En torno a Margarita
Margarita Xirgu, cuyos restos acaban de volver a Espa?a, pas¨® los ¨²ltimos 20 a?os de su exilio en Uruguay. El autor de este art¨ªculo, amigo de la actriz y entonces presidente de la Comedia Nacional uruguaya, narra la inmesa labor de Margarita Xirgu en Montevideo, una ciudad libre y culta que entusiasm¨® a la actriz.
Cuando se gestion¨® el retorno de los restos de Margarita Xirgu me correspondi¨® una cierta participaci¨®n y sent¨ª que realizando los tr¨¢mites aquellos estaba cumpliendo m¨¢s all¨¢ de las formalidades, con un verdadero deber moral, porque sab¨ªa que ella hab¨ªa querido, en los a?os de exilio, retornar a su pa¨ªs y tambi¨¦n, cuando ya no era posible, que por lo menos el suelo de su patria envolviera sus huesos.Margarita vivi¨® en Uruguay la mayor parte de su exilio: sus ¨²ltimos 20 a?os, que no fueron de inactividad, ciertamente, pero s¨ª de paz.
Antes de ello, y en la ¨²ltima gira que realiz¨® por Am¨¦rica e interrumpi¨® la guerra, estuvo en Montevideo donde protagoniz¨® un Hamiet electrizante (los rioplatenses no conocieron a Garc¨ªa Lorca entonces por su intermedio, ya que fue Lola Membrives quien, en vida del poeta, llev¨® a escena en Buenos Aires y Montevideo Bodas de sangre y La zapatera prodigiosa).
Fue en 1947 cuando la Xirgu se instal¨® en Montevideo. Creada la Comedia Nacional como organismo sostenido por el Gobierno municipal de Montevideo, su presidente, Faustino Zavala Muniz, que era senador y escritor, le ofreci¨® la doble funci¨®n de dirigir la naciente compa?¨ªa teatral y, a la vez, la Escuela de Arte Dram¨¢tico fundada al mismo tiempo.
Hombre de gran elocuencia, Zavala le dio una imagen brillante y verdadera de la ciudad y el pa¨ªs que la acoger¨ªan que entusiasm¨® a la actriz. Aqu¨¦lla era una ciudad libre y culta, y Uruguay era la m¨¢s estable de las democracias suramericanas. Margarita acept¨® la propuesta y se instal¨® entre nosotros en una casa que bien pronto frecuentaron escritores, periodistas, pol¨ªticos liberales de izquierda y amigos de la Espa?a vencida, que eran inmensa legi¨®n en mi pa¨ªs.
Como directora, labor en la que alternaba con otros maestros de la escena, como Disc¨¦polo, busc¨® los horizontes que estaba necesitando nuestra escena. Arm¨®, dirigi¨® y protagoniz¨® algunas obras maestras del teatro europeo contempor¨¢neo, y luego penetr¨® hasta las ra¨ªces del teatro espa?ol. As¨ª, hace 40 a?os, los montevideanos vieron una Celestina -protagonizada y dirigida por ella- memorable.
Gracias a Margarita, en conjunci¨®n con el elenco dirigido por Zavala y los apoyos institucionales, pudimos dar un gran ejemplo: una ciudad modesta se daba el lujo de tener un elenco dram¨¢tico estable realizando un repertorio de la m¨¢s alta calidad, con una absoluta independencia.
Luis Hierro Gambardella es embajador de Uruguay en Espa?a.
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