Jes¨²s y Scorsese
Estoy seguro de que somos muchos los que nos propusimos no terciar en el muy cristiano tema de las humanas tentaciones de Jes¨²s de Nazaret y sus recientes versiones literarias y cinematogr¨¢ficas. Entre otras razones porque si lo hac¨ªamos nos ¨ªbamos a ver obligados a reconocer que su ¨¦xito debe ser atribuido tambi¨¦n a esa instituci¨®n milenaria y llena de contradicciones que es la Iglesia: sin su existencia y su postura, la pel¨ªcula de Scorsese no habr¨ªa pasado de ser una pel¨ªcula m¨¢s.Pero el texto de Vattimo La pel¨ªcula (EL PA?S, 19 de septiembre) es tan tentador y sugestivo que bien merece la autotraici¨®n. Alguien deber¨ªa denunciar el oportunismo de Vattimo: escud¨¢ndose en la popularidad de la pel¨ªcula intenta vendernos apolog¨ªa cristiana envuelta en la moda del pensamiento d¨¦bil, ligero y amable; posmoderno, s¨ª, pero escandalosamente gratuito e incoherente. ?De modo que "en la cultura laica, privada de los grandes discursos que parec¨ªan haber liquidado la religi¨®n, hay ahora un total alejamiento del discurso religioso ( ... ), o bien una tendencia a coquetear ( ... ) con t¨¦rminos, nociones, tem¨¢ticas propias de la tradici¨®n judeocristiana ( ... )"? ?As¨ª que la historia del hombre no es otra cosa que "la ¨²nica, aut¨¦ntica realizaci¨®n, como una extremada celebraci¨®n (por ahora) del sentido de la encarnaci¨®n"? ?No ser¨¢ el mismo Vattimo quien est¨¢ coqueteando con t¨¦rminos y nociones dif¨ªcilmente aislables del dogma judeocristiano? Para los laicos de profesi¨®n, confesi¨®n y convicci¨®n es un tanto correoso, incluso como met¨¢fora, leer que "el Dios de los profetas se ha hecho hombre en Jes¨²s y, sin una verdadera soluci¨®n de continuidad, ha puesto en movimiento ese proceso que culmina en el nihilismo moderno, en la sociedad pluralista, laica, secularizada, sin grandes discursos metaf¨ªsicos ( ... )". Por lo que se ve, la crisis de la idea de Dios y sus suced¨¢neos ilustrados, los grandes discursos omnicomprensivos, lleva a unos a lanzarse en brazos de cualquier religi¨®n, y a otros, a llenar el vac¨ªo divino ofreciendo a sus cong¨¦neres teor¨ªas light para ser consumidas a la hora del t¨¦. Pero es m¨¢s que seguro que il signore Vattimo no ignora que el inesperado ¨¦xito de las religiones es una consecuencia de esa absoluta negaci¨®n del mal (por decirlo de alguna manera) a la que conduce la implantaci¨®n a ultranza del bien (del orden y la raz¨®n), hecho en el que tanto han colaborado las grandes religiones oficiales y monote¨ªstas. La an¨®mala proliferaci¨®n de las sectas que se observa en las grandes ciudades debe mucho a la actitud culpable de muchas instituciones, tanto laicas como eclesi¨¢sticas, y al silencio deshonesto de algunos pensadores que prefieren el oropel que reparte el poder a los sinsabores del testimonio.- Francisco Mu?oz de Escalona.
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