La fascinaci¨®n de la serpiente
El fen¨®meno de la drogodependencia parece fascinar a la sociedad dej¨¢ndola tan alarmada como inerme. Seg¨²n el autor de este art¨ªculo, ello se debe al car¨¢cter parad¨®jico de la droga: proporciona placer y dolor, cura y mata. Por ello los responsables pol¨ªticos y sociales se debaten entre la represi¨®n y la permisividad.
El abuso de la droga se caracteriza actualmente por su enorme potencia expansiva, como resultado de la convergencia de numerosos factores sociales, culturales, econ¨®micos y psicol¨®gicos; cualquier estad¨ªstica o investigador lo confirma sistem¨¢tica y abrumadoramente.El fen¨®meno de la drogodependencia, como si de una serpiente se tratase, parece fascinar a la sociedad, dej¨¢ndola tan alarmada como inerme. Esa fascinaci¨®n e indefensi¨®n se puede explicar en funci¨®n de tres componentes: en primer lugar, por el car¨¢cter ambiguo, ambivalente e incluso parad¨®jico de la experiencia de la droga: cura y mata, proporciona placer y dolor, se utiliza para evadirse falsamente de la realidad y luego se intenta in¨²tilmente evadirse de la droga, produce la expansi¨®n y, a la vez, el estrechamiento de la conciencia; es s¨ªntoma y, a la vez, causa de graves desajustes personales y sociales; descubre y oculta la realidad, es una experiencia l¨ªmite de la libertad, que acaba anul¨¢ndola; en segundo lugar, por la multiplicidad de factores que la determinan -gen¨¦ticos, biol¨®gicos, psicol¨®gicos, interpersonales, sociales, culturales, existenciales-, ya que su compleja interacci¨®n impide conocer, atribuir y controlar las responsabilidades y, en ¨²ltimo lugar, la dificultad o incapacidad para controlar el uso y el abuso de la droga, especialmente en lo que se refiere a su iniciaci¨®n, al rompimiento de la, espiral destructora y a la readaptaci¨®n deseada.
La reacci¨®n de responsables pol¨ªticos y sociales, de profesionales y de algunas personas y grupos especialmente sensibilizados, aunque a veces vacilante y en ocasiones c¨®mplice, ha terminado por concretarse en una firme determinaci¨®n de erradicar o, por lo menos, reducir la drogodependencia. Ocurre, sin embargo, que por las razones aducidas no se ha sabido bien si actuar o abstenerse, si actuar en una direcci¨®n o en la contraria; como, por otro lado, la drogodependencia es un fen¨®meno sumamente complejo y heterog¨¦neo (no es lo mismo una droga que otra, ni en un contexto que en otro), se ha optado por aplicar el procedimiento de ensayo y error, y as¨ª unas veces se ha utilizado un paradigma represivo y otras un paradigma permisivo.
Represi¨®n y libertad
El paradignia represivo (aunque naturalmente permita diversas modalidades y numerosos matices) parte del rechazo absoluto de los comportamientos que conducen a la droga. Los instrumentos m¨¢s utilizados han sido la prohibici¨®n, la represi¨®n, el castigo, el temor, las atribuciones peyorativas (a la perversidad, a la criminalidad, a la enfermedad), la utilizaci¨®n de etiquetas que clasifican y definen de tal forma que implican la inmodificabilidad y la irrecuperabilidad del drogodependiente, la propensi¨®n a aislar el fen¨®meno y a los sujetos y el distinto tratamiento que se ha otorgado a las drogas legales e ilegales.
Razones ¨¦ticas y pragrn¨¢ticas, hoy suficientemente evidentes, han ido imponi¨¦ndose al discurso represivo de tal forma y con tal contundencia que, en general, ya no se reconoce ni su legitimidad ni su eficacia.
El paradigma permisivo (que tambi¨¦n presenta modalidades y matices) parte del supuesto de la libertad del consumidor de drogas. Al no ser intervencionista, este paradigma no se ocupa de crear ni de usar instrumentos para enfrentarse a la droga directamente; esgrime argumentos contra el paradigma represivo y tiende'a desplazar el eje y la responsabilidad del problema a la sociedad. Entre los argumentos que se manejan destaca el derecho del drogodependiente a consumir las sustancias que desee, aunque sean nocivas, incluso letales para ¨¦l; se critican sistem¨¢ticamente los procedimientos y esquemas represivos y se subraya su ineficacia; se pone un especial ¨¦nfasis en los aspectos positivos de la droga y de la cultura que la rodea (la exaltaci¨®n de la convivencia, la actitud ant¨ªviolencia, el rechazo del sistema, la vuelta a la naturaleza); se insiste en el tratamiento hip¨®crita que se da a las drogas legales, y ¨²ltimamente se empieza a manejar la idea de que la permisividad y, en concreto, la despenalizaci¨®n y liberalizaci¨®n del tr¨¢fico de la droga evitar¨ªa consecuencias secundarias, tales como el inc remento de la delincuencia y la expansi¨®n del SIDA.
es catedr¨¢tico de la universidad Complutense de Madrid y profesor del Instituto Complutense de Drogodependencias.
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