"Toda violencia es injustificada", dice el Papa tras visitar a las victimas del secuestro en Lesoto
ENVIADO ESPECHAL El papa Juan Pablo II alter¨® ayer su programa en Maseru para visitar a los 20 heridos resultantes del asalto al autob¨²s secuestrado el martes en la capital de Lesoto. "Toda violencia es injustificada", dijo el Papa tras confortar a los heridos en una peque?a sala del hospital Queen Elizabeth de Maseru. El Papa s¨®lo espera terminar en paz la etapa de Lesoto, un peque?o reino enclavado en el interior de Sur¨¢frica, que se ha convertido en la m¨¢s conflictiva de su gira africana. Juan Pablo II deber¨¢ volver a sobrevolar Sur¨¢frica hoy para viajar a Suazilandia.
"He venido desde Sur¨¢frica como un peregrino de paz, con un especial mensaje de reconciliaci¨®n y me entristece que otros que hab¨ªan querido unirse a este peregrinaje hayan resultado v¨ªctimas de este ba?o de sangre", dijo el Papa al finalizar la misa masiva de beatificaci¨®n del misionero Joseph G¨¦rard, que constituy¨® el principal acto de ayer en Maseru, en un estadio no totalmente lleno.Juan Pablo II, tras haberse visto obligado a aterrizar en Johanesburgo y tenido que aceptar la escolta de la polic¨ªa surafricana para llegar por carretera el mi¨¦rcoles a Lesoto, tuvo una nueva mala noticia al enterarse que media hora despu¨¦s de arribar a Maseru, un cuerpo especial del ej¨¦rcito surafricano asaltaba un autob¨²s secuestrado con un saldo inicial de cuatro muertos, que ayer se elev¨® a seis -los cuatro secuestradores, un reh¨¦n y el conductor del veh¨ªculo-, y una veintena de heridos.
"Hay que creer siempre en el poder del amor y rechazar la violencia como soluci¨®n en cualquier situaci¨®n, no importa cu¨¢n injusta pueda ser", dijo el Papa en una clara referencia a la acci¨®n de ayer de las tropas surafricanas.
La etapa de Lesoto se ha convertido en la peor de la cuarta gira africana del Papa, tras verse obligado a visitar Sur¨¢frica al no poder aterrizar en Maseru y producirse la muerte de seis personas durante el asalto a un autob¨²s lleno de peregrinos. Durante su breve entrevista con el ministro de Exteriores surafricano, Roelof Pik Botha, el Papa recibi¨® seguridades de que no habr¨ªa "un ba?o de sangre".
La ceremonia de beatificaci¨®n del oblato, Joseph G¨¦rard, el apostol de Lesoto, pas¨® pr¨¢cticamente inadvertida. Los periodistas que acompa?an al Papa asistieron a otra ceremonia, esta de confusi¨®n, sobre la entrevista mantenida por Juan Pablo II y Pik Botha. La Santa Sede y el Gobierno de Pretoria dieron versiones contradictorias de la reuni¨®n sostenida por ambos en el aeropuerto Jean Sinuts de Johanesburgo.
El portavoz vaticano, Joaqu¨ªn Navarro, dijo ayer que la entrevista entre Wojtyla y Botha dur¨® diez minutos, que ni siquiera comieron juntos y apenas hablaron, ya que el ministro surafricano llamaba cont¨ªnuamente por tel¨¦fono para coordinar el avituallamiento de la inesperada comitiva.
El Gobierno de Pretoria, en cambio, asegura que ambas partes compartieron mesa y dialogaron por espacio de dos horas. Una escolta de un helic¨®ptero y media docena de veh¨ªculos de polic¨ªa surafricanos acompa?aron al, Papa cuando se detuvo cerca de la localidad surafricana de Konstaad, para tomar un caf¨¦ ante las at¨®nitas miradas de las camareras del bar Golden Egg.
Contradicciones informativas
El secuestro de un autob¨²s de peregrinos cat¨®licos que acud¨ªan el pasado martes a Maseru, ha vuelto a poner de relieve las contradicciones informativas, esta vez entre Lesoto, una especie de sat¨¦lite surafricano, y la Santa Sede. Joaqu¨ªn Navarro manifest¨® ayer que el Papa no tuvo noticias del secuestro hasta la noche del mi¨¦rcoles, cuando lleg¨® al arzobispado de Maseru para pernoctar. Luego se retir¨® a rezar cuando tuvo noticia del balance de v¨ªctimas. Mientras, el Gobierno que encabeza el general Justin Lekanya, presidente del Consejo Militar y, por si fuera poco, cinco veces ministro, aseguraba que Juan Pablo II estaba informado del secuestro desde su llegada a Botsuana el pasado martes.
El asalto fue protagonizado por unidades especiales surafricanas a requerimiento de las autoridades de Lesoto, seg¨²n inform¨® un portavoz de Pretoria. La polic¨ªa surafricana estaba tambi¨¦n perfectamente al corriente de la evoluci¨®n de secuestro, ya que retras¨® por espacio de varias horas la llegada de un segundo grupo de periodistas del vuelo papal, que se desplazaban de Johanesburgo a Maseru, para que no coincidiera con las ¨²ltimas maniobras del asalto al autob¨²s.
Un grupo de informadores, entre ellos este enviado especial, consigui¨® burlar los controles de seguridad establecidos en Lesoto y entrar en el hospital, donde pudo conversar con los heridos, unas hora antes de la visita del Papa. "El secuestro se inici¨® hace dos d¨ªas", explic¨® una de las mujeres hospitalizadas. "Los secuestradores nos trataban bien hasta que lleg¨® la polic¨ªa. Despu¨¦s, ten¨ªan mucho miedo", a?adi¨®.
Florina Nyokana, una monja de 25 a?os que acompa?aba a los peregrinos en el autob¨²s declar¨®: "Esper¨¢bamos que el Papa viniera, rezamos a Mar¨ªa con los secuestradores para que esto fuera as¨ª y nos decepcion¨®, aunque entendemos las dificultades". El, asalto del veh¨ªculo lo inici¨® la fuerza de seguridad surafricana, a las 8 de la tarde la mi¨¦rcoles., Explic¨® la monja: "Se colocaron a ambos lados del veh¨ªculo, lanzaron bombas de gas lacrim¨®geno al interior; entonces los secuestradores dieron orden al conductor para que penetrara en el recinto vallado del Alto Comisariado brit¨¢nico en Maseru. Los terroristas iniciaron despu¨¦s el tiroteo. Todos nos agachamos. Una bala me roz¨® el p¨®mulo derecho. Cre¨ªmos que ¨ªbamos a morir", concluy¨®.
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