamado factor de ansiedad. Los estudios se?alan que, a pesar de la buena marcha de las estad¨ªsticas econ¨®micas, la ciudadan¨ªa est¨¢ inquieta por el futuro econ¨®mico. Para Dukakis, se trata de sembrar las dudas entre los llamados "dem¨®cratas de Reagan", clase media trabajadora, conservadores que cambiaron de partido pas¨¢ndose al actual presidente en 1980 y 1984. A ¨¦stos -cat¨®licos del norte de EE UU y blancos de derechas del sur-, Dukakis les pide que vuelvan al redil y les explica que, ajustada la inflaci¨®n, la renta familiar no ha aumentado desde 1973. Las estad¨ªsticas parecen darle la raz¨®n. El n¨²mero y la suerte de los pobres ha aumentado durante la presidencia de Reagan. El mensaje de Dukakis es pesimista. Y el pesimismo, como ha demostrado la presidencia de Reagan, es catastr¨®fico pol¨ªticamente.

El gobernador de Massachusetts tiene que definir un mensaje positivo a la vez que se defiende de un incesante ataque negativo de Bush, que le pinta como un liberal peligroso, antipatriota, derrotista ante la URSS Y que pondr¨ªa en peligro todo lo conseguido en los ¨²ltimos a?os. Esta estrategia ha dado resultado y, en unas semanas, George Bush ha superado los 17 puntos que le separaban de Dukakis.