Ni Bush ni Dukakis convencieron en su primer debate
Estados Unidos contin¨²a a la b¨²squeda de un l¨ªder convincente tras el primer debate televisado que enfrent¨® la pasada madrugada, ante 100 millones de ciudadanos, a George Bush y a Michael Dukakis en una peque?a universidad de Carolina del Norte. Ni el vicepresidente republicano es Ronald Reagan, en cuya estela quiere llegar a la Casa Blanca, ni el candidato dem¨®crata es, ni de lejos, John Kennedy, a quien s¨®lo recuerda porque es de Massachusetts. Ninguno de los dos convenci¨®.
Dukakis no logr¨® la convincente victoria que necesita para dar la vuelta a la campa?a presidencial. Pero Bush tampoco consigui¨® aplastar a su rival y consolidar la ventaja que ha obtenido en la primera fase de la elecci¨®n. Los sondeos de urgencia aparecidos ayer (se trata de la elecci¨®n del presidente como si se tratara de una carrera de caballos y se necesita saber inmediatamente quien ha ganado), ofrec¨ªan un virtual empate, aunque algunos daban una ventaja a los puntos a Dukakis.El debate no despeja la incertidumbre de la campa?a y el codo a codo de los dos pol¨ªticos contin¨²a. El segundo y ¨²ltimo debate -el 13 o el 14 de octubre en Los ?ngeles- puede ser decisivo para disipar las dudas de un electorado que no acaba de estar c¨®modo con ninguno de los dos candidatos. El tema crucial para el pr¨®ximo presidente -?qu¨¦ har¨¢ con el d¨¦ficit fiscal de 150.000 millones de d¨®lares?- tampoco fue repondido en este primer debate televisado.Dukakis demostr¨® mayor dominio de los temas de pol¨ªtica interna y fue m¨¢s agresivo. Se jugaba m¨¢s -va por detr¨¢s en la campa?a- y era su verdadera primera gran oportunidad d darse a conocer a escala nacional. Pero proyect¨® una personalidad apagada y sin humor, que no trasciende m¨¢s all¨¢ de una imagen de tecn¨®crata competente. El vicepresidente aguant¨® el envite sin cometer un error catastr¨®fico como algunos tem¨ªan, y logr¨® su prop¨®sito de arrinconar a Dukakis como a un liberal peligroso, un izquierdista.
Fuera del centro pol¨ªtico
"Usted est¨¢ fuera del centro pol¨ªtico y no creo que el pa¨ªs quiera ir tan a la izquierda como usted le quiere llevar", afirm¨® Bush. Esta estrategia ha dado resultado hasta ahora y el vicepresidente volvi¨® a presentar a su rival como contemporizador con el crimen, contrario a la pena de muerte y partidario del aborto. Dukakis defendi¨®, irritado, su patriotismo, y acus¨® a Bush de querer "convertir en delincuentes a las mujeres que quieran ejercer el derecho al aborto".
Ninguno de los dos pol¨ªticos cometi¨® errores irreparables. Aunque Bush estuvo m¨¢s torpe en la expresi¨®n, confundi¨® los nombres de los misiles nucleares (Minuteman por MX) y en un momento perdi¨® completamente el hilo, saliendo del atolladero con un rasgo de humor. Dukakis, que llegaba al debate con la fama de ser mejor polemista, se apunt¨® m¨¢s tantos si la medida de juicio fuera la de una sociedad universitaria de debates. Pero la decisi¨®n de la audiencia masiva de la televisi¨®n y la Am¨¦rica profunda, la clase media muy conservadora, a¨²n indecisa a qui¨¦n se dirig¨ªan los dos candidatos, puede ser muy diferente.
"Si ustedes quieren cambiar", dijo Bush a los votantes en su declaraci¨®n final tras los 90 minutos de debate, "yo soy el cambio. Tengo la firmeza y la experiencia, la integridad la estabilidad necesarias. Yo soy el hombre para la Casa Blanca". Dukakis respondi¨® con una llamada al futuro, a no conformarse con la paz y prosperidad del reaganismo. "Yo, hijo de inmigrantes, creo en el sue?o americano, soy un producto del mismo. La mejor Am¨¦rica no est¨¢ detr¨¢s de nosotros, a¨²n est¨¢ por llegar". La estrategia de Dukakis a lo largo de las 23 preguntas con sus correspondientes r¨¦plicas -formuladas por tres periodistas- fue poner en duda la capacidad de juicio presidencial de Bush. "No s¨®lo es suficiente la experiencia y tener una hoja de servicios". Utiliz¨® machaconamente el silencio de Bush en el Irangate y los tratos con el "traficante de drogas" paname?o, general Manuel Antonio Noriega, para demostrar que a la hora de la verdad al vicepresidente le falla la capacidad de juicio.
