La musa de la perestroika
Liudmila Saraskina, una profesora impulsora del cambio en la URSS
"Dentro de cinco a?os nos ense?ar¨¢n las pel¨ªculas de Egor Ligachov como ahora nos ense?an las de Leonid Breznev. La glasnost funciona con retraso y act¨²a sobre acontecimientos que ya son historia. Eso no es suficiente". As¨ª se queja Liudmila Saraskina, una de las personalidades destapadas por la perestroika, que se ha hecho popular por su lucidez y su habilidad para plantear problemas b¨¢sicos del cambio en la URSS.
En pocos meses, Saraskina, rusa de nacionalidad aunque nacida en Letonia, en la familia de un oficial de la Marina, se ha convertido en una verdadera musa de la perestroika. Adem¨¢s de ser inteligente, sagaz y combativa, es bella, y ¨¦sta es una cualidad a la que no es indiferente la mayor¨ªa masculina que hoy se mueve en las redacciones, los cen¨¢culos y salones moscovitas. Saraskina pertenece al grupo de elegidos que formar¨¢n parte del primer club de elite de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, La Tribuna de Mosc¨², que se funda esta semana en la capital sovi¨¦tica y reunir¨¢ a los cerebros de la perestroika, tales como el comentarista pol¨ªtico Fedor Burlatski, el escritor Ales Adamovich o el historiador Yuri Afanasiev.Hace poco, Liudmila Saraskina buscaba una evasi¨®n de la realidad en Fedor Dostoievski, el escritor al cual ha dedicado toda su vida desde 1966, cuando cursaba el primer curso de la Universidad en la ciudad provinciana de Kirovograd, en Ucrania. Dostoievski proporcionaba a Saraskina un "espacio donde me pod¨ªa sentir una persona".Hoy, Dostoievski, y especialmente su libro Los demonios, le dan una excelente base para abordar la realidad sovi¨¦tica y sus entretelas rusas. Saraskina escribe art¨ªculos sobre la literatura y sobre la vida. Pide cuentas del presupuesto y actividades a los altos mandos militares en mesas redondas dedicadas a la relaci¨®n del Ej¨¦rcito con la sociedad, denuncia el estalinismo dondequiera que cree hallarlo y describe la avidez con la que iban de compras sus compatriotas durante un crucero que realiz¨® este verano por el r¨ªo Misisip¨ª.
Saraskina, que se gana la vida como profesora de literatura en el instituto de educaci¨®n art¨ªstica, ha pasado a la historia de la perestroika por haber sido la primera persona que se atrevi¨® a contestar a Nina Andreieva, la profesora de qu¨ªmica de Leningrado que public¨® un largo art¨ªculo -considerado una plataforma de los conservadores- en el peri¨®dico Sovietskaia Rossia el 13 de marzo pasado.
Una intervenci¨®n del propio Gorbachov hizo posible la aparici¨®n de la r¨¦plica de Saraskina en el semanario Novedades de Mosc¨² tras un inquietante lapsus de tres semanas.
"El 14 de marzo particip¨¦ en una mesa redonda junto con Ales Adamovich, Andrei Nuikin, Len Karpinski y otros. All¨ª se discuti¨® la aparici¨®n del art¨ªculo de Nina Andreieva que pon¨ªa en cuesti¨®n todo lo conseguido con Gorbachov. Supimos que hab¨ªa habido una reuni¨®n entre Ligachov y representantes de la Prensa sovi¨¦tica". En esa reuni¨®n, Ligachov, dice, hab¨ªa criticado como antisovi¨¦tica una mesa redonda aparecida en la revista Siglo XX y la Paz, en la que participaban Afanasiev y Saraskina, y al mismo tiempo hab¨ªa alabado el art¨ªculo de Andreieva.R¨¦plica denegada
Tras leer el art¨ªculo, Liudmila decidi¨® que deb¨ªa contestar, ya que, si no pod¨ªa reaccionar ante los demonios modernos, no ten¨ªa derecho a dedicarme a mis asuntos profesionales". Tras un d¨ªa de encierro dedicado a la confecci¨®n de una respuesta, Liudimila Saraskina acudi¨® con ella a Sovietskaia Rossia y la entreg¨® al periodista VIadimir Denisov, que hab¨ªa preparado la carta de Andreieva para la aparici¨®n en el peri¨®dico.
