Un coraz¨®n demasiado acelerado
Juan Cu¨¦llar inici¨® su primera faena en los medios con una pedresina, la enlaz¨® con un molinete y este con una extraordinaria tanda de redondos, en medio de los ol¨¦s de una afici¨®n entusiasmada que no esperaba tan pronto lo bueno de la vida.Otra tanda, de una ligaz¨®n absoluta, provoc¨® el delirio, y eso que el torero escond¨ªa astutamente atr¨¢s la pierna contraria, perdiendo en cada muletazo un paso, en lugar de ganarlo, como mandan los c¨¢nones. Sac¨® tres naturales excelentes entre otros trompicados y cerr¨® con un impecable pase de pecho. Cabeza y coraz¨®n le iban a ritmo al buen torero castellano. Sin embargo a partir de ah¨ª mismo, lo de la cabeza se le embot¨® mientras se le aceleraba el coraz¨®n.
Oliveira / Cu¨¦llar, Oliveira, Punta
Novillos de Oliveira Irmaos -5?, sobrero-, bien presentados, encastados. Juan Cu¨¦llar estocada, rueda de peones y descabello (oreja); pinchazo y estocada (ovaci¨®n y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Eduardo Oliveira: bajonazo (silencio); bajonazo (silencio). Antonio Punta: estocada ladeada (ovaci¨®n y salida al tercio); dos pinchazos, estocada corta trasera contraria y descabello (silencio). Plaza de Las Ventas, 25 de septiembre.
El triunfo apote¨®sico que ten¨ªa ganado justo despu¨¦s de los naturales -cuando el toro le pidi¨® la muerte- lo fue perdiendo con un resto descontrolado de derechazos y naturales, incluso de rodillas, que ten¨ªan m¨¦rito indiscutible, pero que pon¨ªan en evidencia, sobre todo, la bondad infinita del novillo. Las faenas interminables es defecto grave de muchos toreros, entre ellos Juan Cu¨¦llar. Con el cuarto no se acopl¨®; cuantos m¨¢s pases daba menos consegu¨ªa acoplarse y lleg¨® a hartar al p¨²blico. Juan Cu¨¦llar incurri¨® en un error t¨¢ctico: no era el pundonor que tiene reconocido lo que deb¨ªa demostrar ayer a la afici¨®n madrile?a, sino madurez torera -la que apunt¨® en su primera faena-, y la dej¨® en entredicho.
Eduardo Oliveira, hijo del ganadero cuyas reses se lidiaban, ensay¨® un toreo pulcro y le sal¨ªa insustancial. Antonio Punta, a quien Andaluc¨ªa hab¨ªa catalogado artista, result¨® que toreaba de perfil, la suerte descargada, el pico, y todo cuanto configura un toreo absolutamente opuesto al arte. Al noble tercero le dio pases; al ¨¢spero sexto, no. Punta padec¨ªa una disfunci¨®n opuesta a la de Cu¨¦llar: se le calaba el motor.
Babelia
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