"Una exageraci¨®n sin fundamento"
Los representantes franceses en Malabo consideran una "exageraci¨®n sin fundamento" decir que su Gobierno pretende sustituir a Espa?a en Guinea Ecuatorial. Otros observadores occidentales coinciden en que la rivalidad entre espa?oles y franceses es, ante todo, el resultado de las maniobras del propio Gobierno de Obiang, que utiliza supuestamente la estrategia de estimular la competencia y el enfrentamiento entre sus propios aliados para lograr m¨¢s ayudas. Un doble juego que, gracias a las turbias relaciones que han caracterizado el trato entre Espa?a y su ex colonia a lo largo de los ¨²ltimos a?os, ha ido inclinando la balanza a favor de Francia."El Gobierno guineano padece numerosas carencias, y nosotros nos limitamos a estudiar las numerosas peticiones que nos presenta y hacer frente a ellas all¨ª donde lo consideramos necesario", afirma el c¨®nsul franc¨¦s en Malabo al explicar el procedimiento con el que su pa¨ªs ha ido adquiriendo el control de los sectores vitales en el pa¨ªs.
La cooperaci¨®n francesa, que cuenta con un presupuesto sensiblemente inferior a la espa?ola, se ha apoyado en la coordinaci¨®n con empresas privadas. Sus objetivos se han centrado en ¨¢reas visibles, frente al escaso lustre de las ayudas espa?olas, centradas en el sustento de los servicios. El resultado ha sido una alta rentabilidad pol¨ªtica e incluso econ¨®mica. As¨ª, por ejemplo, a los ojos de la poblaci¨®n guincana, son los franceses quienes tienen el m¨¦rito de la construcci¨®n de la presa de Riaba -que asegurar¨¢ de una vez por todas el suministro el¨¦ctrico a Malabo-, cuya construcci¨®n, sin embargo, se debe a la financiaci¨®n de la CE.
No siempre la eficacia corona los proyectos franceses. La compa?¨ªa a¨¦rea para vuelos internos implantada por los franceses, EGA, ha sido muestra de ello. Una serie de aver¨ªas e incidentes -uno de sus aviones se estrell¨® sin causar v¨ªctimas, contra la sala de autoridades del aeropuerto de Malabo-, las p¨¦rdidas financieras que arrastra la empresa al no lograr que las autoridades guineanas paguen sus billetes y la suspensi¨®n de los vuelos que enlazan Bata y Malabo durante meses causaron las quejas del presidente Obiang.
La r¨¢pida llegada de un avi¨®n Fokker a Malabo, coincidiendo con el anuncio del viaje de Obiang a Madrid, luego suspendido, acall¨® las protestas. La acci¨®n se corresponde con la filosofia francesa en el continente negro, cuya m¨¢xima se resume en que, a pesar de las dificultades culturales y pol¨ªticas que ello implica, "lo importante en ?frica es permanecer".
Obiang, adem¨¢s, se ha visto satisfecho en Par¨ªs en sus demandas de un reforzamiento de la cooperaci¨®n de defensa entre los dos pa¨ªses. Francia ha utilizado ya en el caso de otros pa¨ªses africanos la cooperaci¨®n militar para afianzar su penetraci¨®n economica y pol¨ªtica.
Los guineanos consideran que los malentendidos con Madrid tuvieron su origen en la negativa espa?ola, por miedo a acusaciones de neocolonialismo, a enviar a Malabo militares que garantizaran la seguridad del presidente en los momentos que siguieron al golpe de Estado con el que derroc¨® en 1979, a su t¨ªo, el dictador Francisco Mac¨ªas.
Pero, el hueco dejado por Espa?a se llen¨® con las fuerzas marroqu¨ªes (hoy estimadas en unos 600 soldados y oficiales) que, desde entonces, se encargan de la guardia personal de Oblang. El presidente guineano, cuya personalidad est¨¢ marcada por la inseguridad y la desconfianza, se halla ahora preocupado por la eventual retirada del contingente marroqu¨ª. Por ello ha cursado peticiones para su remplazo a Francia y EE UU pero, curiosamente, no a Espa?a.
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