Despedida triunfal de Ni?o de la Capea

Ni el viento, que molest¨® horrores a los toreros, ni nada, hubiera podido quitar a Ni?o (le la Capea, en La Glorieta, la apoteosis que ha vivido como remate (definitivo o no), a su carrera. "Estaba escrito", podr¨ªa decirse, porque realmente en casos como ¨¦ste, es f¨¢cil prever desmoronamientos populares como el habido ayer en Salamanca, fervores apasionados en la plaza, y, en fin, esa rendici¨®n que todos hicieron ante el matador que se cortaba la coleta. Ni?o de la Capea brind¨® su primero a la gente y el ¨²ltimo a su inseparable pe¨®n y amigo, Juan Cabello El Brujo, que tambi¨¦n se retiraba, y con el que dio una emocionante vuelta al ruedo.Ese ha sido un bell¨ªsimo instante. Verles a los dos, paseando el anillo, emocionados, recibiendo una ensordecedora ovaci¨®n, ha sido una estampa que aunaba en dos figuras toda una trayectoria profesional salpicada de problemas, de desorientaciones y, al fin, de triunfo y de gloria. Ni?o de la Capea estuvo sobrado en su primero, un toro sin emoci¨®n. En el cuarto, lo hizo todo y lo hizo bien. Traz¨® una faena sabore¨¢ndola pase a pase y paso a paso. La gente, entregada. El torero, deleit¨¢ndose. Quiz¨¢, un poco triste, como luego, entre barreras, con un telegrama del Rey en las manos y las l¨¢grimas sobre los alamares. Estocada a recibir. El rabo. En hombros. La locura.

A Jos¨¦ Luis Ramos le entrampill¨® el toro de la altemativa dos veces, pero estuvo sereno. En el sexto se fue parriba y la faena tuvo vibraci¨®n. Litri defaud¨®. En su primero dud¨® y desisti¨®. Con el otro, no pudo. Por la calle, conel vestido destrozado, azul y oro para m¨¢s detalle, Capea habr¨¢ sentido, quiz¨¢ por primera vez en su vida, el cari?o que le acaba de coger Salamanca.