Masooma Wardak
Entre el 'chador' y la modernizaci¨®n de la mujer afgana
Sobre las cabezas de la minor¨ªa de mujeres occidentalizadas de Afganist¨¢n se cierne hoy la amenaza de una prenda cuya obligatoriedad fue abolida en 1959, el velo o chador, que recibe ahora un nuevo impulso con la pol¨ªtica de acercamiento al islam emprendida por el l¨ªder, Najibul¨¢. En esta l¨ªnea, las mujeres del Consejo de Mujeres de Afganist¨¢n buscan elementos positivos en la ley isl¨¢mica, y la nueva directora, Masooma Wardak, que no es miembro del partido en el poder, el Partido Democr¨¢tico Popular de Afganist¨¢n (PDPA), reconoce que "en un pa¨ªs isl¨¢mico no hay otra elecci¨®n".
Masoorna Wardak es una mujer cultivada y elegante que se educ¨® en el Liceo Franc¨¦s de Kabul y se gradu¨® en Pedagog¨ªa en EE UU. Hace 14 meses, Masooma sustituy¨® a Anaita, la activista del PDPA, miembro de la directiva afgana y ferviente partidaria de Karmal. Hoy, nos explica Masooma, Anaita se encuentra "jubilada, en su casa", y el Consejo de las Mujeres se ha socializado, y ha aumentado el n¨²mero de miembros hasta 137.000".El velo de las mujeres afganas es implacable, pues cubre el rostro con una rejilla y el cuerpo con una larga tela plisada. En Kabul, las mujeres con velo alternan con aquellas que van vestidas a la occidental y ambas pueden coexistir, como miembros de la misma familia, en una boda de gente adinerada. En el interior del pa¨ªs, sin embargo resulta pr¨¢cticamente imposible ver a una mujer adulta con el rostro descubierto.
En su lujoso despacho de Kabul, Masoorna Wardak va vestida como podr¨ªa hacerlo Margaret Thatcher: blusa marfile?a sujeta por un broche, falda negra y zapatos de medio tac¨®n. Cuando habla en un mitin, Masoorna confiesa cubrir la cabeza con un ligero velo, una prenda que en su versi¨®n rigurosa hab¨ªa vestido en su juventud, siendo estudiante de letras en la universidad de Kabul. "Pod¨ªa verlo todo, pero nadie pod¨ªa verme a m¨ª. Cuando me march¨¦ a estudiar a EE UU, entr¨¦ en el avi¨®n cubierta con el velo, me lo quit¨¦ y lo envi¨¦ a casa. Cuando regres¨¦, tuve que esperar en el avi¨®n a que me devolvieran el velo. Era el a?o 1958".
La liberalizaci¨®n de 1959 permiti¨® a Masooma quitarse el velo y convertirse en directora general de las Escuelas Femeninas de Afganist¨¢n. "Para muchas mujeres, desvelarse era un problema muy duro". Hoy, Masooma se esfuerza en explicar que "en el islam hay cosas buenas para las mujeres. El islam aboli¨® la pr¨¢ctica de enterrar a las ni?as reci¨¦n nacidas. Luchar por el respeto a la ley isl¨¢mica y por la palabra del Cor¨¢n es progresista en un pa¨ªs isl¨¢mico donde los mullahs dicen muchas cosas que no est¨¢n en el Cor¨¢n", se?ala.
Afganist¨¢n tiene una poblaci¨®n de unos 17 mifiones de personas, y en 1987, el 98% de las mujeres afganas eran analfabetas, seg¨²n los datos oficiales. La alfabetizaci¨®n es, pues, seg¨²n Masooma, una tarea prioritaria del Consejo, que este a?o dispone de 10 becas en Mosc¨² para estudiantes femeninas. A causa de la guerra, sin embargo, el 60% de los estudiantes universitarios afganos son mujeres. La incorporaci¨®n a la vida laboral afecta a 50.000 mujeres, seg¨²n nos dice Masooma. La cifra incluye a algo m¨¢s de 300 m¨¦dicos y 700 ingenieros, pero quienes toman iniciativas y llevan la voz cantante en la sociedad pertenecen al sexo masculino.
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