Esperpento en Mosc¨²
En el juicio a la 'saga de los Breznev' por corrupci¨®n, los sovi¨¦ticos encuentran un fiel relato de la vida real
El espect¨¢culo, en ocasiones esperp¨¦ntico, del juicio a Yuri Churbanov, el yerno de Leonid Breznev y ex viceprimer ministro del Interior de la URSS, se ha transformado en un s¨ªmbolo de la ruptura con el viejo r¨¦gimen brezneviano. Algunos sectores del PCUS temen, sin embargo, que un ataque demasiado radical a la ¨¦poca de Breznev pueda poner en cuesti¨®n las bases mismas del sistema sovi¨¦tico y expresan el temor de que la cirug¨ªa pueda matar al paciente. La primera semana del proceso contra Churbanov y otros ocho altos cargos policiales de la rep¨²blica de Uzbekist¨¢n se centr¨® en la lectura del acta de acusaci¨®n, cinco tomos y 1.500 p¨¢ginas.
Los sobornos supuestamente aceptados por los encausados no eran s¨®lo fajos de billetes, conseguidos a veces a base de empe?os y sacrificios, sino tambi¨¦n botellas de co?¨¢ Napole¨®n, sacos de patatas, frutas, joyas, relojes, un aparato de aire acondicionado, ropa y hasta cacahuetes. Tales enumeraciones provocaban a veces la hilaridad del p¨²blico, y otras obligaban a abandonar la sala, aburridos, a ciudadanos de a pie que hab¨ªan logrado un pase para el juicio. Entre el p¨²blico pod¨ªa verse a ancianos que luc¨ªan medallas y condecoraciones sobre sus americanas y tambi¨¦n a los principales comentaristas jur¨ªdicos de la Prensa sovi¨¦tica, como Iuri Feofanov, del peri¨®dico Izvestia, o Arkadi Vaksberg, de Literaturnaia Gazeta.El acceso de la Prensa extranjera, que se liberaliz¨® tras un restrictivo primer d¨ªa, fue clausurado el viernes, cuando el tribunal que preside el general mayor Mijail Marov comenz¨® el interrogatorio de los acusados. Churbanov, que se ha reconocido culpable ¨²nicamente de abuso de su cargo, pero no de aceptar sobornos, es el s¨¦ptimo en la lista. El yerno de Breznev, que tiene un cierto aspecto de gal¨¢n del cine mudo, es acusado de haber aceptado m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares de sobornos, en su mayor¨ªa provenientes del aparato del Ministerio del Interior en Uzbekist¨¢n.
Lo mejor de la abogacia
El abogado de Churbanov, el din¨¢mico Andrei Makarov, de 34 a?os, pretende, seg¨²n un prestigioso periodista sovi¨¦tico, basar la defensa de Churbanov en la "violaci¨®n de la ¨¦tica profesional". Seg¨²n esta l¨ªnea de defensa, Churbanov no ser¨ªa culpable de haber aceptado sobornos, sino "regalos de representaci¨®n exageradamente desproporcionados". Makarov encarna un nuevo tipo de letrado en la URSS. "Me considero un representante de la antigua tradici¨®n de la abogac¨ªa rusa", dijo el letrado en una conversaci¨®n con esta corresponsal.Seg¨²n Makarov, lo mejor de la abogac¨ªa sovi¨¦tica est¨¢ representada en el proceso. Por lo que a ¨¦l respecta, su experiencia profesional tras licenciarse en la facultad de Derecho de Mosc¨² (la misma donde estudi¨® Gorbachov) incluye clases de derecho penal en la Universidad y una tesis doctoral sobre el procedimiento penal. Padre de una hija de nueve a?os, Makarov fue contratado por los parientes de Churbanov y defendi¨® en el pasado a un viceministro de Comercio (condenado a 13 a?os de c¨¢rcel) y al jefe de un banco sovi¨¦tico con sede en Z¨²rich (amnistiado). Por su volumen, el proceso contra Churbanov le parece a Makarov el m¨¢s dificil que ha llevado hasta ahora.
El viernes, para el Tribunal Supremo de la URSS hab¨ªa quedado clara la importancia de las dos m¨¦dicas que el lunes aparecieron portando un par de pesados maletines. La serie de achaques que han afectado a los acusados durante la primera semana del proceso se contagi¨® incluso a Makarov. Los interrogatorios tuvieron que suspenderse hasta el lunes, cuando ¨¦ste sufri¨® un ataque al coraz¨®n que oblig¨® al equipo m¨¦dico a realizar un electrocardiograma sobre el terreno. A lo largo de la semana fueron frecuentes las indisposiciones, sobre todo de Norbutaev, un jefe de polic¨ªa que, vestido con una camisa naranja y un chaleco negro, enjugaba a menudo el sudor de su frente y se revolv¨ªa inc¨®modo en su asiento.
