El cambio oto?al de Praga

Ludomir Strougal, que ha dimitido esta semana tras 18 a?os como primer ministro en Checoslovaquia, no es un liberal. Es m¨¢s bien un oportunista que lleg¨® a la fama durante la primavera de Praga en 1968 y que prosper¨® en las deprimentes d¨¦cadas que siguieron. Sin embargo, en los ¨²ltimos meses hab¨ªa comunicado su conversi¨®n a la necesidad de una reforma econ¨®mica al estilo de Gorbachov y su creencia de que la econom¨ªa centralizada era destructiva para la eficacia y la iniciativa empresarial. Cuanto m¨¢s maniobraba hacia la aparentemente firme postura de hombre de Gorbachov y m¨¢s antiguo defensor de la perestroika en Checoslovaquia, menos sufrible era para sus colegas. Son figuras impopulares que se han visto ¨ªntimamente envueltas en el Gobierno represivo de su pa¨ªs desde la invasi¨®n del Pacto de Varsovia hace 20 a?os. Pocos de ellos podr¨ªan esperar seguir en su cargo si el partido y el Estado adoptan las reformas de la URSS. Ladislav Adamec, que sustituye a Strougal, es uno de ese desacreditado grupo. Adamec es un comunista tecn¨®crata y un reformador que cree que la econom¨ªa puede ser planificada m¨¢s racional y eficazmente. Es posible argumentar que la elite dirigente en Praga ha ignorado la l¨®gica del gorbachovismo y el consejo directo del Kremlin para salvar la piel. Ello puede verse como s¨ªntoma de que los pa¨ªses del Pacto de Varsovia han llegado a un sorprendente grado de autonom¨ªa en los ¨²ltimos a?os. 14 de octubre