"Aceptar¨¦ la responsabilidad"
Bush, a quien hasta ahora no le han perjudicado estos ataques respondi¨® a Dukakis: "Aceptar¨¦ la responsabilidad por estos dos incidentes si me concede la mitad del cr¨¦dito por todas las cosas buenas que han ocurrido para la paz mundial desde que Reagan est¨¢ en el poder". Los norteamericanos han olvidado el Irangate, y Panam¨¢ y Centroam¨¦rica no interesan a la opini¨®n p¨²blica. El vicepresidente domin¨® la media hora de debate dedicada a la pol¨ªtica exterior y de defensa, sin que Dukakis lograra disipar la impresi¨®n generalizada de falta de conocimientos y de que es d¨¦bil a la hora de asegurar la seguridad nacional.
El gobernador de Massachusetts atac¨® al vicepresidente como socialmente insensible a la suerte de los m¨¢s pobres. Y en este terreno fue superior. Utiliz¨® la propuesta de Bush, que quiere reducir el impuesto sobre las ganancias de capital del 28% al 15%, como ejemplo de qu¨¦ presidente ser¨¢ Bush en un pa¨ªs en el que ocho a?os de reaganismo han hecho a los ricos m¨¢s ricos y a los pobres m¨¢s pobres. Este es un recorte de impuestos para el 1% m¨¢s rico de esta sociedad, y supone dar un regalo de 30.000 d¨®lares al a?o, m¨¢s de lo que gana un maestro, a los que ganan m¨¢s de 200.000 d¨®lares, explic¨® el candidato dem¨®crata.
Dukakis reiter¨® su denuncia de aplastamiento bajo Reagan de las clases medias, que tienen dificultades para comprar una casa, lo que forma parte del sue?o americano. "?Quiere usted convertirnos, se?or Bush", le dijo,"en una naci¨®n de inquilinos?".
?D¨®nde est¨¢n los l¨ªderes?
"Usted parece un hombre sin pasiones, tecn¨®crata, el funcionario m¨¢s inteligente del rnundo. ?Tiene usted el liderazgo y la pasi¨®n necesarias para ser presidente?" Dukakis no supo contestar con inspiraCi¨®n a esta pregunta, la mejor de la noche, formulada por el Ipresentador del noticiarlo de la cadena de televisi¨®n ABC Peter Jennings. Lo hizo como el tecn¨®crata que es, y quiz¨¢s en ese momento perdi¨® la pre:sidenc¨ªa de Estados Unidos."Soy un creador de con:senso", explic¨® el gobernador de Massachusetts, que pas¨® a relatar todo lo que ha hecho por su Estado. Minutos despu¨¦s, George Bush le llam¨® "el hombre de hielo". Ninguno de los dos aspirantes a la ,presidencia tiene una visi¨®n de EE UU y del mundo que inspire.
No hay m¨¢s remedio que coincidir con el "no" rotundo con que la revista brit¨¢nica The Economist respond¨ªa a la pregunta que formulaba en su portada: ?Son suficientemente grandes para dirigir el mundo?
Esta impresi¨®n es a¨²n m¨¢s negativa si la atenci¨®n se fija en el candidato republicano a la vicepresidencia, Dan Quayle. Y Dukakis lo hizo en el debate del domingo. La falta de talla, admitida por todos, del senador elegido por Bush para sucederle si algo le pasara en la presidencia, es quiz¨¢s la ¨²ltima esperanza del candidato dem¨®crata para dar la vuelta a la elecci¨®n. Se suele decir que el candidato a vicepresidente s¨®lo supone un 2% a favor o en contra en una elecci¨®n a la Casa Blanca.
Con una campa?a tan reffida como ¨¦sta, si tal porcentaje se suma en contra del vicepresidente puede significar su derrota. "La sola idea de un presidente Quayle es muy preocupante", afirm¨® Dukakis.
Bush defendi¨® a Quayle, de 41 a?os, a quien los sondeos consideran un factor negativo para los republicanos, diciendo: "He puesto mi confianza en la generac¨ªon de los 30 y los 40 a?os". Pero el voto joven no se siente atra¨ªdo hacia ¨¦ste senador teleg¨¦nico pero descerebrado. Quayle y el vicepresidente de Dukakis, Lloyd Bentsen, debatir¨¢n por televisi¨®n el 5 de octubre.
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