En total, dos de los acusados se han declarado inocentes; otros tres reconocieron s¨®lo parte de los cargos que se les imputa, y cuatro de ellos los reconocieron completamente. Aidar Yajiaiev, ex ministro del Interior de Uzbekist¨¢n, no se reconoci¨® culpable de ninguno de los cargos contra ¨¦l. El juicio, que puede durar tres meses, cuenta con una lista de 500 testigos, entre los cuales est¨¢ Galina Breznev, la esposa de Churbanov. Galina, de 58 a?os, vive en uno de los bloques de apartamentos reservados para la elite sovi¨¦tica en el centro sde Mosc¨² y actualmente est¨¢ hospitalizada debido a una lesi¨®n de menisco, seg¨²n medios sovi¨¦ticos que la conocen personalmente. Estos medios la describen como una "personalidad degradada", en tanto la Prensa da rienda suelta a la cr¨ªtica de Leonid Breznev y los miembros de su familia y su entorno.
En parte, los art¨ªculos recogen informaci¨®n publicada por el historiador Roy Medvedev en Occidente, y en parte se dejan llevar por una exaltaci¨®n que, a veces, no pueden apoyar con pruebas. Por ahora no existe en la URSS una legislaci¨®n que proteja al ciudadano de las inexactitudes de la Prensa. En ocasiones, ¨¦sta ha tenido que pedir perd¨®n a los parientes de los antiguos dirigentes.
As¨ª sucedi¨® cuando el semanario Nedelia, que hab¨ªa publicado un art¨ªculo sobre los descendientes de Breznev y sus amigos, se vio obligado a retractarse de la informaci¨®n seg¨²n la cual el hijo de Andrei Kirilenko, antiguo miembro del Politbur¨®, hab¨ªa gastado preciosas divisas en la organizaci¨®n de safaris en ?frica. El acusado Anatoli Kirilenko dijo no haber estado nunca en ?frica ni haber participado en safaris.
Los rusos son propensos a desarrollar historias ricas en elementos conspirativos y simb¨®licos, pero por una vez la imaginaci¨®n popular ha encontrado en la saga de los Breznev un relato de la vida real a su altura. Los principales testigos de la ¨¦poca han fallecido, muchos de ellos por suicidio, como el general Tzvigun, vicepresidente del KGB (Comit¨¦ Estatal de Seguridad), muerto en enero de 1982, o el ministro del Interior Nikolai Schelokov, en diciembre de 1984, e incluso el antecesor de Churbanov en el puesto de primer viceministro, seg¨²n afirmaba un periodista sovi¨¦tico.
Humillaci¨®n y suicidio
Eso sin contar a Serguei Krilov, un alto cargo del Ministerio del Interior objeto de un laudatorio art¨ªculo publicado por el semanario Ogoniok. Krilov, considerado el introductor de una metodolog¨ªa m¨¢s cient¨ªfica de la lucha contra el crimen en el Ministerio del Interior, le escrib¨ªa los discursos a Schelokov hasta que choc¨® con Churbanov y cay¨® en desgracia. Humillado, Krilov se suicid¨® de uniforme en su despacho en 1979 y dej¨® una nota asegurando que la muerte es tambi¨¦n una lucha por la vida".La historia del juicio que ahora se celebra en Mosc¨² se enriquece con el intento de atentado contra Telman Gdlian, el juez de instrucci¨®n cuyas Investigaciones en los asuntos de corrupci¨®n de Uzbekist¨¢n llevaron hasta Churbanov. El atentado consisti¨® en una aver¨ªa en el helic¨®ptero que deb¨ªa trasladar a Gdlian y a uno de los arrestados uzbekos. Afortunadamente, se?alan, el piloto pudo detectar el fallo y controlar el helic¨®ptero antes de que ¨¦ste despegara.
El fiscal general de la URSS, Alexandr Sujarev, ha dado luz verde para iniciar el interrogatorio de cinco altos funcionarios presuntamente implicados en delitos de corrupci¨®n, seg¨²n manifest¨® a EL PA?S Vitali Korotich, director del semanario Ogoniok. Se trata de los funcionarios que participaron en la XIX Conferencia del PCUS y que fueron denunciados por Gdlian.
"El partido no puede permitir que uno de sus miembros se siente en el banquillo de los acusados", se?alaba Korotich. As¨ª pues, la instituci¨®n se cura en salud expulsando de su seno a los sospechosos de actividades delictivas. El miembro del Politbur¨® Alexandr Yakovlev, responsable de propaganda y cultura, ha afirmado recientemente que, en su opini¨®n, una encuesta sociol¨®gica revelar¨ªa que el partido no es la instituci¨®n donde se albergan m¨¢s personajes corruptos. Por su parte, Egor Ligachov, n¨²mero dos del PCUS, hab¨ªa advertido en agosto de 1987 contra los intentos de condenar en bloque la ¨¦poca de Breznev.
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