Maurizio P¨®llini, t¨¦cnica y estilo al piano
Interpreta esta noche en el teatro Real de Madrid obras de Brahms, Schoenberg y Beethoven
Las escasas apariciones del pianista milan¨¦s Maurizio Pollini en Espa?a otorgan al recital del pianista esta noche en el teatro Real de Madrid, y al del pr¨®ximo domingo en Barcelona, un valor a?adido a la personalidad de este int¨¦rprete, uno de los grandes pianistas de nuestro tiempo y uno de los l¨ªderes de su generaci¨®n musical.
Nacido en Mil¨¢n el 5 de enero de 1942, pertenece Pollini a la generaci¨®n de 1946 (de los nacidos entre 1939 y 1953), que cuenta, entre otros singulares valores, con los de Martha Argerich, Daniel Barenboim, Zoltan Kocsis, Eugeni Moguilevski, Murray Perahia, Christian Zacharias, Ekaterina Noviska¨ªa, Horacio Guti¨¦rrez y Rafael Orozco.
La actuaci¨®n de Pollini en el teatro Real el a?o 1979 caus¨® sensaci¨®n, como la hab¨ªa producido su presentaci¨®n en Espa?a, en el Palau de la M¨²sica de Barcelona. Pero su programa de entonces, dedicado a los rom¨¢nticos, aunque revelaba una nueva manera de entender la est¨¦tica de Schumann y Chopin, no resum¨ªa uno de los aspectos fundamentales del pianista italiano: el cultivo, junto al repertorio tradicional, de los autores contempor¨¢neos para los que ha conseguido la atenci¨®n y el aplauso de los grandes p¨²blicos. "Toco las obras de los autores contempor¨¢neos como las de Schubert o Chopin", escribe Maurizio Pollini, "no con el sentimiento de cumplir alguna obligaci¨®n, sino porque esta m¨²sica me parece esencial. Le debo mi formaci¨®n de m¨²sico y ella puede contribuir a hacerme comprender mejor ciertas obras del pasado que iniciaron una evoluci¨®n continuada hasta hoy".
Experiencia inusual y apasionante ser¨¢ la de escuchar, en un mismo recital, la Appassionata, de Beethoven, o los Intermezzi, de Brahms, las Cinco piezas opus 23, de Schoenberg, o las n¨²meros V y VI, de Stockhausen, por cuanto quedar¨¢n evidentes las diferencias y concomitancias entre el ayer y el hoy. Ni el creador de la Escuela de Viena, ni siquiera el rupturista de la vanguardia de los a?os cincuenta, son fen¨®menos aislados en la historia, sino evoluciones de un largo proceso est¨¦tico e instrumental,
Premiado a los 18 anos
Comenz¨® la gran carrera de Pollini cuando a los 18 a?os obtuvo el Gran Premio Chopin de Varsovia, 1960, por decisi¨®n de un jurado presidido por Arturo Rubinstein. En sus memorias, el gran polaco anota: "Desde el primer instante, Maurizio Pollini demostr¨® una absoluta superioridad". Y ten¨ªa como rivales a personalidades tan valiosas como la de Michel Block, de tan bello estilo como depurada t¨¦cnica.
Disc¨ªpulo de Carlo Lonati y Carlo Viduso y, m¨¢s tarde, de
Benedetti-Michelangeli, en el juego y el criterio de Pollini triunfan el af¨¢n de perfecci¨®n y la naturalidad expresiva a partir de un sonido consistente y ¨¢gil —"agilidad de fuerza o dram¨¢tica", como escribe Piero Rattalino—. El sentido de la contemporaneidad de Pollini se manifiesta por una doble v¨ªa: la social, que le llev¨® al compromiso pol¨ªtico con actuaciones contra la guerra del Vietnam, y a la difusi¨®n de la m¨²sica en f¨¢bricas y barrios obreros dentro de la experiencia m¨²sica-realit¨¢, y la puramente musical que le introdujo en la expresi¨®n musical de su tiempo con el cultivo de la obra pian¨ªstica de Schoenberg y Webern, la presentaci¨®n de Como una ola de fuerza y de luz, de Nono, el Homenaje a Varese, de Manzoni, o la adopci¨®n como repertorio de la Segunda sonata de Pierre Boulez, y las Klavierstucke, de Stockhausen. Tentado por la direcci¨®n, no lleg¨®, sin embargo, a cambiarla por el piano, tal y como hizo su congeneracional John Levine. No est¨¢ solo, por fortuna, Pollini en la atenci¨®n al repertorio contempor¨¢neo, otros pianistas lo vienen cultivando, en ocasiones hasta Ilenar con ¨¦l algunos de sus programas. As¨ª, Claude Helffer, Michel Beroff, Christian Ivaldi o John Browning. Antielitista por esp¨ªritu, resulta dif¨ªcil negarle condiciones id¨®neas para las elites, entre otras causas por la misma estructura de la vida musical europea, pero cabe reconocer su actitud en la misma manera de tocar: enemiga del virtuosismo como exaltaci¨®n vanidosa del propio yo y buscadora, en todo momento, de un mensaje ver¨ªdico puesto invariablemente al servicio de la m¨²sica.
Nunca encontraremos en Pollini autosatisfacci¨®n sentimental ni mucho menos deformaci¨®n estil¨ªstica con b¨²squeda de la aceptaci¨®n f¨¢cil por determinado tipo de p¨²blico. En este sentido, puede decirse que el pianista milan¨¦s es un maestro de ¨¦pica art¨ªstica y no s¨®lo de est¨¦tica.
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