La aventura del sentido com¨²n
La escuela catalana de teatro ha aportado, y sigue aportando, un gran arte al teatro espa?ol. De sus infinitos viveros salen muchas veces conceptos nuevos, y otros que adoptan unas caracter¨ªsticas de sentido com¨²n al arte en el momento en que se realiza, cuando el sentido com¨²n resulta ser una aventura dificil y "hay que luchar por lo que es evidente".Margarita Xirgu -la Xirgu- emprendi¨® esa aventura a partir de un descubrimiento que s¨®lo pudo llevar adelante ella: que la gran escritura pod¨ªa llevarse al teatro, en un momento en que se cre¨ªa que autor y escritor eran dos oficios diferentes. Est¨¢ ese esfuerzo centrado hoy en los dos nombres que se han vuelto perennes -y hay m¨¢s-: el de Valle-Incl¨¢n y el de Lorca, aunque no dud¨® en llegar a vanguardias m¨¢s dificiles, que todav¨ªa hoy no se han podido asimilar.
Los que no hemos visto a la Xirgu no podemos juzgar su calidad de actriz. En su tiempo fue discutida: su tono, seg¨²n algunos, disonaba de la melod¨ªa que se cantaba en los teatros madrile?os. Puede ser. Pero la historia no deja lugar a dudas de que fue creadora ¨²nica de un estilo de teatro, de una escuela -que prolongar¨ªa en el exilio de Am¨¦rica-, y que para muchos actores -hoy sobreviven pocos fue una creadora de compa?¨ªa de repertorio y de escuela como no se hab¨ªa conseguido nunca hasta ese momento.
La renovaci¨®n del teatro y el sentido del conjunto, la apertura a escenografias nuevas y dificiles, la aproximaci¨®n a directores de escena que fueron modernos -Cipriano Rivas Cherif- y, sobre todo, la idea de que el teatro se nutre de literatura dram¨¢tica, de escritura, fueron fuentes de las que todav¨ªa vive el teatro y en las que trabajan otros aventureros del sentido com¨²n; hoy con menos fortuna, con un ambiente social y pol¨ªtico m¨¢s dificil que el de la Rep¨²blica.
Margarita inici¨® esta vallos¨ªsima expen . encia mucho antes de la II Rep¨²blica, pero fue ¨¦sta la que le dio posibilidades y ¨¢mbito. Dur¨® poco; aquel teatro qued¨® cegado y el exilio y la muerte se llevaron a sus grandes figuras. Margarita Xirgu no pudo volver nunca, ni siquiera para morir. Se lo impidieron; tanta era la fuerza que tuvo lo que se llam¨® tradici¨®n o recuperaci¨®n de los viejos valores que deb¨ªan ser una reserva espiritual, hoy fantasmal y c¨®mica; o tanto fue el odio.
La Xirgu pag¨® as¨ª su batalla teatral y literaria. No se puede decir que muri¨® en tierra extra?a, porque muri¨® en el teatro en tanto que patria, y en el teatro en la lengua castellana que ella ayud¨® a defender y a sostener.
Babelia
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