El brillo de la revista

Jos¨¦ Carlos Plaza ha conseguido que por primera vez un gran espect¨¢culo funcione sedosa y limpiamente. Un gran espect¨¢culo de revista supone hoy el manejo de rayos l¨¢ser, los micr¨®fonos inal¨¢mbricos con su buena ecualizaci¨®n y la banda sonora bien grabada que llega en perfectas condiciones a la amplificaci¨®n; el movimiento justo de los decorados, varias docenas de trajes de belleza entonada -con el barroquismo del g¨¦nero- y buena terminaci¨®n, el movimiento de los decorados y la oportunidad de las luces; y, claro, los movimientos de los actores y cantantes, la novedad de la coreograf¨ªa, la perceptibilidad de cada palabra del texto y su engarce con los n¨²meros musicales.Cl¨¢sica estrella

Si hay que destacar esto en primer lugar es porque no es frecuente, y aun se puede decir que es ins¨®lito en Espa?a. Y porque esencialmente se trata de un espect¨¢culo de revista m¨¢s que de cualquier otra cosa. Con su cl¨¢sica estrella, que es Conchita Velasco, que adem¨¢s es empresaria y ha, invertido una buena cantidad de dinero -con alguna ayuda del Festival de Oto?o, del Instituto Nacional de Teatro y el patrocinio de una empresa comercial-, que brilla todo el tiempo. Se puede ir a ver ese dinero en el escenario, y la elegante y equilibrada distribuci¨®n que ha hecho de ¨¦l, en forma de gran espect¨¢culo, -dentro de las posibilidades espa?olas-, el director de escena, Jos¨¦ Carlos Plaza.

El libreto, adem¨¢s, es de Antonio Gala. Quiere decirse que est¨¢ por encima de los que hoy (y antes) se dedican al g¨¦nero, pero que sabe someterse tambi¨¦n a algunas de sus exigencias.

Est¨¢ compuesto de una manera cl¨¢sica en cuatro sketches, con el hilo continuador de cuatro posibilidades de la muerte de Carmen: el primero se abraza a la cl¨¢sica materia original de la cigarrera, don Jos¨¦, el contrabando y la navaja; luego revive para pasear por otros tiempos y terminar con una parodia andaluza tambi¨¦n a la manera cl¨¢sica (a la de Ramos de Castro en Dore usted la jaca, amigo, por ejemplo).

Alegr¨ªa

De la pluma de Gala salen con facilidad coplillas jondas con toda su belleza, frases ingeniosas, di¨¢logos deslenguados y hasta un conato de pensamiento caracter¨ªstico tambi¨¦n de la revista: la alegr¨ªa debe primar sobre todo, vence a la muerte, hay que dejarla vivir dentro de nosotros, etc¨¦tera. Sorprenden m¨¢s, precisamente por ello, las obscenidades o las procacidades, de hecho o de palabra, propias de la antigua revistilla para reprimidos que del espect¨¢culo fino que parece ser el encuadre de ¨¦ste.

La m¨²sica compuesta por Juan C¨¢novas parece mejor orquestada -con originalidad y soltura- que inspirada; viaja por los t¨®picos previstos, cae en el del negro espiritual, se apasiona en el flamenco -tan bien cantado por Natalia Duarte- y llena de modernidad y de sorpresa un pasodoble. En todo momento suena bien y es f¨¢cilmente cantable.

Queda dicho que la actriz Concha Velasco se afana y trabaja incansablemente del principio al fin del largo espect¨¢culo con todas sus virtudes conocidas para este g¨¦nero (como para otros).

Sus cuatro galanes son Toni Cant¨®, Fernando Valverde, Juan Carlos Mart¨ªn y Pedro Mar¨ªa S¨¢nchez, y todos est¨¢n ajustados a sus trabajos; a la hora de destacar, Pedro Mar¨ªa S¨¢nchez renueva sus ¨¦xitos de actor personal.

El p¨²blico del estreno de anteayer lleg¨® cone l fervor puesto desde antes de empezar la funci¨®n. Hab¨ªa por lo menos dos ¨ªdolos populares que arrastran su corte de seguidores: Concha Velasco y Antonio Gala.

Las ovaciones y los gritos de alegr¨ªa fueron escoltando n¨²meros y a veces frases o rasgos del dcecorado, y se precipitaron al final en salvas a las que correspondi¨® Antonio Gala destacando la labor de los dem¨¢s y su insistente entusiasmo por la alegr¨ªa como virtud decididamente salvadora de la humanidad.