Tres d¨ªas despu¨¦s, Denisov echaba por tierra las esperanzas de Saraskina de ver publicada su r¨¦plica y se negaba a devolverle el original para que fuera publicado en otro medio. Una copia se hallaba, sin embargo, en Novedades de Mosc¨², el semanario de vanguardia que dirige Egor YakovIev. El art¨ªculo estaba preparado para salir el 23 de marzo, pero "a Egor Yakoviev le llamaron de las alturas y le dijeron que lo quitara. Hab¨ªa una orden de no publicar nada contra Nina Andreieva".
"Entonces escrib¨ª directamente a Gorbachov y le ped¨ª ayuda. La carta le lleg¨® y Gorbachov intervino. Mi art¨ªculo sali¨® con una semana de retraso y tres semanas despu¨¦s de la carta de Nina Andreieva", afirma Liudmila.
Saraskina se convirti¨® as¨ª en la abanderada de una ofensiva de los intelectuales que apoyan a Gorbachov contra el sector conservador, liderado por Egor YakovIev.
Casi seis meses despu¨¦s de la tormenta causada por Andreieva, los detalles del caso siguen sin aflorar a la luz. "Gorbachov dijo que Nina Andreieva hab¨ªa escrito una carta a la XIX conferencia del partido, pero nunca nos revelaron su contenido. Hasta ahora no se ha explicado claramente qui¨¦n estaba detr¨¢s de esta historia. La glasnost deber¨ªa operar sobre la actualidad y no con varios a?os de retraso", sostiene Liudmila. En verano, Saraskina fue a Leningrado y rastre¨® la biograf¨ªa de Andreieva en su lugar de trabajo; descubri¨® as¨ª que la profesora era conocida como "escritora de sucios an¨®nimos contra sus colegas (a alguno le hab¨ªa acusado de haber contra¨ªdo enfermedades ven¨¦reas) y estudiantes, en compa?¨ªa de su marido, responsable de c¨¢tedra en el instituto tecnol¨®gico de Leningrado". Hoy, Saraskina ha recibido una propuesta para participar en un programa televisivo en compa?¨ªa de Andreieva (a la que nunca encontr¨® personalmente), el escritor Ales Adamovich y el jubilado Ivan Shejovzov, un antiguo fiscal de Jarkov que se ha constituido en palad¨ªn del buen nombre de Stalin al llevar a Adamovich a los tribunales por calumnias contra aquel dirigente.
Liudimila Saraskina piensa que el peligro de un retorno del estalinismo no est¨¢ conjurado a¨²n. "Si la perestroika es asfixiada, no volveremos a una ¨¦poca de estancamiento, sino que tendremos una dictadura sangrienta. Hay demasiada gente que se ha comprometido en la perestroika, y volver tranquilamente al pasado no ser¨ªa posible", dice. Nina Andreieva tuvo la virtud de servir de aglutinante de un grupo de personas que hasta entonces hab¨ªa actuado por separado. Hoy, muchos de ellos se preparan para ingresar en la Tribuna de Mosc¨².
Saraskina, que de peque?a huy¨® varias veces del campamento de verano donde la mandaban sus padres, tiene ciertas prevenciones contra las organizaciones y los uniformes. "No va conmigo pertenecer a grupos, porque en cuanto varias personas se unen comienza la lucha por el poder y la influencia. Hay demasiados ejemplos hist¨®ricos y, por muy buenas que sean las ideas, siempre acaba cre¨¢ndose un modelo burocr¨¢tico. Tenemos que democratizar la econom¨ªa, la educaci¨®n, el Ej¨¦rcito, el Comit¨¦ de Seguridad del Estado y todas las instituciones".
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