Juan Pablo II critica en Botsuana el libertinaje tras ser recibido con danzas de la fertilidad
ENVIADO ESPECIAL El Papa alab¨® ayer la castidad y la familia y critic¨® el libertinaje durante sus 24 horas de estancia en Gaborone, la capital de Botsuana. El mensaje moral lanzado por Karol Wojtyla contrastaba con el recibimiento de que fue objeto en el aeropuerto de la citada ciudad, en el que varias decenas de j¨®venes, hombres y mujeres, vestidos en su mayor¨ªa de cintura para abajo, ejecutaron una sensual danza relacionada con la fertilidad de la tierra.
El grupo, perteneciente a las etnias kuena y ngeaketse, estaba dirigido por dos religiosos pasionarios irlandeses, de quienes parti¨® la idea. El Papa se acerc¨® hacia los chicos y chicas que danzaban, quienes le besaron la mano y se postraron ante ¨¦l. Unas horas m¨¢s tarde de ser recibido al grito de pula -que en setsuana significa bienvenido o lluvia-, el Pont¨ªfice arremeti¨® contra la falsa permisividad, "que parecer ser libertad, pero resulta ser esclavismo". "Recordad siempre", agreg¨®, "que la verdadera libertad consiste en ser capaz de elegir lo que est¨¢ bien y es bueno y no lo que da placer. Eso es libertad desde el ego¨ªsmo y el pecado". Ante un auditorio mayoritariamente cat¨®lico -aunque en el pa¨ªs esta religi¨®n no cuente, m¨¢s que con un 4% de la poblaci¨®n-, Wojtyla volvi¨® a pedir el reforzamiento de la familia.En Botsuana, donde un 70% de la poblaci¨®n sigue la tradici¨®n animista y es pol¨ªgama, Juan Pablo Il hizo una intervenci¨®n en clave europea. "Como otros pueblos del mundo de hoy, experiment¨¢is un debilitamiento en muchas de las costumbres tradicionales y garant¨ªas acerca del matrimonio y de la familia. Los j¨®venes no aceptan los valores de sus padres; entre los cat¨®licos existe una creciente aceptaci¨®n del divorcio; algunos pertenecientes a matrimonios mixtos est¨¢n tentados, algunas veces, de abandonar la fe", agreg¨® el Pont¨ªfice.
Menos sorprendente result¨® la alocuci¨®n papal al clero y a los religiosos, en la que Wojtyla destac¨® las virtudes de la castidad. Esta compilaci¨®n de teinas morales se vio completada por otra m¨¢s social e incluso de tono pol¨ªtico, aspecto fundamental del cuarto viaje de Juan Pablo II por ?frica.
Durante su estancia de ayer en un pa¨ªs fronterizo con Sur¨¢frica -a la que ha atacado en diversas ocasiones-, el Pont¨ªfice hizo un encendido elogio del r¨¦gimen de libertades imperantes y calific¨® al pa¨ªs de "isla de paz y libertad". Botsuana, desde su independencia en 1966, muestra como un orgullo el hecho de no haber encarcelado a nadie por razones pol¨ªticas y de haber dado total libertad de cultos. Esta libertad contrasta con el hecho de que la mayor parte de la poblaci¨®n activa trabaja en el pa¨ªs del apartheid, que a su vez mantiene importantes intereses en los diversos sectores econ¨®micos de Botsuana. Ello convierte a esta naci¨®n en pr¨¢cticamente dependiente de Pretoria. Gaborone se encuentra a una veintena de kil¨®metros de Sur¨¢frica, pero la distancia econ¨®mica es mucho menor.
El r¨¦gimen de Botsuana permite el paso a los refugiados surafricanos, quienes, sin embargo, prefieren poner m¨¢s kil¨®metros de por medio y huyen hacia pa¨ªses m¨¢s alejados o con sistemas pol¨ªticos decididamente contrarios al r¨¦gimen racista de Pretoria.
El presidente de la naci¨®n, Quet Masire, en un discurso de contenido decididamente cristiano, asegur¨® que el apartheid convert¨ªa en v¨ªctimas tanto a quienes lo sufr¨ªan como a sus opresores, y que espera un final de reconciliaci¨®n en casa de su poderoso vecino.
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