Que concertaci¨®n
CON EL comienzo del curso pol¨ªtico reaparece en escena la concertaci¨®n econ¨®mica y social. Y, una vez m¨¢s, las declaraciones p¨²blicas de sus protagonistas han hecho que las conversaciones se vayan a reiniciar en un ambiente de crispaci¨®n y, sobre todo, en medio de bastante confusi¨®n. Como ya ocurri¨® en 1987, la iniciativa del presidente del Gobierno en busca de un gran acuerdo a dos o tres a?os, a pesar de contar con el se?uelo de un pacto sobre empleo y de un esfuerzo en pol¨ªtica social, ha ca¨ªdo en saco roto. Los sindicatos mayoritarios, UGT y CC OO, no est¨¢n dispuestos ya a firmar un cheque en blanco a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno.La situaci¨®n actual se reduce a buenas intenciones oficiales en la negociaci¨®n de ciertos aspectos presupuestarios, duras posiciones de partida de los sindicatos y una clara declaraci¨®n de la patronal de abrir un doble di¨¢logo con el Ejecutivo y las centrales sindicales con fines diferentes. Las seis mesas de negociaci¨®n pactadas del verano han avanzado muy poco o casi nada, y se acerca la fecha fat¨ªdica del 30 de septiembre, l¨ªmite de presentaci¨®n del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado al Parlamento, sin perspectivas de llegar a acuerdo alguno. Las tres que ya funcionan (reforma del Instituto Nacional de Empleo, cobertura de desempleo y funcionarios) se encuentran en estos momentos en una situaci¨®n delicada y las tres restantes (pensiones, empresa p¨²blica y contrataci¨®n) ni siquiera se han convocado.
Gran parte de los fracasos registrados en los dos ¨²ltimos a?os se debe a la confusi¨®n producida por la superposici¨®n de distintas concepciones de concertaci¨®n en una especie de equ¨ªvoca danza de interlocutores que se mueven en dos y hasta tres escenarios distintos. Un nuevo modelo de concertaci¨®n deber¨ªa comenzar por separar, para obtener buenos resultados, al menos las tres posibilidades negociadoras que se cruzan ahora: la que se produce entre empresarios y traba adores, para fijar las bases de un posible acuerdo para la negociaci¨®n colectiva de cada a?o; la concertaci¨®n institucional, con participaci¨®n de Gobierno, patronal y sindicatos, y lo que se ha dado en llamar la concertaci¨®n permanente.
La negociaci¨®n colectiva tradicional es la que est¨¢ planteando en estos momentos la patronal. Los empresarios ofrecen por primera vez la posibilidad de negociar la participaci¨®n de los sindicatos en los ¨®rganos de representaci¨®n de las sociedades y la idea de fijar una banda amplia salarial, aun a riesgo de recibir represalias oficiales, v¨ªa pol¨ªtica monetaria. Ese modelo de concertaci¨®n deber¨ªa ser tenido en cuenta por UGT y CC OO para obtener el m¨¢ximo de beneficios sociales en unos momentos en los que las empresas cuentan con una situaci¨®n econ¨®mica boyante.
La llamada concertaci¨®n institucional no deber¨ªa incluirse en los esquemas tradicionales de negociaci¨®n. La gran mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales cuenta con los ¨®rganos pertinentes para plantear las reformas institucionales en cada momento. En Espa?a, ese ¨®rgano -adem¨¢s del Parlamento, por supuesto- est¨¢ constitucionalmente definido en el Consejo Econ¨®mico y Social. Un organismo que, 10 a?os despu¨¦s de aprobada la Constituci¨®n, sigue sin crearse.
Si el Gobierno, los sindicatos y la patronal est¨¢n dispuestos a retomar el camino de la negociaci¨®n con unas m¨ªnimas garant¨ªas de ¨¦xito deber¨ªan replantearse las estrategias, olvidarse de las descalificaciones p¨²blicas y de los monopolios de la actuaci¨®n responsable, y sentarse a negociar de forma planificada. En caso contrario, ¨¦ste ser¨¢ el tercer curso pol¨ªtico sin pacto de ning¨²n tipo. Y eso no conviene a nadie.
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